La periodista valenciana Maribel Vilaplana ha decidido romper su silencio tras meses de polémica por su encuentro con el presidente Mazón durante la DANA, el pasado 13 de septiembre. A través de una carta abierta dirigida a los medios, Vilaplana aclara los hechos y pide respeto para las víctimas y su familia.

"Antes de nada, quiero expresar mi respeto y mi solidaridad más profunda hacia todas las víctimas de la dana y hacia sus familias", asegura la periodista, subrayando que su intención al mantenerse en un segundo plano fue evitar "avivar el circo mediático" y que su nombre fuera usado con fines políticos.

Vilaplana detalla que aquel día comenzó su jornada a las 9.30 en Ford Almussafes impartiendo un curso de formación que finalizó sobre las 14.00 horas, y que posteriormente acudió a una comida profesional con Mazón en Valencia, donde se abordaron cuestiones de comunicación y colaboración profesional. La periodista insiste en que durante toda la cita permaneció ajena a la magnitud de la tragedia y que no tuvo capacidad de decisión alguna sobre la gestión de la dana

Además, denuncia que tras la difusión de los hechos fue objeto de un acoso constante, mensajes de odio y especulaciones "profundamente sexistas" que afectaron a su salud y su vida familiar, llegando incluso a requerir ingreso hospitalario y tratamiento psicológico.

Vilaplana recuerda que tras conocerse públicamente que ella había estado con el presidente durante aquella comida, se convirtió en "una diana utilizada políticamente", enfrentándose a insinuaciones sexistas y a un juicio mediático que, según explica, desvió la atención de lo verdaderamente importante: esclarecer las responsabilidades de los responsables de la gestión de la DANA.

Una complicada situación personal

La periodista denuncia que la presión constante no solo le afectó a ella, sino también a su familia, que tuvo que soportar el acoso junto a ella. "Cada nuevo golpe reabre heridas que aún no han cicatrizado. Este proceso no solo me ha afectado a mí, sino que ha golpeado también a mi familia", señala en su carta.

Vilaplana insiste en que durante toda la jornada actuó con discreción y respeto, sin tener capacidad de decisión alguna en relación con la dana, y recuerda que su único objetivo era cumplir con sus compromisos laborales y profesionales. "Estar allí aquel día fue una maldita coincidencia y un horrible golpe de mala suerte", explica.

Finalmente, la periodista solicita respeto hacia su persona, su familia y su vida privada, subrayando que el foco debe permanecer en las personas que tenían responsabilidades directas aquel día. Agradece además el apoyo recibido de familiares, compañeros de profesión y ciudadanos, que le han permitido "seguir en pie" frente al acoso y la especulación mediática.

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Francisco J. Jiménez

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