María Acale, la catedrática de la UCA detrás de la Ley de Libertad Sexual: "Decir 'guapa' a una mujer no es delito"

La doctora María Acale, durante la entrevista, en su despacho en la UCA. FOTO: MANU GARCÍA

María Acale, catedrática de derecho penal en la Universidad de Cádiz, posee cuatro sexenios de investigación, algo que no es fácil de conseguir, y menos sin ser de las mayores entre cátedras. La portuense es ponente junto a Patricia Faraldo, doctora gallega en derecho penal, del anteproyecto de Ley de Libertad Sexual que a principios de semana presentaba el Ministerio de Igualdad, dirigido por Irene Montero. Sin haber estado antes bajo el foco mediático, la doctora Acale indica que lleva "mal" la polémica en la que se les ha señalado por supuestas deficiencias técnicas de la ley y por incluir nuevos delitos sexuales, además de una amplia modificación del concepto.

"A mí nadie me pide afiliación política para ser ponente de esta Ley. Una vez, en mi vida, me invitó el PSOE a un acto en el Congreso sobre la prisión permanente revisable; en Andalucía, el PP me invitó a acudir sobre la ley de igualdad, y ahora me lo piden como técnica. Como supuesta conocedora de violencia de género, me llaman pero ahora me tratan como si perteneciera a la clase política". Eso ha derivado en algo. "Me he sensibilizado con la clase política".

Desea "cerrar, cerrar, no abrir más, por favor", esta polémica. Por eso, esta entrevista trata de perfilar todos los matices de la participación de Acale en la Ley y de qué dice el anteproyecto, que si es aprobado, reformará el Código Penal y avanzará en otros ámbitos relacionados con la libertad sexual, con casos mediáticos y no tan mediáticos en el caladero político en los últimos años.

¿Por qué es necesaria esta Ley?

Por un compromiso firmado por España, el Convenio de Estambul en 2014. Éste se refiere al contenido sexual sin consentimiento, pero el Código Penal español pone el acento en el hecho de que el autor emplee violencia, prevalimiento… Para adaptarlo, era necesaria esa cirugía del código. Pero además en España han pasado otras cosas, como la aprobación de un Pacto contra la Violencia de Género, que sólo ha llevado a dos reformas parciales y faltaban 600 medidas, para proteger a todas las personas, no sólo a las mujeres. Hay colectivos que dicen que son solo las mujeres interesadamente, se silencia el hecho de que pretende mejorar la libertad sexual de cualquier persona.

¿La definición del convenio se adapta realmente al contrario de lo que se ha dicho?

Sí, con esta operación de cirugía, creo que sí, pero en el proceso legislativo comienza la tramitación ahora. Si queremos aportar en positivo a esta reforma, o fundamentar por qué no es necesaria la reforma del Código Penal, los grupos tendrán que discutirla. Tiene muchas aristas esta ley, claro, pero no es que naciera como la ley perfecta en nuestras cabezas, ni mucho menos. Porque se trata de una materia muy compleja. A poco que uno meta las narices en la vida política, sabe que es difícil lograr consensos de este calado. Lo que se ha hecho es entrar en la regulación de algunos delitos, como la violación. Es interesante poner en valor la madurez desde los sanfermines de Pamplona toda la sociedad española, incluyendo jueces. Hemos pasado de un voto particular que veía jolgorio a una sentencia del Supremo que habla por unanimidad de violación múltiple. Con la ley, era posible catalogarlo como violación. La diferencia entre el prevalimiento, que califica como abuso sexual, y la intimidación, que lo eleva a agresión sexual, es muy sutil. Hay quien ha dicho que la profesora Acale pone el énfasis en la sutileza. No, basta. Este es un ámbito, el de delitos sexuales, que no habría que hablar de boquilla, sino leer, estudiar. Es la propia Audiencia de Navarra la que dice que es sutil. Si tenemos que hacer depender la regulación en una sutileza, que ha sentado tres años a la víctima en un banquillo, la cuestión es entrar en la sutileza. Venimos de la honra del hombre en este asunto. Avancemos, no por poner más penas, sino dejar el código en sutileza. Y a partir de ahí surge la reforma, pero no para castigar a los hombres, sino a todas las personas que atenten contra la libertad sexual de otras personas, ya sea hombre a hombre, mujer a mujer, hombre a mujer, mujer a hombre… Se quiere llevar a la hoguera.

