El maestro 'influencer' que enseña mates y lengua con la guitarra interpretando temas de Manuel Carrasco y Alejandro Sanz

Juan González Caballero es un docente de Huelva que toca, canta y compone música en sus clases como recurso educativo para potenciar el rendimiento de su alumnado. "La música es un cohesionador del grupo y simplifica el aprendizaje", destaca

Juan, junto a sus alumnos, compartiendo el entusiasmo por la música.
Juan, junto a sus alumnos, compartiendo el entusiasmo por la música.

No se considera para nada un maestro influencer, aunque tiene un gran tirón en las redes sociales y sus antiguos alumnos bromean con él sobre esta circunstancia. Natural de Huelva, Juan González Caballero es de esos docentes que sale de los libros y de la rigidez del sistema educativo para innovar e ilusionar a su alumnado. Desde hace unos 18 años lleva dando clases de Educación Primaria en el Colegio Diocesano Sagrado Corazón de Jesús de la capital onubense y es autor del libro La clave del príncipe Solun cuento infantil que narra las dificultades que tiene un joven príncipe para aprender y al que su encuentro con la música le cambia la vida.

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En el patio del Colegio Diocesano Sagrado Corazón de Jesús.

Su método educativo es sencillamente maravilloso. Y es que Juan emplea todo el poder, la sensibilidad y la magia de la música para enseñar a sus alumnos cualquier asignatura, desde lenguas a matemáticas pasando por inglés, religión, sociales o naturales. "La música siempre ha estado muy ligada a la enseñanza y al aprendizaje como área y como recurso metodológico de apoyo al resto de áreas. Yo le intento dar una contextualización y un realce pedagógico para sacarla de la materia de música y utilizarla como recurso en el resto de asignaturas", destaca este maestro onubense a lavozdelsur.es.

"La música siempre ha estado muy ligada a la enseñanza y el aprendizaje como recurso metodológico de apoyo al resto de áreas"

Aunque las redes le han dado una mayor visibilidad en los últimos tiempos, Juan lleva 16 años usando la música en sus clases. "Tienen un valor fundamental en el desarrollo de las mismas porque es un cohesionador del grupo, facilitador del aprendizaje y simplifica mucho el desarrollo".

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En una de sus clases, donde no falta la música.

La pasión musical le viene desde la infancia. "En mi casa siempre ha habido música, cantes y guitarra. Recuerdo los baños con mi padre jabonándome mientras cantaba un fandango y las coplas de su pueblo (Puebla de Guzmán). En un momento dado, me di cuenta de que no era capaz de retener un tema de historia o filosofía, pero sí lograba memorizar fácilmente una canción. La retenía completamente y era capaz de escribirla. Una canción completa son dos folios. ¿Por qué no era capaz de aprenderme un tema de historia? La diferencia está en la música", resalta. 

 

 

Y fue ahí cuando empezó a generar canciones para el aprendizaje de las cosas de su niñez y de su juventud, que luego fue trasladando a su día a día en el colegio. "Este método de trabajo –cuenta González Caballero– simplifica mucho el aprendizaje. Lo aplico también para niños con dislexia y que tienen problemáticas de este tipo. La memoria a corto plazo tiene muchas dificultades de aprendizaje que la música te ayuda a solventarlas". 

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Con su libro infantil, 'La clave del príncipe Sol'.

Nominado a mejor docente de España

Con la música trabaja con su alumnado el aprendizaje de las tablas, la iniciación al cálculo matemático, la memoria, la lectura musical y diversos contenidos. También trabaja en valores. "Con música es muy asequible y fácil de trabajar". De este modo, sus alumnos copian dictados y mejoran su capacidad lectora con temas de Alejandro Sanz, Pablo Alborán o Manuel Carrasco interpretados por un maestro que ha estado nominado a mejor docente de España. 

