Dimite el presidente de Vox en Córdoba: "Dios quiera que no se convierta en otra red clientelar"

Alejandro Hernández deja el cargo tras cinco años al frente; denuncia algunas cuestiones internas pero mantendrá su escaño en el Parlamento

Alejandro Hernández, diputado de Vox en el Parlamento andaluz, durante un pleno.
Alejandro Hernández, diputado de Vox en el Parlamento andaluz, durante un pleno.

Alejandro Hernández ha anunciado este miércoles que ha presentado su dimisión "irrevocable" como presidente del partido en Córdoba, tras más de cinco años, al tiempo que seguirá como parlamentario andaluz, en donde ha sido portavoz de dicha formación, todo ello tras declarar que llega a ser "muy cansado" tener que "soportar insultos y difamaciones".

En una publicación en redes sociales, Hernández ha explicado que ha estado "más de cinco años" partiéndose el alma "para conseguir que Vox fuera un partido político asentado y respetado en Córdoba". "Cinco años de muchas mesas informativas, numerosas reuniones y cafés con unos y otros en la capital", ha apuntado.

Entre los motivos, el diputado andaluz ha sembrado algunas dudas sobre el funcionamiento interno de la organización y algunas decisiones tomadas por parte de la dirección nacional. Unas críticas que no son nuevas en la formación.

La persona más dura con la dirección nacional hasta el momento ha sido Macarena Olona, aunque son varios los cargos públicos que han abandonado Vox en los últimos años por el desencanto en su funcionamiento diario.

Asimismo, ha destacado los "miles de kilómetros viajando a todos los rincones de la provincia para apoyar a los compañeros" en cada pueblo, al tiempo que ha admitido que "las cosas no siempre han salido bien". "En alguna localidad no podremos concurrir a las elecciones municipales al no contar con candidatos dispuestos a encabezar una lista", ha lamentado.

Al respecto, ha dicho que vivirá "como una frustración y un fracaso personal que haya algún lugar con cientos de votos para Vox en las nacionales y autonómicas en los que no hayamos sido capaces de motivar a nadie para dar un paso al frente".

Entretanto, ha expuesto que "las cosas han cambiado y no todas a mejor". "Ahora somos más de mil afiliados; tenemos una sede, pequeña, pero funcional", así como "cargos electos en todas las instituciones". "Hemos pasado de la casi clandestinidad a la sobreexposición en menos de un lustro", ha resaltado.

Mientras, Hernández ha aseverado que siempre tuvo claro que "el proyecto está por encima de las personas" y, por eso, intentó rodearse de los que compartían con él "ese postulado". "Mucha gente se nos ha acercado: a algunos no les convencimos; otros no nos convencieron, y alguno que otro nos engañó", ha expresado, para apostillar que "ofrecer cobertura y cariño a quienes dan un paso al frente debería ser una prioridad para nosotros".

Al hilo, ha transmitido que "cuando se ostenta honradamente una responsabilidad, hay que tomar decisiones anteponiendo siempre el interés del partido a cualquier otro, y esto te lleva a perder amigos y camaradas defraudados en sus expectativas personales".

En este sentido, ha confesado que aceptó, "y de buen grado, las críticas, constructivas o no, cuando al menos fueron educadas; pero tener que soportar insultos y difamaciones llega a ser muy cansado".

Además, ha apuntado que ha "echado de menos que por parte de la dirección nacional se haya estado más pendiente de atender las quejas de los cuatro alborotadores que de disciplinarlos". "Ojalá me equivoque, pero creo que ese error pasará su factura", ha aventurado.

Tras ello, el representante de Vox ha manifestado que no vino a servirse del partido para su "promoción particular, sino a trabajar por unos ideales, y lo seguiré haciendo mientras pueda y lo mejor que pueda desde el Parlamento de Andalucía".

Y espera que "las gradas llenas de Murcia (donde Vox celebró un acto con su presidente, Santiago Abascal, hace unos días) sirvan para que Vox no llegue a convertirse en otra red clientelar más como lo son otros partidos".

De su andadura como presidente se lleva "la estima y el afecto de la inmensa mayoría", así como "el respeto de los rivales políticos". Por contra, cree que le "quedará el resentimiento de los pocos trepas y advenedizos" que trató y a los que mantuvo "alejados del partido", ha afirmado Hernández.

Sobre el autor:

Emilio Cabrera.

E. C.

Periodista.

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