Se habla de populismo punitivo, entrar sobre todo en el hecho de entrar en poner más penas o menos.

¿Sabes lo que es populismo punitivo? Poner primero por Huelva en la lista de un partido al padre de una niña, que fue un caso muy doloroso para todos. Populismo punitivo es poner prisión permanente revisable al asesinato que se produzca después de cometer un delito contra la libertad sexual. Populismo punitivo es acusar a la población inmigrante de las violaciones múltiples cuando en este país hay cero datos. ¡Cero datos oficiales! Eso es populismo punitivo. Intentar reformar el código teniendo en consideración la gravedad de los atentados contra las mujeres, cuando han salido a decir que no es abuso sino violación… Al Supremo lo creemos, a la sociedad, no, no le dejamos que se pronuncie fuera de las elecciones. Yo sé cuál es mi instrumento, mi voto. Y puedo cambiar. Pero en democracia, la sociedad también puede expresarse fuera de la urna. Y cuando se intenta una reforma teniendo en cuenta esa opinión social pero respetando los principios penales, eso no es populismo punitivo, eso es una respuesta democrática.

FOTO: MANU GARCÍA

Cuando además no se agravan las penas, sino que se aclara qué es violación y qué no. Sin embargo, se lee a hombres decir que se sienten atacados.

No hay agravación de penas. No sé por qué un hombre se tiene que sentir así, la ley no distingue entre hombres y mujeres. Hay un sector que dice que se agravan las penas por agresión sexual, y no es cierto. Pero es que otro sector dice que se están atenuando las penas. Con lo cual dices, lo que menos importa es leerse la Ley. La pena que se establece para agresiones, sin supuestos de agravación, llegan a los 10 años. Pero es que el homicidio tiene 10 a 15. Por muy graves que sean los atentados contra la libertad sexual, la vida es un bien jurídico más importante. Me interesa resaltar este anteproyecto es el hecho de que aunque baja un poco la pena por delitos de violación, sí que suben lo que hoy se consideran meros abusos sexuales. Es un juego un poco complejo, teniendo en cuenta que metemos una cláusula que, según el caso concreto, exista una atenuación facultativa por parte del juez. Un compañero el otro día dijo que equiparamos la intimidación al ataque sorpresivo que no tenga capacidad de responder. Pero no, porque hemos previsto los mecanismos para permitir en cada caso, si el atentado contra la libertad sexual es inferior a otros, permita al juez rebajar la pena en casos de menor intensidad. Y además, se incluye una cláusula que señala algo que a lo mejor no era necesaria, en casos de violencia, intimidación o prevalimiento, si fuera consitutivo de lesiones, amenazas… Pues que se castigarán por separado. Es innecesario, pero viene a romper una dinámica en virtud de que la pena quede consumida en los delitos sexuales. Ahí está el concurso, de condenar por agresiones y por agresiones sexuales, por ejemplo. Viene a romper la dinámica. Creo que no es tan loco. La finalidad era tener en consideración otras posibilidades. Ha llegado el momento de identificar el bien jurídico, que es la libertad sexual. Antes se hablaba de honestidad, y llegaremos a libertad y seguridad sexual. En una agresión colectiva, los riesgos de que termine la víctima además con lesiones, enfermedades, o muerta por el atentado, están ahí. Quiero poner en valor el conjunto de la Ley, no solo la reforma de los delitos. Hay que incidir en educación, en sensibilización de la ciudadanía, información de operadores jurídicos relacionados con este tema. Todo tiene que contribuir. Hay algo que está fallando. No hay datos sobre agresiones sexuales colectivas, solo tenemos más noticias…

Y algunas falsas.

¿Porque la víctima se lo invente?

No, porque se acuse a inmigrantes sin datos, por ejemplo.

