Preocupación en el País Vasco tras detectarse el primer caso autóctono de chikungunya en España. Procede de Hendaya, localidad francesa situada junto a la frontera. La cercanía geográfica ha llevado al Gobierno vasco a activar protocolos de vigilancia y a pedir precaución a los municipios más próximos. La enfermedad, transmitida por la picadura del mosquito tigre, ha encendido las alarmas en un momento especialmente delicado: plena temporada estival y con alta movilidad entre territorios.
Las autoridades han puesto el foco en tres comarcas clave: Bidasoa, Donostialdea y Oarsoaldea. Allí se están reforzando las medidas preventivas debido a la combinación de desplazamientos transfronterizos y las tradicionales fiestas veraniegas. El Departamento de Salud ha pedido colaboración a los ayuntamientos y ha advertido también a los profesionales sanitarios para que estén atentos ante posibles casos con síntomas compatibles con el virus.
A pesar del refuerzo en la vigilancia, desde el Ejecutivo autonómico insisten en que la situación “no debe generar alarma”. Sin embargo, recuerdan la importancia de actuar con responsabilidad. El chikungunya es una enfermedad vírica que se transmite a los humanos a través del mosquito tigre, un insecto invasor que fue detectado por primera vez en España hace más de veinte años, concretamente en Sant Cugat del Vallès (Barcelona).
Además del chikungunya, esta especie de mosquito es capaz de transmitir otras enfermedades graves como el dengue, la fiebre amarilla o el virus Zika. En el caso concreto del chikungunya, los síntomas incluyen fiebre alta y dolor articular intenso, molestias que en algunos casos pueden extenderse durante semanas. Aunque no suele ser mortal, puede dejar secuelas a largo plazo.
¿Existe tratamiento?
Actualmente, no existe un tratamiento antiviral específico para combatir el virus. La atención médica se centra en el alivio de los síntomas a través de analgésicos, antipiréticos y reposo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la mayoría de las personas infectadas se recuperan por completo, aunque algunos pueden desarrollar dolencias articulares crónicas.
Tampoco hay, por ahora, una vacuna aprobada contra el chikungunya. Por eso, la clave sigue estando en la prevención. Protegerse de las picaduras, usar repelentes eficaces, vestir ropa que cubra la piel y colocar mosquiteras son las principales barreras para evitar la infección.
Otra medida esencial es eliminar los posibles criaderos de mosquitos en entornos domésticos. Charcos, cubos con agua o recipientes sin tapar pueden convertirse en focos de proliferación. Las autoridades insisten: con la colaboración ciudadana, es posible contener al mosquito tigre y frenar la expansión de este virus que ya ha cruzado la frontera.
