'Sabroso y punto', el nuevo McDonald's ruso que revela el aislamiento de Putin

Colas en la inauguración de 'Vkusno i tochka', donde no hay 'Big Mac' pero sí una 'Grand burger': "Está rico, pero no es como antes. Lo que tuvimos, no volverá"

'Vkusno i tochka', el nuevo McDonald's ruso ante la salida de la multinacional norteamericana del país
'Vkusno i tochka', el nuevo McDonald's ruso ante la salida de la multinacional norteamericana del país 'Vkusno i tochka'

Quien iba a pensar que en pleno siglo XXI y más de tres décadas después de la caída del Muro de Berlín, Moscú iba a volver al aislamiento internacional. Así ha sido y así lo viven los propios rusos. La prueba de ello está en la apertura de Vkusno i tochka, que en castellano viene a significar algo así como Sabroso y punto, una forma de decir que es lo que hay ante las sanciones impuestas por la invasión a Ucrania.

A lo Goodbye, Lenin pero más bien con Goodbye, USA, el país que dirige con mano dura Vladimir Putin busca reinventarse por el bloqueo mundial que sufre y que costó la salida de grandes multinacionales y marcas occidentales del país. Entre ellas, McDonald's, que ha cedido sus 850 licencias de restaurantes al magnate Alexánder Góvor, un empresario que se hizo rico a partir de la minería y las privatizaciones de la época postsoviética y que fue antiguo socio de McDonald's con franquicias en Siberia. El compromiso del oligarca es mantener las decenas de miles de empleos que la multinacional norteamericana tenía en Rusia y la apertura progresiva de todos los establecimientos en un periodo de dos años. McDonald's ha perdido 1.360 millones de dólares ante su marcha del mercado ruso. 

'Sabroso y punto', el nuevo McDonald's ruso

La inseguridad jurídica está servida. A McDonald's se suma un buen número de corporaciones estadounidenses y europeas, que no saben muy bien cómo gestionar esta salida del país. Mientras que el régimen de Vladimir Putin intenta mantener la normalidad y hacer una transición hacia un nuevo capitalismo ruso autárquico, la población rusa es conocedora de que algo se mueve para atrás. A diferencia de la época de la Unión Soviética, en la que los productos occidentales no llegaban a Moscú, las empresas rusas quieren imitar y replicar los productos occiedentales en su versión rusa. Por ahora, no parece convencer mucho.

"Está rico, pero no es como antes. Hay una diferencia enorme con la primera apertura. Antes existía la perspectiva de un mundo diferente, Lo que tuvimos, no volverá"  sostiene un cliente llamado Pável a El País, que estuvo en la apertura de la primera tienda ante más de 2.000 personas que gurdaban cola. Poco o nada que ver cuando abrió el primer McDonald's tras la caída de la URSS. "Lo que vendrá será mejor", dijo como respuesta la esposa de este, Olga. Sea como sea, Rusia se prepara para unos tiempos totalmente diferentes.

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S. C.

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