Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, ha llevado su estrategia de comunicación política a un nuevo extremo. El líder ultraconservador ha difundido en sus redes sociales una impactante imagen de su abdomen abierto durante una cirugía, en la que se observan claramente sus intestinos. La fotografía, que ha generado una oleada de reacciones, forma parte de una narrativa cuidadosamente diseñada para presentarlo como un héroe invencible, superviviente del atentado que sufrió en 2018.
Bolsonaro fue apuñalado durante la campaña presidencial de aquel año, lo que le provocó graves lesiones intestinales y lo obligó a someterse desde entonces a múltiples intervenciones quirúrgicas. En cada una de ellas, ha hecho un uso político de su cuerpo marcado por la violencia, recurriendo a imágenes cada vez más explícitas para reforzar su relato de resistencia.
Una estética del horror al servicio de la propaganda
La última publicación va un paso más allá en lo que algunos expertos han calificado como una “estética de lo grotesco”. En la imagen difundida, se ve su vientre abierto durante la operación, con las asas intestinales expuestas, en una escena más propia del cine gore que de la comunicación política tradicional. “Así quedaron las asas intestinales tras el acceso a la cavidad abdominal y la liberación parcial de adherencias”, reza el pie de foto elegido por el propio Bolsonaro.
El recurso visual no es nuevo en el universo bolsonarista. Ya tras el apuñalamiento de 2018, su equipo —entonces conocido como "gabinete del odio"— construyó una narrativa épica basada en el dolor físico y la superación personal. Ahora, el expresidente repite fórmula, esta vez con una crudeza aún mayor, en un intento por movilizar emocionalmente a su electorado.
Según psicólogos y especialistas en comunicación consultados por Folha de São Paulo, esta estrategia busca consolidar la imagen de Bolsonaro como un político indestructible. “Se presenta como el superviviente de 2018”, explica uno de ellos, en referencia a la figura del mártir que vuelve a escena después de cada intervención.
Una recuperación seguida por sus seguidores
En un mensaje dirigido a sus seguidores, tras salir de la UCI, Bolsonaro explicó: “Salí de la UCI y me trasladaron a la unidad de hospitalización. Estoy clínicamente estable, sin dolor, sin fiebre, todavía con el hipo controlado y con la presión arterial mantenida”. Detalló también que su recuperación avanza con una dieta líquida, alimentación intravenosa y sesiones diarias de fisioterapia para prevenir trombosis y reconstruir masa muscular.
A pesar del estado todavía delicado, el expresidente aseguró mantener intactas su confianza y su fe: “Sigo confiado, con fe en Dios y en el trabajo del equipo médico, al que estoy inmensamente agradecido”.
Bolsonaro fue dado de alta el domingo del hospital privado DF Star Rede D'Or, tras más de un mes ingresado. Durante su estancia, grupos de seguidores mantuvieron una vigilia permanente frente al centro médico, mostrando su fidelidad al exmandatario incluso en sus momentos más vulnerables.