Esas noticias, evidentemente, son falsas, no hay datos, y la Ley prevé que haya estadísticas de verdad en España. Vamos a intentar que se tengan en cuenta los datos del Ministerio del Interior, y no basándonos en opiniones, de encuestas. Vamos a intentar relacionar la macroencuesta de victimización con las denuncias presentadas. Eso visibiliza la realidad. Ahora no sabemos si hay más violaciones grupales o si es que las víctimas han sentido tanta humillación que han guardado silencio pero ahora denuncian. Queremos sacar la cifra oculta de criminalidad, ni la cifra verdadera. Eso está incorporado en el anteproyecto.

No sé si ha sentido que la política y el hecho de no pertenecer al círculo legislativo de Madrid ha tenido que ver en la polémica.

Hay cosas del anteproyecto, porque hay tantas partes, que hay alguna cosa que no me gusta. Nadie está conforme con todo, nadie puede estarlo. Pero hay intereses políticos. Esto de hacer política criminal en facultades de derechos, en conferencias… Y cuando no juegas a la política y ves que te ha tocado, y pensabas que no iba a tener recorrido y los cambios políticos hacen que ahora tenga recorrido, veremos qué ocurre. Tengo claro que detrás de cada ciudadano hay un penalista. Hay un derecho penal popular, y se nos critica. Cómo atenuar delitos, cómo no estar de acuerdo con la prisión permanente revisable, nos dicen. Pues esas críticas vienen de un derecho penal popularizado, muy legítimo, pero que cuando a mí me habla un químico o un ingeniero sobre la cantidad de hormigón para que un puente no se caiga, no tengo ni idea. Pero con el derecho penal todo el mundo opina, y como nos creemos la capacidad de hacer política y cada uno podríamos gobernar este país mañana.

Irene Montero tiene el pecado de ser mujer, joven, de izquierdas y de Podemos, un partido satanizado"

¿Ha ocurrido que esta norma vaya un poco por delante de ese código penal popular?

Claro.

El acoso callejero se ha convertido en un estilete contra esta ley porque dicen que ahora no se puede decir piropos.

Me parece alucinante eso. Porque, para que haya un delito contra la integridad sexual de una persona, tiene que lesionarse o ponerse en peligro la libertad sexual o la integridad moral. Si te gusta un piropo, ¿qué sentido tiene decir que va a venir un guardia a poner una multa por llamar guapa? Es que no es así.

Quizás es que una parte de la sociedad no se diera cuenta de que hay cosas que estaban mal y esta ley se lo dice.

Es que no hablamos del "guapa". No. Sino que vaya por la calle a paso rápido a su casa, dando cuatro vueltas porque no puede coger por su calle porque tiene miedo. Es que el “guapa” que se dice a las dos de la mañana sola por la calle no es un piropo, ¿qué estamos hablando de piropo? Ya está bien. Decir guapa a una mujer no es delito, nadie lo dice. Es necesario, entre otras cosas, que la persona sienta su integridad menoscabada. Hace dos años en un sitio un hombre, mientras yo iba por una plaza, a plena luz, un hombre en su coche cruzó una plaza y me dijo: “¿Me permites que te invite a cenar esta noche?”. Le dije no, muchas gracias. Y pensé, se ha parado a invitar. ¿Eso es un delito de acoso callejero? ¡No!, son conductas muy distintas. Vamos a preguntarle a las personas que se han visto saliendo corriendo por la calle porque de noche se te acercan por detrás. Si hay algún juez que impone una pena al hombre que dice guapa a una mujer por la calle, el Consejo General del Poder Judicial le va a abrir un expediente. Eso está claro. La cuestión es, con un principio del derecho penal que es la adecuaión social del comportamiento, no es delito. Hablamos de otras conductas. Focalizar el castigo del acoso callejero, no sé por qué esa desconfianza hacia las legisladoras, que tengamos en cuenta que son mujeres, jóvenes, en un ministerio que trabajan como leonas siete días y 24 horas… Tienen fuerza para trabajar. Habría que reconocer esa capacidad de trabajo ajena. Como decía, por una parte, hay que tener confianza en el legislador, pero también hay que tener confianza en los aplicadores, que son los jueces… ¿Qué sociedad es incapaz de digerir ese “guapa”? ¿No ven que es distinto? Deberíamos avanzar en el reconocimiento de derechos ajenos, apreciar la estima… Que sean jóvenes quienes se planteen que les van a castigar por decir guapa, o por intentar ligar… ¿En qué cabeza entra? ¿El derecho penal puede interferir en esas relaciones? Ni mucho menos.

