El debate sobre los bordados pakistaníes crece en intensidad al entrar en el mismo los artesanos andaluces afectados por esta ‘industria’ con origen en el país asiático, que ha irrumpido con fuerza en las cofradías gracias a unos precios muy bajos, rapidez en la producción y diseños en su mayoría copiados de piezas de gran valor ya existentes en las hermandades.
La realidad es que desde hace años, las propuestas pakistaníes están entrado en las hermandades, las cuales, en su mayoría, ocultan el origen de estos encargos para no minusvalorar la inversión hecha, costes totalmente alejados de los que tienen las producciones artesanales en un taller andaluz.
En esta dialéctica están posicionados los que ven con buenos ojos esta opción low cost, que hace posible a hermandades, con escasos medios económicos, poseer piezas de gran efectismo, pero carentes de toda técnica artesana y realizadas con materiales de baja calidad.
Ahora, varias asociaciones de artesanos de arte sacro han expuesto en un comunicado su total rechazo a la ‘moda’ de estos bordados, el negativo efecto que puede tener en todas las disciplinas artísticas, el “engaño” que supone la oferta pakistaní, país donde no se respetan ni los “derechos laborales ni las obligaciones fiscales”.
"Nuestras piezas artesanales poseen belleza plástica y unos procesos de ejecución después de siglos de búsqueda y experiencia por los diferentes oficios y gremios”
Estas asociaciones de profesionales del arte sacro parten de la base de que sus piezas artesanales poseen “belleza plástica y unos procesos de ejecución que siguen despertando admiración sin límites después de siglos de búsqueda y experiencia por los diferentes oficios y gremios”.
Suman otros argumentos en su defensa como “el valor identitario, derivado del que posee la Semana Santa andaluza, expresión de una cultura y una religiosidad concreta vinculada visualmente a los enseres que realizamos”.
Para reforzar su postura hacen una comparativa con los costaleros como forma de sacar los pasos “y no se plantea a priori una forma extravagante ajena a ello, porque forma parte de nuestra identidad; de la misma forma que la música, las piezas artesanales llevan consigo unos valores identitarios que trascienden los del mero objeto y que son igualmente necesarios para la lectura, conjunción y expresión genuina de nuestra religiosidad popular”.
Denuncian que desde hace algunos años “nuestros artistas, artesanos, y muchas hermandades sufren un auténtico bombardeo incesante sin límite de mensajes y publicidades de supuestas ‘empresas’ que se comprometen a realizar piezas cofradieras, en particular bordados en oro al estilo sevillano, además de cordonerías, hilaturas y galonerías”.
"Utilizan para publicitarse piezas que hemos creado nosotros, lo cual supone una flagrante violación de todos los derechos"
Lamentan que lo hacen “con total impunidad por su parte y desamparo por la nuestra, utilizando para publicitarse piezas que hemos creado nosotros, lo cual supone una flagrante violación de todos los derechos mercantiles y de regulación de competencias, siéndoles fácil eludir responsabilidades gracias a su carácter de extracomunitarios”, concluyendo que esto lleva a la “confusión y engaño” a sus compradores, que terminan siendo “víctimas de un fraude”.
Las asociaciones de artesanos ponen de relieve que la producción pakistaní “está exenta de cualquier normativa, legislación de todo tipo -incluida la laboral- o tributación tanto en sus países de origen como en el nuestro”.
Todo lo contrario sobe lo que generan los talleres andaluces. Abundan afirmando que técnicamente, “no tienen ni de lejos la calidad ni los valores plásticos y artísticos de las piezas realizadas en nuestros talleres”, usando enseres “que no resistirán el paso del tiempo”.
Alertan también de que se trata “de enseres que no tienen opciones de arreglo, reparación o pasado, estando realizados en hilos de plástico de aspecto metálico con poca variedad y escaso valor artesanal”. E insisten en los más grave, “plagian dibujos y creaciones de nuestros artistas o diseñadores, o de prendas ya existentes según hemos anotado”.
"Lleva a la confusión y engaño a sus compradores, que terminan siendo víctimas de un fraude”
Los artesanos de arte sacro no justifican que el bajo coste de las piezas benefician a “cofradías humildes”, porque pueden realizar piezas “de valor artístico que revistan con unción las imágenes y la cofradía, con otras variantes de técnicas y procedimientos”.
Ante esta situación, este gremio segura que “también afecta a otras disciplinas como la talla en madera, el dorado, o la orfebrería, pudiendo ser de un ámbito local, regional e incluso nacional”.
En cuanto a las modernas técnicas que usan los ‘artesanos’ del país asiático, que tildan de “heterodoxas y semi-industriales”, rechazan que sean fruto “del progreso de la técnica y la informática”.
Estas ventajas que proclaman desde Pakistán en sus ofertas llegan a los cofrades, que “son víctimas fáciles y a personas que, con cierto grado de esnobismo, ignoran que estos enseres son piezas artísticas, de valor suntuario y un mérito que reside precisamente en el proceso de creación y elaboración artesanal que llevan consigo”.



