Lothar Bergmann, el 'Quijote' alemán que descubrió la 'Altamira del sur'

El espeleólogo e investigador germano protagoniza un documental producido por la UCA que reivindica los hallazgos del 'padre' del arte sureño, que descubrió grabados con 20.000 años de antigüedad

Lothar Bergmann, en la Cueva del Moro, su hallazgo más importante.

Cuando Lothar Bergmann (Fráncfort del Meno, Alemania, 1947 – Tarifa, Cádiz, 2009) llegó al municipio tarifeño se quedó prendado de sus paisajes, de su clima y de su gastronomía. Y, poco después, de Francisca Ruiz, Paqui, la que terminó convirtiéndose en su mujer. Este alemán, que llegó a la localidad del Campo de Gibraltar a principios de los años 80 del siglo XX, es el artífice del hallazgo de más de 180 cuevas ubicadas entre las provincias de Málaga y Cádiz, con grabados realizados hace más de 20.000 años, un arte rupestre incluso más antiguo que el de las famosas cuevas de Altamira, y que vino a llamar arte sureño. Este Quijote, como él mismo se denominaba, luchó contra todos los molinos que se le pusieron en su camino, llámese vandalismo, llámese inacción de la Administración. Su empeño no era otro que preservar este rico patrimonio. “No se puede perder”, repetía una y otra vez.

“Sin la incorporación del arte sureño (a la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco) no se puede hablar realmente de un Arco Mediterráneo dentro del arte rupestre. Le falta uno de los conjuntos más importantes de arte rupestre de Andalucía, de la Península Ibérica y del mundo”, reivindicaba machaconamente el espeleólogo e investigador alemán, especializado en el patrimonio rupestre. Estas declaraciones, concretamente, están recogidas en el documental llamado Lothar Bergmann y el arte sureño, del operador de cámara y espeleólogo Antonio Jesús Luque Rojas, que fue producido por el servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz (UCA), en coedición con el Ayuntamiento de Tarifa.

Fue en 1998 cuando Bergmann empleó por primera vez el término arte sureño para definir al conjunto de arte rupestre que se encuentra en el extremo Sur de la Península Ibérica. Por aquel entonces, el alemán colaboraba con el Instituto de Desarrollo Regional en la elaboración del Estudio preparatorio del plan de desarrollo sostenible del Parque Natural de los Alcornocales, donde recogió la necesidad de realizar estudios exhaustivos en la zona y las medidas de protección y conservación que eran necesarias para poner en valor este importante patrimonio histórico. “Solo quien busca encuentra”, señaló Bergmann en el citado documental, añadiendo que “hay mucho más arte rupestre en sitios donde todavía no se ha encontrado por el simple hecho de que nadie ha empezado a buscar”.

Uno de los grabados de la Cueva del Moro.

La Cueva del Moro: el inicio de la "locura"

Su primer hallazgo fue la Cueva del Arroyo, en el término municipal de Tarifa, donde encontró pinturas esquemáticas y puntiformes. Aunque el más conocido e importante tuvo lugar en 1994, cuando descubrió la Cueva del Moro, el santuario Paleolítico más meridional de Europa. Un antes y un después en la vida de Lothar Bergmann y su encrucijada por la conservación del arte sureño. Los grabados de caballos que se encuentran en su interior, junto a otros signos y pinturas rupestres de tonos carmesí, hacen que, por primera vez, la Administración se tome en serio al alemán. A través del entonces director del conjunto arqueológico de Baelo Claudia, José Castiñeira, la Junta de Andalucía encargó los primeros estudios de arte rupestre en esta cueva, que confirmaron la existencia de las figuras encontradas por Bergmann y la antigüedad del hallazgo. Una primera victoria moral.

“Se piensa que fueron santuarios o lugares de reunión. Hay indicios claros de que no solo era arte por llenar el estómago, quiere expresar algo más, pero eso no lo sabemos”, dijo el alemán sobre esta cueva, añadiendo que “la comunicación es una parte importante para la supervivencia de las especies y el arte rupestre forma parte de esto. Se pueden transmitir ideas. En eso se diferencia el hombre del animal”.