No sé si quien lo dice delante de un micrófono lo cree, pero muchos que lo escuchan sí lo creen, lo creen sinceramente.

Pues tendremos que enriquecernos como sociedad. Si eso es así, estamos en una sociedad infatilizada, sin personalidad, que se nutre de retazos. El patrón de agresiones sexuales de fiesta y final de fiesta, no creo que sea ganas de sexo, sino ganas de tener sexo no consentido. Y que muchos de esas personas podrían tener sexo individual con otra persona. Pero en esta sociedad tenemos esa superficialidad, el culto al cuerpo, y estamos volviendo a momentos que creíamos que habíamos pasado, porque es más agradable el sexo querido por las dos personas. Nunca he sido victima de agresión sexual, pero supongo, supongo, que hay una diferencia.

En ese sentido, ¿los autores de la agresión sexual de La Manada eran conscientes de lo que hacían? ¿Es más peligrosa una sociedad en la que se comete un delito sin saber que se está cometiendo, si es que hubiera sido así?

Sabían perfectamente que estaban realizando un acto sexual amparándose en su pertenencia a un grupo sobre una joven a la que acababan de conocer y habían visto borracha. En ese momento, sanfermines, con protocolos contra agresiones sexuales, una sensibilización increíble contra esas agresiones… El caso paradigmático es una familia procedente de un país africano donde hay ablaciones, y nada más llegar quieren realizarlo. Bueno, ahí ha caído en un error de prohibición, porque viene de un país en el que una cultura permite ese acto. Aquí hablamos de unos jóvenes que se llaman La Manada, porque van en manada y no a la Iglesia, ni a las bibliotecas, ni a manifestaciones en defensa de la mujer, no me creo que aleguen que no sabían que eso no se pudiera hacer. No me lo creo.

Quitémonos el mito del hombre torpe, pues tenemos las mujeres que tolerar que se os va la pinza y ala, once penetraciones anal, bucal, vaginal, por cinco sujetos en 12 minutos. Como son torpes, meten el pene donde no debían…"

¿Tiene la sociedad claro lo que es una conducta de agresión sexual, teniendo en cuenta el porno, ciertos entornos, etc.?

No había desconocimiento, otra cosa es que supieran la pena. No es un conocimiento exigido, claro. Pero sí hay cierta justificación por parte de sectores de la sociedad. El abogado dijo en el alegato final que serán imbéciles, que les gusta practicar el sexo con muchas mujeres, pero que en el fondo sean buenos hijos. Eso sí es reprochable, que el colegio de abogados no abriera un expediente. Alegar eso, por favor. Quitémonos el mito del hombre torpe, pues tenemos las mujeres que tolerar que se os va la pinza y ala, once penetraciones anal, bucal, vaginal, por cinco sujetos en 12 minutos. Como son torpes, meten el pene donde no debían…

Y un juez que habla de jolgorio…

Hay que eliminar los resortes que justifiquen irrisoriamente. Y cuando dejemos de manifiesto que el violador eres tú, que te lo tienes que mirar, que te tiene que dar igual que vaya borracha, en falda, que te tiene que dar igual. Vamos a preocuparnos por que las mujeres se ocupen de un rol profesional, familiar… Sin que tengan que pasar por el canon de obediencia, y si no, agresión como respuesta.

¿Hay un acoso político a Irene Montero y esta ley es la forma en que se le echa en cara?

Yo diría que sí. Tiene el pecado de ser mujer, joven, de izquierdas, y de Podemos, un partido satanizado por un sector de la política, porque lo identifican con Venezuela, el socialismo… Hay una resistencia a aceptar que hay una clase política que está llegando, que hay una gente, te guste más o menos, que están preparadas. Hay una política de la que no diré su nombre, que puso en el curriculum que era economista, y cuando se vio que no, dijo que detrás de cada mujer hay una economista. Ahora llegan preparadas. Y espero que sea una fase pasajera, que la gente entienda que a izquierda y derecha hay gente nueva. Ahí está Ciudadanos, gente joven. Es de buena familia, a mí me lo enseñaron, el dar oportunidad a la gente, que muestren su valía. Esta gente no ha tenido esa oportunidad, aparte de que trabajan siete días, 24 horas.

