La Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (Sedar) ha reiterado que las sedaciones con fármacos anestésicos generales implican riesgos potencialmente graves y deben quedar restringidas a médicos especialistas en Anestesiología y Reanimación. La entidad ha insistido en esta posición tras la muerte de una niña de seis años en Alzira, Valencia, después de recibir atención en una clínica dental privada.
Los profesionales del sector advierten de que, en distintas comunidades autónomas, se están autorizando sedaciones profundas con anestésicos generales como el propofol para que las administren profesionales que no pertenecen a esta especialidad médica. Según Sedar, esta situación se está extendiendo en centros donde estos procedimientos recaen en manos de personal que carece de la formación específica necesaria para afrontar complicaciones en un contexto de riesgo elevado.
En un comunicado con el que trasladan su pesar y solidaridad a la familia de la menor fallecida, la sociedad científica alerta de que ciertas normativas autonómicas permiten el uso de estos fármacos a médicos de otras áreas, como neumología, cardiología, digestivo o urgencias, e incluso a personal de enfermería. Estas autorizaciones suelen basarse en cursos o acreditaciones que, según la organización, no equivalen a la formación exigida para una especialidad médica completa.
Las complicaciones de la sedación
Sedar subraya que el empleo de anestésicos generales puede desencadenar complicaciones severas en cuestión de segundos, lo que exige la máxima preparación, medios adecuados y capacidad para intervenir de forma inmediata. La entidad evita pronunciarse sobre lo sucedido en la clínica de Alzira, al considerar que aún no se conocen las circunstancias concretas ni la información oficial sobre el caso.
La asociación pide a la ciudadanía que, antes de someterse a cualquier sedación, confirme quién realizará el procedimiento y se asegure de que se trata de un especialista en Anestesiología y Reanimación. Considera que esta comprobación es esencial para minimizar riesgos y garantizar la seguridad del paciente en intervenciones que pueden requerir una actuación urgente y altamente especializada.