100 años del golpe de Estado del jerezano Miguel Primo de Rivera

El General declaró el estado de guerra en Cataluña un 13 de septiembre de 1923, dos días después de la Diada, acabando con el gobierno liberal inmerso en el caos por la impopular segunda guerra de Marruecos

Recibimiento al general Miguel Primo de Rivera en la estación del Norte en una fotografía posterior, de 1928.
Recibimiento al general Miguel Primo de Rivera en la estación del Norte en una fotografía posterior, de 1928.

Entre el 13 y el 15 de septiembre de 1923 tuvo lugar el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. El militar jerezano, que pertenecía una familia de tradición militar, aprovechó la desfavorable situación política derivada del Desastre de Annual y el caos de la Segunda Guerra de Marruecos o Guerra del Rif, para pronunciarse militarmente contra el gobierno liberal de Manuel García Prieto, contando con el apoyo y complicidad del monarca Alfonso XIII.

De aquellos hechos hacen exactamente hoy cien años. El detonante del golpe de Primo de Rivera fue el amotinamiento de los militares que debían ir a Marruecos bajo el mando del cabo Barroso, que fue absuelto sin ser juzgado por desobidencia, algo que molestó a los sectores más conservadores del mundo castrense. Todo ello ocurrió una semana antes, cuando los conspiradores a favor de un régimen militar se pusieron en contacto con Alfonso XIII, quie decidió irse a San Sebastián para no molestar. 

A las doce de la noche de la madrugada del 13 de septiembre, Primo de Rivera declaró el estado de guerra en Cataluña desde Barcelona, plaza donde se encontraba. Tras tomar los edificios oficiales, el general envío telegramas a todas las capitanías generales, que apoyaron sin fisuras el golpe a excepción de Valencia. No fue hasta dos días después cuando volvió a Madrid, cuando se citó con el presidente del gobierno liberal, quien dimitió. Alfonso XIII dio el poder absoluto a Primo de Rivera en una maniobra táctica y sencilla en la que había una complicidad total de los sectores estratégicos del país.

El rey se sumó a las ideas de los ultraconservadores que buscaban, dictadura mediante, desplegar un programa nacionalista español contra los nacionalismos que iban tomando partida, así como contrarrevolucionario, antiliberal y profundamente católico. El régimen contó con un control férreo de todos los sectores sociales y políticos del país, así como de la vida cultural. 

Primo de Rivera con el rey Alfonso XIII.
Primo de Rivera con el rey Alfonso XIII.

De la misma forma que otros dictadores de la época Miguel Primo de Rivera se presentó ante la sociedad española como un regeneracionista que pretendía acabar con el turnismo político español y el sistema caciquil y corrupto que había llevado, teóricamente, a la ruina a España. En el poder, estableció un régimen castrense, cesando a los puestos civiles como los gobernadores y cambiándolos por militares de alto rango.

"Si cien veces naciera, desearía que fuese en Jerez. A Jerez quiero venir a morir, y en Jerez deseo que se guarden mis cenizas".


En teoría, buscaba acabar con la clase política y el caciquismo según decía, si bien lo que instauró es un estado de guerra continuo, sin libertad de prensa, con amplia censura y control del poder judicial. Sus éxitos militares en la Guerra del Rif, donde asoló brutalmente al pueblo marroquí, fue un escaparate propagandístico del régimen, que creó un Estado autoritario a través del Directorio Civil en 1925, con el que pretendía limpiar la imagen de su régimen, siempre bajo el prisma del corporativismo y el Estado antiliberal, algo que poco a poco fue distanciándole hasta de los grupos que lo auparon en el poder.

La dictadura de Primo de Rivera duró siete años, hasta el 28 de enero de 1930, con el deterioro social, político y económico de una España que también sufrió las consecuencias de la Gran Depresión. 

¿Quién era Miguel Primo de Rivera y Orbaneja?

El general nació un 8 de enero de 1870 en Jerez, como parte de una amplia familia jerezana de tradición militar. De hecho, su abuelo José Primo de Rivera fue marino y destacado militar relacionado con la aristocracia cubana de principios del XIX, participando en el sitio de Zaragoza a las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia.

Retrato del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja.
Retrato del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja.

Por su parte, su tío Fernando Primo de Rivera y Sobremonte fue gobernador de Filipinas, y ministro de Guerra durante los gobiernos conservadores de Antonio Maura. Tampoco se quedaba atrás en rango su hermano, Fernando, jinete, campeón de esgrima y que falleció en la Guerra del Rif con el rango de teniente coronel. Además, fue padre de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange, y protagonista del bando nacional en la Guerra Civil Española y pionero de las ideas fascistas en el país. 

Primo de Rivera se crió en una familia jerezana acomodada, relacionada con la aristocracia terrateniente, trasladándose con tan solo doce años de Jerez a Madrid invitado por su tío José. A los catorce años ingresó en la Academia Militar, en 1893 fue destinado a Melilla. El militar desarrolló su carrera en las colonias españolas de Cuba y Filipinas hasta su independencia, y en Marruecos. Precisamente, se casó con Casilda Sáenz de Heredia, hija del último alcalde de La Habana antes de su independencia, teniendo seis hijos con ella. En 1911 fue ascendido a general y en 1915 a gobernador militar de Cádiz y a teniente general en 1919, siendo capitán general de Valencia, de Madrid y Cataluña. En esta última región fue nombrado capitán general en mayo de 1922, desde donde fraguó el golpe de Estado del que se cumplen hoy cien años.

Tras la pérdida de apoyo impopular dimitió el 28 de enero de 1930, dando paaso a la Dictablanda del general Dámaso Berenguer y falleciendo poco después, el 16 de marzo de 1930, en París causa de la diabetes que padecia Sus restos, en un primer momento en el cementerio de San Isidro de Madrid, fueron trasladados a la Basílica de la Merced de Jerez como él mismo solicitó y explicó Pilar Primo de Rivera décadas más tarde en una frase que dijo el dictador en vida: "Si cien veces naciera, desearía que fuese en Jerez. A Jerez quiero venir a morir, y en Jerez deseo que se guarden mis cenizas".

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S. C.

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