BNG, ERC o Bildu: el auge de los partidos nacionalistas no llega a Andalucía... y Moreno lo celebra

Desde hace dos décadas un partido andalucista no tiene representación en el Congreso; Alejandro Rojas-Marcos como ejemplo del que lo consiguió, y José Ignacio García, cuya intención es conseguirlo, dan su visión en un momento marcado por la fuerza de formaciones regionalistas y nacionalistas

Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía.
Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía.

Esquerra, Junts, PNV, Bildu, BNG, Compromís, Partido Regionalista Cántabro, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias, Coalición Canaria o Teruel Existe. Son partidos muy diversos. Muchos de ellos opuestos ideológicamente, pero con algo en común. Son formaciones nacionalistas o regionalistas circunscritas a un territorio que en la última década han logrado tener representación en el Congreso de los Diputados.

Hace tan solo dos semanas, el BNG en Galicia se confirmaba como principal alternativa al Partido Popular tras el resultado de las elecciones autonómicas. Es cierto que finalmente estuvo lejos de competir por la Xunta, pero de haberse producido un cambio, la presidenta de la Xunta hubiera sido de un partido nacionalista y no del PSOE, alternativa habitual en un país marcado por el bipartidismo. En dos meses, se celebrarán las elecciones vascas y todo hace indicar que el triunfo se lo disputarán EH Bildu y PNV. Luego llegarán las catalanas y Esquerra Republicana también estará en disposición de poder revalidar la Generalitat.

España es un país muy diverso, pero no por ello deja de ser llamativo que en estos ejemplos apenas se pueda hablar de Andalucía. Desde que el Partido Andalucista lograse un escaño en las elecciones del 2000, la comunidad no tiene representación de un partido exclusivamente territorial. Antes, los andalucistas habían conseguido el 'más difícil todavía'. En el año 1980, en plena transición, los andalucistas lograron un dos diputados en el Parlament de Cataluña.

En vísperas del 28F, el Centro de Estudios Andaluces ha publicado un nuevo barómetro sobre la identidad andaluza. En él, un 22% de los encuestados afirma sentirse más andaluz que español, cifra que dobla el resultado de la anterior encuesta. El 63%, por su parte, se siente tan andaluz como español. El grueso de la ciudadanía se mantiene en esa identidad dual que, posiblemente, explica el turnismo sin una tercera alternativa que se da actualmente en la comunidad.

Aunque no hay un reflejo electoral, lo cierto es que culturalmente un nuevo andalucismo ha brotado en los últimis años. Jesús Jurado da buena cuenta de ello en el libro La generación del mollete, una obra que va desde Cruzcampo a Califato 3/4 pasando por Malacara o María José Llergo. El autor recupera en el libro uno de los mensajes que escribió en sus redes sociales cuando la marca de cerveza publicó la campaña Con mucho acento. "Lo que algunos se niegan a ver en los estudios demoscópicos debe verse claro en los estudios de mercado. El nuevo andalucismo sigue al alza y Cruzcampo lo consagra". Han pasado tres años de aquello y lo cierto es que todo ese movimiento cultural no lo ha canalizado ninguna formación política nacida en el territorio.

En 2022, después de una ruptura muy traumática con Izquierda Unida y Podemos, Adelante Andalucía logró dos diputados en el Parlamento de Andalucía. En 2023, por su parte, sólo se presentaron en una provincia para intentar llegar al Congreso de los Diputados. Únicamente lograron 7.000 votos. José Ignacio García es el actual portavoz de la formación en el Parlamento. "Es la primera vez en 15 años que hay en el Parlamento una fuerza andalucista. Dos diputados suponen un cambio cualitivativo", señala sobre el ciclo electoral.

García reconoce que el andalucismo siempre ha estado capitalizado por el PSOE y actualmente lo intenta capitalizar el Partido Popular. Aun así, el diputado cree que existe ahora mismo una "oportunidad" para convencer a la ciudadanía de que el andalucismo de izquierdas "puede ser la gran alternativa a la derecha". Según García, la principal baza con la que cuenta la formación es que Adelante es la "única fuerza que puede hacer oposición al PP teniendo las manos libres para reclamar lo que es justo para Andalucía y criticar al PSOE y Sumar en Madrid".

