La educación pública en Andalucía sigue dejando mucho que desear. A los numerosos recortes en centros que pierdan líneas que van a la concertada se suman los proyectos sin concretar, como el del futuro IES Costa de Níjar.
Varios años lleva luchando una plataforma de madres y padres para intentar que la Junta aprueba un instituto en una zona donde el curso que viene casi 200 alumnos cursarán la ESO.
El centro que tienen más cerca (el IES San Isidro) está a 25 kilómetros y cada mañana tendrían que levantarse a eso de las 6.15 para ser recogidos por el bus escolar a las siete de la mañana, no regresando hasta pasadas las cuatro de la tarde.
Por esta problemática, muchas familias años atrás han optado incluso por cambiar de domicilio y trasladarse a Almería para tener un instituto más próximo a sus hogares. Los que no se van llevan a los niños a Cabo de Gata y al IES Portocarrero.
Antes de las anteriores elecciones, miembros de la plataforma IES Costa de Níjar se reunieron con el anterior delegado de Educación y, posteriormente, con la alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez, para ver si se hacían unas aulas en la comarca para Primero y Segundo de la ESO. De esta forma, el alumnado tendría un proceso de transición antes de tener que realizar los tortuosos desplazamientos.
La plataforma hizo de puente con el Ayuntamiento para encontrar una solución y consiguieron el visto bueno de la alcaldesa, que ofreció un par de terrenos. Al ser una zona que se encuentra entre un parque natural es complicado encontrar espacios grandes. El terreno más viable era uno situado en Rodalquilar, donde se puede construir un instituto para los niños de las pedanías y pueblos de alrededor.
El actual delegado de Educación de Almería, Francisco Alonso, prometió reunirse con la plataforma tras las Navidades. De momento, no ha habido ninguna respuesta y, como medida de protesta, madres y padres han decidido hacer una sentada de cinco minutos para exigir un instituto para la Costa de Níjar. Será la primera de las movilizaciones que se pretenden efectuar hasta que no obtengan una respuesta en firme sobre un centro educativo que lleva ya demasiado tiempo en el limbo.
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