La Junta de Andalucía ha activado este 1 de diciembre una orden que recomienda el uso de mascarillas en todos los centros sanitarios y sociosanitarios de la comunidad. La decisión se produce en un contexto de aumento de infecciones respiratorias registrado en las últimas semanas, según precisaron fuentes del Gobierno autonómico.
La medida se aplicará en hospitales, centros de salud, residencias de mayores y espacios destinados a personas con discapacidad, tanto de titularidad pública como privada. La recomendación alcanza a usuarios, profesionales sanitarios y personal asistencial, con el objetivo de reforzar la protección en entornos especialmente sensibles.
Una decisión preventiva ante el incremento de casos
El consejero de Sanidad, Presidencia y Emergencias, Antonio Sanz, ha explicado que la orden busca anticiparse a un posible incremento de patologías respiratorias durante el invierno. Según ha señalado, “la consejería de Salud ha activado hoy una orden que recomienda el uso de mascarillas en todo el personal y usuarios de hospitales, centros de salud, residencias de mayores, centros para personas con discapacidad y el resto de centros sociosanitarios, públicos y privados”.
Sanz ha subrayado que se trata de una medida preventiva, incluso en un escenario en el que la tasa gripal actual en Andalucía –“5,7/100.000, por debajo del umbral epidémico que es 20/100.000”– no indica aún una situación de alarma. Pese a ello, el Gobierno andaluz defiende la necesidad de incrementar la protección para evitar una presión asistencial repentina.
La implantación de esta recomendación se enmarca en la estrategia autonómica para contener la circulación de virus respiratorios, que suele intensificarse con la llegada del frío. La Junta insiste en la importancia de mantener hábitos de prevención y de acudir a los servicios sanitarios de forma responsable.
Con esta orden, el Ejecutivo andaluz apela a la responsabilidad colectiva para resguardar a los grupos más vulnerables en periodo estacional de mayor riesgo. El objetivo, señalan, es reforzar las barreras de seguridad y evitar que el repunte de infecciones acabe afectando de manera significativa a la población de riesgo y a los entornos asistenciales.