El Gobierno francés interceptó un pedido español de dos millones de mascarillas durante 15 días

Procedente de una empresa sueca, el cargamento iba destinado a España e Italia. Al final, Francia se ha quedado un millón y la compañia ahora evita entrar en su territorio

Macron y Sánchez, en una rueda de prensa tras una reunión bilateral en 2018. FOTO: Moncloa
Macron y Sánchez, en una rueda de prensa tras una reunión bilateral en 2018. FOTO: Moncloa

Un cargamento de cuatro millones de mascarillas fue encargado a una empresa sueca por España e Italia, los dos países donde con más virulencia ha comenzado la pandemia de coronavirus en Europa. Francia, por entonces, celebraba la primera vuelta de sus elecciones municipales, horas antes de que el presidente, Emmanuel Macron, diera la alarma en el país vecino.

Cuando el cargamento entró en Francia, el encargo de Mölnlycke fue interceptado. Según la legislación francesa, todos los recursos presentes en el país podían ser confiscados. Y así ocurrió. Según revela el rotativo francés L'Express y recoge El Mundo, las mascarillas estuvieron dos semanas retenidas en Lyon, desde donde la multinacional sueca pretendía hacer el reparto a los dos países que habían contratado la compra.

Ambos gobiernos perjudicados ejercieron presión a Francia para que permitiera finalizar el encargo, toda vez que no tenía ningún tipo de derecho adquirido más allá de la confiscación en base a las directrices del Macron durante la pandemia.

La situación ha finalizado con una decisión, en parte, salomónica. Francia e Italia reciben un millón de mascarillas y Francia se queda con la mitad del cargamento. La situación de falta de medios a nivel mundial para combatir el coronavirus está llevando a que socios teóricos como los tres países implicados se vean envueltos en refriegas diplomáticas. Al menos para España, de los dos millones adquiridos, se hará con uno.

Cabe destacar que en paralelo a esta problemática, los jefes de gobierno de España, Italia y Francia hicieron frente común en el Consejo Europeo para la aprobación de los llamados coronabonos, la emisión de deuda pública común para aliviar los problemas financieros de los países más afectados, que contarían con el respaldo de que países con mejores condiciones respaldaran esas deudas. Esta medida contó con la oposición de Alemania y Holanda, entre otros, en un eje Norte-Sur similar a la crisis de 2008. Lo que está visto es que la geopolítica convierte en adversarios y en amigos según las circunstancias. Y Macron prefirió romper la seguridad jurídica del comercio internacional y perjudicar a España e Italia para solventar sus problemas de abastecimiento de mascarillas.

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