El triunfo del BNG está reciente, pero el portavoz de Adelante recuerda que tuvo que pasar momentos con un solo diputado y que aguantó gracias al tejido social que la formación nacionalista gallega fue capaz de construir en cada pueblo. "Tenemos que aprender eso de ellos. El ciclo del 15M se hizo desde arriba, rápido y eficaz. Del BNG tenemos que aprender la implantanción en la militancia y los lazos con los sindicatos. Aspiramos a ser la alternativa a Moreno Bonilla. Es un proceso pausado y tranquilo que puede tardar, pero que no tiene techo". Los andalucistas se encuentran en un proceso de elegir una nueva dirección para determinar los ejes políticos de los próximos años.

Andalucía vive en un bucle que no termina de cerrarse donde tras la celebración de elecciones generales, donde comienza la 'comercialización' de los votos con cesiones, hay lamentos sobre "si alguno de los 61 diputados andaluces votara pensando en Andalucía". El sociólogo y politólogo Daniel Valdivia da tres razones sobre por qué este tipo de opciones no terminan de despegar. "La primera de ellas es la ausencia de élites económicas 'andalucistas' con interés en construir un nacionalismo andaluz; la segunda un crisol de identidades que conviven en la identidad andaluza, con importantes diferencias que van desde el acento a la identificación con la comunidad entre las ocho provincias; la tercera es la hegemonía de la identidad dual España-Andalucía. Al sentirnos parte de diferentes comunidades no se desarrolla una identificación excluyente".

Una de las pocas personas que puede presumir de haber defendido a Andalucía desde el Congreso representando a siglas andalucistas es Alejandro Rojas Marcos, histórico líder del PA y ex alcalde de Sevilla. Rojas Marcos atiende a lavozdelsur.es reconociendo que el tema es "muy complejo". El PA resistió entre 1965 y 2015, cuando se disolvió a pesar de tener 300 concejales en toda Andalucía.

El histórico líder explica que la decisión se tomó al considerar que no había espacio político para la formación y lo achaca a un desgaste continuado desde la aparición del partido por "nadar a contracorriente, sobre todo con su competidor, un PSOE en auge cuando llega la democracia". Actualmente, Rojas Marcos sigue recibiendo comentarios de haberse "vendido a la derecha" en aquellos pueblos que visita. Él, por su parte, intenta explicar el papel del PA durante el proceso autonómico. Pero este no es el único motivo por el que llegó el fin del Partido Andalucista. A su parecer, "el pueblo andaluz vota en español. Es españolista en la izquierda y en la derecha".

"Si hubiéramos desaparecido por errores cometido, al desaparecer tendría que haber nacido un nuevo partido. Cuando PP y PSOE cayeron, emergieron Podemos y Ciudadanos. ¿A nadie se le ocurrió un partido andaluz?", señala. Para Rojas Marcos, este tipo de formaciones deben ver la luz de abajo a arriba porque al revés "están condenada al fracaso". "No es comprensible que el andaluz no tenga un brazo propio", afirma. El andalucista reconoce que ha votado a Adelante Andalucía en alguna ocasión, pero tiene dudas sobre el proyecto. "Nace como partido andaluz a partir de una división interna con un español. No nace de arriba a abajo como nosotros".

García, sin embargo, se muestra paciente. "La historia no ha terminado todavía y estamos intentándolo. Llegará el momento en el que lo veamos. La fundación de Adelante es en 2021 y se da en un contexto de auge de las derechas. La experiencia en las últimas décadas nos indica que la izquierda que sube rápido también baja rápido. No quiero grandes comienzos con pies de barro. Necesitamos sustento social y político con cuadros y militantes".

El andalucismo de Juanma Moreno

Si uno pasea por el Parlamento de Andalucía puede ver que Antonio Sanz, número dos del Gobierno qu preside Juanma Moreno, tiene en su muñeca una bandera de Andalucía. Es algo que debería ser normal (y de hecho lo es) para un dirigente autonómico. Sin embargo, la relación del PP con la autonomía no ha sido sencilla hasta que Juanma Moreno llegase a San Telmo. Ahora, el propio Rojas Marcos mantiene cierta relación con el líder del PP, que aceptó la propuesta de darle un carácter oficial al 4 de Diciembre. En alguna ocasión, el histórico andalucista ha bromeado con la opción de que Moreno pueda formar su propio partido andalucista.

