La estrella de la radio fascista, Queipo de Llano, que implantó el terror desde los micrófonos de Radio Sevilla, desde el 18 de julio de 1936 hasta el 1 de febrero del 38, sigue enterrado en la Basílica de la Macarena junto a su fiel escudero Francisco Bohórquez Vecina, mientras el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía se enredan en decretos, plazos, conversaciones, negociaciones y reuniones que no hacen más que posponer el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, aprobada en febrero de 2017.
Así lo han denunciado los colectivos de víctimas del franquismo este jueves, Día de la Memoria Histórica de Andalucía, a las puertas de la Basílica de la Macarena, el templo donde está enterrado el sanguinario fascista Queipo de Llano, quien implantó el terror en Andalucía y Extremadura y ha pasado a la posteridad por su crueldad máxima, especialmente contra las mujeres, a las que llamó a violarlas en masa desde las ondas de Radio Sevilla, la emisora más escuchada en territorio andaluz durante el golpe de Estado franquista y la posterior dictadura.
El “auditor de guerra” Francisco Bohórquez Vecina, antiguo hermano mayor de la Hermandad de la Macarena, a quien Queipo de Llano le encomendó la supervisión de la represión en Andalucía y Extremadura. Fue tal el ensañamiento de este hombre de confianza de Queipo de Llano que el mismo sistema franquista llegó a denunciar sus prácticas extremadamente crueles.
Paqui Maqueda, portavoz la asociación memorialista Nuestra Memoria, manifiesta que la permanencia de Queipo de Llano y de su auditor de guerra en la Basílica de la Macarena “es una vulneración, otra más, de los derechos de los más de 4.000 hombres y mujeres cuyo cadáveres están de forma ignominiosa en las fosas comunes” del Cementerio de San Fernando de Sevilla.