Juan ha logrado algo muy importante, romper con el sistema establecido, aportar creatividad e innovación en materia educativa. No ha sido una labor fácil, ya que muchas veces ha tenido que soportar a quienes le han definido como "el maestro folclórico" o a aquellos que se preguntaban qué clases iba a dar con la guitarra todo el día. Pero este Onubense del Año el pasado 2021 en materia de Educación ha demostrado que su modelo funciona. "Me he emperrado tanto que hasta lo he demostrado incluso con una validación científica. Mi método ha estado sometido a un estudio en varios trabajos de fin de grado y ha sido materia de doctorado de varios compañeros. También ha sido expuesto en algunos congresos. Esto es neurociencia. No lo he inventado yo", comenta. 

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La música activa la participación del grupo.

"Somos un coro que canta a una, se necesitan unos a otros y esto genera empatías"

Reconoce que "no es fácil salirse del molde. Innovar en la educación es complejo porque no siempre te facilitan las cosas, pero hay que luchar por los niños, que son lo más valioso que tenemos. Si por algo merece la pena dar la vida es por ellos. El último día de clase hemos abierto branquias de pescados que he llevado. Hemos realizado trabajo de campo y hemos dado religión, inglés y otras materias. Hay quien dice que estoy todo el día dedicado a aprender canciones, pero no es así, yo les estoy enseñando cosas de las diferentes materias. Y esto no roba gran tiempo. Además, es muy enriquecedor y potencia mucho al grupo a afectos de cariño y de tantos problemas que se evitan. Somos un coro que canta a una, se necesitan unos a otros y esto genera empatías. Ahora que tenemos las risas borradas por las mascarillas, necesitamos carcajadas. La risa no se ve, pero las carcajadas se escuchan. Yo me lo paso pipa en clase y siempre voy con la intención de hacerles disfrutar y que ellos disfruten conmigo. Lo único importante son las personas y eso es lo que les quedará el día de mañana". 

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El alumnado, atento a las canciones de Juan.

"Ahora que tenemos las risas borradas por las mascarillas, necesitamos carcajadas. Yo me lo paso pipa en clase e intento hacerles disfrutar"

Todos lo conocen como Juan el de la guitarra, aunque en sus clases incluso está incluyendo más instrumentos musicales, de alumnos que se animan con la percusión y de antiguos estudiantes que se pasan por sus clases para colaborar. "Durante estos años en muchos alumnos se despertó una sensibilidad por la música y han acabado dando clases de canto o en el conservatorio. Podría montar perfectamente una orquesta. La verdad es que es una experiencia muy bonita. Mis niños recuerdan esto siempre. Se crea un vínculo para toda la vida. Se enciende una llama que no se apaga. Algunos son madres y padres ya, y te lo recuerdan". 

"Animo a otros compañeros a que cojan la guitarra, se desmelenen y ayudemos a los niños a que aprendan a ser felices"

Son numerosas las muestras de cariño que recibe y que le hacen ver que su apuesta por este método ha merecido la pena. Y más en estos tiempos de pandemia y distancias, donde la música es un hilo de unión y conciliación. "Estamos con la distancia social, con el hidrogel, con la desconfianza hacia el otro por si me lo pegará... Ahora que todo es tan complicado, la música te permite esa unión. Es un lenguaje, es un conector. De hecho, hay culturas que no tienen lengua escrita pero sí cuentan con expresión musical. Tiene un poder para alegrarnos, entristecernos, recordar... Hay casos demostrados de personas con Alzheimer que gracias a la música logran recordar algunas cosas. Este método también repercute en las familias, al generar una gran confianza. Animo a otros compañeros a que cojan la guitarra, se desmelenen y ayudemos a los niños a que aprendan a ser felices". 

Sobre el autor:

Rubén Guerrero.

Rubén Guerrero

Periodista con más de veinte años de experiencia en los medios de comunicación (prensa escrita, digital, radio y televisión). Autor de Nosotras. Historias del olvidado deporte femenino y otros seis libros más. Recuperando la ilusión por el periodismo en lavozdelsur.es.

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