"Gaza arde". Con estas palabras comenzó el mensaje que el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, publicó en X durante la madrugada de este martes. Un texto que sonaba más a celebración que a advertencia: "Las Fuerzas de Defensa de Israel atacan con mano dura la infraestructura terrorista, y sus soldados luchan con valentía para crear las condiciones necesarias para la liberación de los rehenes y la derrota de Hamás. No cederemos hasta que la misión se complete".
La operación constituye la última fase del plan de Benjamin Netanyahu para sitiar la capital. Fuentes militares israelíes confirmaron a medios internacionales que las fuerzas de tierra entraron en la ciudad el lunes y que en los próximos días se sumarán más tropas.
La decisión de Netanyahu se tomó pese a las advertencias de los principales jefes de seguridad de Israel, incluido el Estado Mayor y los responsables del Mosad y del Shin Bet.
Casi 65.000 palestinos han muerto desde octubre de 2023. La relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, advierte que la cifra real podría ser “diez veces mayor” y acusa a Israel de utilizar “armas no convencionales” para dejar la zona inhabitable.
Este lunes, una comisión de investigación de Naciones Unidas dio a conocer que existen motivos para afirmar que Israel está cometiendo genocidio en Gaza, cumpliendo cuatro de los cinco actos definidos en la Convención de 1948: asesinatos, daños físicos y psicológicos graves, condiciones de vida destinadas a destruir al grupo y medidas para impedir nacimientos. Israel rechaza de plano el informe y lo califica de “distorsionado y falso”.
El cruce de acusaciones coincide con la visita del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, quien admitió que existe “una ventana muy corta” para alcanzar un alto el fuego. Sin embargo, sobre el terreno, lo único evidente es que los bombardeos continúan y Ciudad de Gaza está ya bajo el fuego.
