Abascal, desbocado en Jerez

El líder de Vox llena el picadero de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre en un mitin en el que Cataluña y Franco centran su discurso a pocas horas del comienzo de la campaña del 10N

Santiago Abascal, líder de Vox, durante un mitin en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA

Quiso el destino que la primera visita de Santiago Abascal, líder de Vox, a Jerez de la Frontera coincidiera con el 109 aniversario del nacimiento de Miguel Hernández, conocido como el poeta del pueblo. Tened presente el hambre: recordad su pasado / turbio de capataces que pagaban en plomo. / Aquel jornal al precio de la sangre cobrado / con yugos en el alma, con golpes en el lomo. En el picadero de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, el lugar elegido para el mitin de la formación de ultraderecha, la banda sonora es otra. Suena a todo trapo el himno de la Legión —Soy un hombre a quien la suerte / hirió con zarpa de fiera / soy un novio de la muerte / que va a unirse en lazo fuerte / con tan leal compañera— que las miles de almas presentes corean al unísono, mientras esperan a Abascal y a Agustín Rosety, que repite como candidato al Congreso por Cádiz.

Pero antes de llegar hasta ocupar un lugar en la grada del picadero o a pie de pista, en el mismo albero que es escenario cada semana del espectáculo Cómo bailan los caballos andaluces —algunos de ellos se huelen desde ahí, las cuadras están cerca ha habido que esperar una larga cola. En la puerta, un buen número de policías nacionales vigilan que todo esté bajo control, y que los asistentes, que ocupan toda la acera, desde la entrada principal a la Real Escuela hasta la esquina con la calle Pizarro, accedan al recinto con normalidad.

Santiago Abascal, con César Ruiz, líder de Vox en Jerez y Agustín Rosety, candidato al Congreso, en el escenario. FOTO: MANU GARCÍA

Muchas banderas de España —aunque también se ve a algún joven portando la carlista— y, cómo no, de Vox. Siempre hay quien ve la oportunidad de negocio en estas ocasiones, por eso hizo el agosto un hombre que vendía banderas y pulseras rojigualdas. Un visionario. La afluencia que se esperaba hizo que el acto cambiara de una bodega de El Puerto, donde inicialmente se iba a celebrar, a la Real Escuela, que se llenó hasta la bandera —nunca mejor dicho—. Los "Viva España" sonaron por cientos. "Oh, mira los vellos", dice una señora de mediana edad a su amiga cuando la grada se arranca.

Los jerséis amarrados a la cintura o dejados caer sobre los hombros, con camisa y pantalones chinos constituyen uno de los looks más repetidos, al que se suman los chalecos de plumas —conocidos por algunos como fachalecos—, o complementos más originales como tirantes con los colores patrios, pero en la cola se puede ver a vecinos de Jerez y de otras poblaciones de la provincia de toda clase social y condición. La camiseta de Los Ramones que llevaba un hombre cuarentón es un ejemplo. Las conversaciones, mientras dura la espera, giran en torno a Cataluña o a la decepción con el PP de votantes rebotados. "Viendo esto creo en España", dice un señor, observando la larga cola. Otro habla por teléfono con un amigo, que no viene al mitin "porque le puede afectar en el trabajo, tiene mucho trato con gente del PSOE".

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La hora del inicio del mitin se acerca y aun quedan muchas personas por entrar en el recinto, por lo que se decide que entren por un acceso lateral, al principio destinado para acreditados y personal de la organización. Una mujer joven, con un bebé de meses envuelto en una bandera de España, pide paso. "Como no me salga patriota me da algo", comenta entre risas. Dentro, a pie de pista, se amontonan los que se han quedado sin asiento, ondeando banderas al aire, mientras corean el citado himno de la Legión o se canta el Que viva España de Manolo Escobar, entre otros temas, como No puedo vivir sin ti de Los Ronaldos.

Para cuando Santiago Abascal abre la boca, un rato después de caminar por un pasillo con alfombra verde hasta el escenario, cual estrella de rock, el público está encendido, máxime cuando apela a la Feria del Caballo, los toros, la Semana Santa o las zambombas jerezanas, las señas de identidad de la ciudad, según el líder de Vox, al que le gritan "torero, torero". ¿De qué más habla? De lo de siempre: del conflicto catalán, de Franco, de la "dictadura progre" o de Otegi. Abascal sostiene que "en Cataluña hay un golpe de Estado permanente que empezó con Jordi Pujol y sigue con Torra, el capo de los CDR al mando de 17.000 hombres armados". A Torra, por cierto, lo detendría el mismo 11 de noviembre, el día después de las elecciones, saltándose la separación de poderes.

Abascal, desbocado en Jerez
Colas para ver a Abascal, este pasado miércoles en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA
Jóvenes a la espera de acceder al mitin de Vox en la Real Escuela. FOTO: MANU GARCÍA
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El ya ex presidente del comité provincial, Juan Manuel Sanz, junto a Santiago Abascal y Agustín Rosety, en un mitin en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA
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Mitin de Abascal en Jerez, en la pasada campaña electoral. FOTO: MANU GARCÍA
Santiago Abascal en un mitin. FOTO: MANU GARCÍA

¿Qué le parece a Abascal la exhumación de Franco? Para él, supone "dividir España", por lo que pide respeto "para los muertos, sea Franco o Dolores Ibárruri (La Pasionaria)". El líder ultraderechista sostiene que "lo que quieren es que no hablemos de la historia criminal del PSOE, que no puede dar lecciones de superioridad moral porque tiene detrás una historia de crímenes". Abascal, además de apelar a las tradiciones, busca el voto de manera transversal, ya que dice que Vox "no viene a llevarse los votos de la derecha, centro, izquierda o esas cosas raras de las que hablan los analistas, porque la mayor parte de los votantes tienen sentido común".

Los móviles de los presentes no dejan de grabar las múltiples escenas que se suceden durante el mitin, que acaba sin incidentes, después del amago de boicot que circuló por las redes sociales y de las pintadas aparecidas en la Real Escuela unas horas antes. En cada casa, un odio como una higuera fosca / como un tremante toro con los cuernos tremantes / rompe por los tejados, os cerca y os embosca / y os destruye a cornadas, perros agonizantes, concluía Miguel Hernández su poema El hambre, con el que empieza esta crónica.