#PSICOLOGÍA. ¿Por qué cuesta tanto ser firme en una propuesta de cambio?

A partir de enero, dejo el tabaco… A primeros de año, me pongo a régimen… Después de Reyes, empiezo a echar currículos... Cuando acaben las fiestas…. ¡Ay! Cuántos buenos propósitos y buenas intenciones… Cuánto empeño y pasión por cumplir con estos nuevos objetivos que prácticamente son los de siempre. Vamos, los famosos viejos objetivos. Pero ¿por qué nos cuesta tanto mantenernos firmes en nuestra propuesta de cambio? Tal como menciona Ted O’Donoghe, cuando las recompensas por nuestras metas son a largo plazo solemos aburrirnos a mitad de camino porque por lo general, las seres humanos somos comodones y tendemos a buscar recompensas inmediatas, posponiendo el sacrificio.

Otro factor puede estar mediado por una mentalidad impuesta desde un punto correctamente social. Por ejemplo, ¿por qué quiero adelgazar? ¿Porque es estéticamente mejor… o porque me preocupa mi salud? ¿Por qué quiero dejar el tabaco? ¿Porque está mal visto fumar… o porque realmente me sienta mal y sé que tengo que cuidar mi cuerpo para que mi mente pueda seguir disfrutando de esta vida? Hay que tener claras nuestras intenciones y motivos porque si no es así, entonces, existirá una mayor probabilidad de que nuestra decisión de cambio o renovación (si ésta es la causa) esté condenada al fracaso.

Algunas de las pautas que pueden ayudarnos a que nuestros buenos deseos se cumplan pueden ser como las siguientes:

- Márcate objetivos que no sean demasiado ambiciosos porque de lo contrario puedes acabar padeciendo serios problemas desde una perspectiva emocional. La gente que se propone metas asequibles suelen evitar el riesgo de padecer frustración con lo que evitarán síntomas de depresión o ansiedad.

- No te tomes estos propósitos como algo que tienes que hacer sí o sí, porque si te prohíbes algo, esto se hará irrenunciable, así que concédetelo para poder prescindir de ello. Por ejemplo, si te prohíbes comer chocolate jamás te lo quitarás de tu mente. Ve poco a poco porque de esta manera evitarás el que un día (por el motivo que sea, una discusión, un problema en el trabajo…) te comas la tableta entera sin control.

- No seas esclavo de tus metas. Sé realista. No quieras perder todos esos kilos en un mes. Ve paso a paso y si recaes tómatelo como algo que forma parte del camino. No te desanimes, ve sin prisas, pero sin pausa.

- Sobre todo, ten en cuenta la realidad. Todos estos propósitos que deseas y pretendes te los puedes plantear en cualquier otro momento del año, no tiene por qué ser ahora, así que tranquilo.

- Piensa bien cómo conseguir tu objetivo. Tómate un plazo de tiempo flexible. Organízate, márcate un plan de acción. Mira los obstáculos a vencer, mira cómo los puedes vencer y no te disperses. Y ten paciencia en alcanzar tus metas.

Otros fines más ideales y  complicados de conseguir se establecen cuando los objetivos a alcanzar ya no dependen sólo de uno mismo, sino que necesitamos de la colaboración del otro como, por ejemplo, que mi pareja colabore más en la casa. U otros de un nivel que escapa más aún a nuestro control, como el que no haya guerras, maltrato, pobreza, etcétera. Estos deseos sí que son verdaderamente más importantes que el que mis sanas intenciones no me lleven a conseguir perder cinco kilos o fumar un año más.

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