El sábado los bañistas que disfrutaban del sol en la playa de Punta Umbría, en Huelva, presenciaron una escena insólita que dejó a todos con la boca abierta. En el horizonte, mirando al mar, apareció de la nada un puente inexistente. Los presentes han sido testigos de un espejismo poco común.
Esta ilusión óptica se conoce como el efecto Fata Morgana, en referencia al nombre italiano de la hermanastra del Rey Arturo, Morgan le Fay. Según cuenta la leyenda esta mujer era un hada cambiante en el reino. El fenómeno singular se trata de una especie de inversión de un paisaje, en este caso, la estructura de un gran puente grisáceo que se vislumbra al alzar la vista hacia el horizonte.
El efecto se debe a una inversión de temperatura, es decir, los objetos que se encuentran en el horizonte, como las islas, los acantilados, los barcos o los témpanos de hielo adquieren una apariencia alargada y elevada, según explica el espacio de divulgación Meteoiberia. Dicha inversión funciona como una lente refractante que genera una imagen invertida de todo lo que se distinga al fondo del mar.
Como si fuese un "cuento de hadas", la playa onubense acogió por unos instantes un puente deformado que parecía flotar en las aguas gaditanas. En la antigüedad, montes, barcos, ciudades costeras emergían en mitad del paisaje a los ojos de los bañistas. Este fenómeno alimentaba la imaginación de los navegantes dando lugar a castilos y barcos fantasmas.
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