Volviendo a La generación del mollete, Jesús Jurado confiesa que no cree que "ese andalucismo de derechas sea una aberración ideológico o una imposibilidad histórica. La consolidación de una derecha orgullosa de su identidad y partidaria del autogobierno podría ser el mayor éxito de la Andalucía autonómica". Este politólogo que estuvo en los primeros pasos de Podemos reconoce que "esta ampliación del campo andalucista desvirtuaría el contenido netamente social que hasta ahora lo caracterizaba". Pero añade que también supondría "la victoriosa ruptura con una larguísima historia de represión y violencia ejercida por parte de unas élites andaluzas que siempre se sintieron tan recelosas de su pueblo como dueñas del territorio por sagrado derecho de reconquista".

El andalucismo de derechas es un tema controvertido. Rojas Marcos recurre al País Vasco, cuyo nacionalismo bebe del reaccionario Sabino Arana. Ahora, desde el independentismo y un ideario basado en lo social, Bildu tiene opciones de ganar las elecciones. "Nadie de izquierdas dice allí que ser nacionalista vasco es ser burgués. Aquí me decían señorito y daba igual nuestro programa. En Euskadi o Cataluña viene el poderío desde la izquierda y la derecha. Aquí tenemos que conseguir lo mismo. Los 2,5 millones de andaluces que votarón 'sí' el 28F no eran de izquierdas", apunta el andalucista. El ex alcalde de Sevilla reconoce que "Moreno lo hace porque le interesa", pero "cómo no voy a aplaudir yo la decisión de Juanma Moreno el 4D".

Valdivia, por su parte, recurre a dos cuestiones del estudio publicado por el Centra que explican la coyuntura actual. "Una es el olvido con el 4D y otra que el 90% no identifica la bandera con ninguna ideología. Eso muestra el vació en el que Moreno está construyendo una derecha sentimental andalucista, sin demanda social (ni tierra ni libertad) con el agravio comparativo con los catalanes y el choque con Sánchez como motores de identidad. El andalucismo cultural es una realidad, pero la nostalgia no opera (no recordamos qué ocurrió el 4D y el papel de la derecha) y la izquierda aún no ha tomado conciencia de que no se puede llegar a una mayoría social en base al rechazo a España".

El planteamiento de José Ignacio García sobre la posibilidad de un partido andalucista de derechas es muy distinto al de Rojas Marcos. "No funcionaría", comenta. "En Andalucía no hay que elegir entre bandera y clase social porque las opresiones que sufre el pueblo andaluz son las que sufre la clase trabajadora de Andalucía. Salen beneficiados los ricos y no se puede oponer lo social y lo nacional". El diputado de Adelante hace estas declaraciones poco después de participar en la protesta de la plantilla de Acerinox. Allí señala que sólo se ha visto una bandera, la de Andalucía.

"La bandera andaluza es de liberación para los de abajo. Lo que está haciendo el PP es construir un nuevo andalucismo de derechas con los aspectos más conservadores de las tradiciones para que nada cambie o lo que cambie sea a peor. El pueblo andaluz es más listo que eso", afirma García.

En uno de los últimos párrafos que Jesús Jurado escribe en su obra, no obstante, muestra su resignación después de reconocer que Moreno le ha tomado muy bien el pulso a la sociedad andaluza, algo que no ha asimilado el resto de partidos "acostumbrados al PP de siempre". "Creo que pasarán años hasta que algún De Gaulle andaluz sea capaz de presentar una alternativa creíble desde la izquierda a esa síntesis superadora de susanismo y delatorrismo que es el 'andalucismo' de Juanma. Parecemos estar condenados, como cantara Morente en Manhattan, a veinte años de hastío por intentar cambiar el sistema desde dentro.

Sobre el autor:

Emilio Cabrera.

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