Y se habla de ser ‘mujer de’.

Es una injusticia. Y creo que no es cierto. Es una mujer que ha estado pendiente desde el nacimiento de Podemos, evolucionando con Podemos, y ahí se ha hecho pareja de otro miembro de Podemos. No se hizo ‘pareja de’ mientras creció estando ahí.

El sí a sí es otra de las cuestiones que ha preocupado a algunos ciudadanos, hombres.

El ciudadano se va a ver protegido por un código penal liberal, no a castigar. Protege la libertad sexual de todo el mundo. Hoy nuestro código distingue agresiones sexuales con violencia, prevalimiento, etc. A los efectos del nuevo articulado, se pondrá el énfasis en que no haya consentimiento. Y en base a ello, se hablará de si hay abuso de la situación de inconsciencia, violencia, prevalimiento… Vamos a ver, ¿qué sexualidad están enseñando en los colegios? Claro, luego tenemos defensores del pin parental. Ahí es donde vienen las fricciones. El Estado, obligatoriamente, tendría que garantizar que se recibe una educación sexual en las escuelas, porque es la que amortigua la sexualidad violenta que llega a través de internet a niños y niñas. La provincia de Cádiz es alucinante cuántos niños de 8 años acceden a pornografía. Si no se pueden poner puertas a internet e impedimos educación, pues… Entrar en el sí a sí no es pedir la mano, como antes. “Vengo a pedir la mano de su hija, y en este momento legalizamos las relaciones sexuales”. ¿Pero de qué estamos hablando? Se está trivializando, cuando es una ley muy garantista, cuando lo que pretende es evitar que tenga relaciones con una mujer en estado de inconsciencia. Que con una mujer que no tiene consciencia no puedes tener relaciones, entonces, sólo el sí es sí. Punto. ¿Se entiende ahora? Cuando empleas violencia sin consentimiento, si no puedes decir sí, es no. Cuanto más peligrosa, arriesgada, o de mayor entidad sea esa relación, como tres hombres con una mujer, como describe la sentencia de La Manada, ahí tienes que preguntar. ¿Qué menos? A mayor entidad, haz algo para asegurarte del consentimiento. Eso es simplemente lo que dice esta ley.

¿Cómo ha vivido esta polémica?

Mal. He hecho un trabajo técnico. A mí nadie me pide afiliación política. Una vez, en mi vida, me invitó el PSOE a un acto sobre la prisión permanente revisable; en Andalucía, el PP me invitó a acudir sobre la ley de igualdad, y ahora me lo piden como técnica. Como supuesta conocedora de violencia de género, y me tratan como si perteneciera a la clase politica, en primer lugar me he sensibilizado con la clase política. Es muy desagradable que un señor, en Twitter, que tiene una dirección que dice ‘derechomercantil’, que diga que una tal María Acale no ha salido de Cádiz, y no voy a hablar de mi currículum porque no es el momento, pues yo no me atrevería a decirlo sobre una persona de derecho mercantil, porque la última vez que lo estudié fue hace años. Y desconozco la evolución del mercantil. Mi ciencia es la penal. Yo tengo conocimientos de la gente de penal. Me cortaría mucho de insultar, humillar a una persona que se ha limitado como profesional a entrar en el proyecto. Ayer un periodista me invitaba a tomar café, porque se pensaba que estaría en Madrid, con todo lo que estaba pasando. Pues no, estoy aquí, y debería estar en Italia, pero por culpa del coronavirus estoy aquí, y me han suspendido el viaje, tres conferencias en Módena y Bologna. Yo sigo trabajando y ya está.

¿Ha habido machismo en su profesión?

Claro, es lo mismo, ¿cómo se nos ocurre a Patricia Faraldo y a mí, estas dos indocumentadas, acercarnos e intentar hacer esta ley? Eso no se nos va a perdonar. No solo está ese comentario de derecho mercantil… Y ha habido también de derecho penal.

Archivado en: