Laura Lechuga, la eminencia de la ciencia investida como doctora Honoris Causa en la Universidad de Cádiz

La científica cuenta con 245 trabajos publicados y es la pionera en transferir ciencia desde la empresa

Laura Lechuga, la eminencia de la ciencia investida como doctora Honoris Causa en la Universidad de Cádiz

La Universidad de Cádiz ha celebrado hoy, en el salón de Actos de la Facultad de Ciencias, el Acto Solemne de investidura de doctora Honoris Causa de Laura María Lechuga Gómez. El rector de la UCA, Francisco Piniella, ha presidido la ceremonia, en compañía de una representación del Claustro Universitario y autoridades académicas, civiles y militares.

El Claustro de la Universidad de Cádiz, a propuesta del Consejo de Dirección de la UCA, ratificó el pasado mes de diciembre de 2021 la concesión del grado de doctor Honoris Causa a Laura María Lechuga Gómez, propuesta aprobada por el Consejo de Gobierno en noviembre de 2021, según establece el artículo 232 de los Estatutos de la UCA y el artículo 4º del Reglamento que regula el procedimiento para la concesión del grado de doctorado Honoris Causa. Laura M. Lechuga se une al privilegiado elenco de doctore-as Honoris Causa investido-as por esta Universidad, que – en sus más de cuatro décadas de constitución – está integrado por 40 relevantes figuras del mundo de la ciencia, la filosofía, la literatura, la política y el arte.

En primer lugar, el rector de la UCA ha dedicado unas palabras a la grave situación que se vive en Ucrania, “nuestro rechazo al ataque militar y nuestra reclamación, como lo vienen haciendo todas las universidades españolas de acuerdo con las recomendaciones de CRUE, del cese inmediato de una actuación que constituye una grave agresión al pueblo ucraniano y al derecho internacional”.

A continuación, Francisco Piniella ha comenzado su discurso con la afirmación de que este acto no es solo un acto de reconocimiento a la trayectoria individual de una egresada de la UCA “que ha alcanzado el éxito y que hoy es una de las investigadoras más prestigiosas a nivel mundial”, es además “un acto de reivindicación del papel de la mujer en la Ciencia, de esas científicas, que, como dice la doctora Lechuga: son científicas que van saltando vallas. Vallas que la Historia, el patriarcado y la sociedad en su conjunto les hemos ido poniendo”.

En el transcurso de la época actual, “necesitamos más Laura Lechuga, no solo por igualdad y justicia, sino porque ellas enriquecen la Ciencia y hacen que la sociedad avance más y mejor. No podemos permitirnos el lujo de prescindir del 50% de la inteligencia, el capital humano, el talento, la generosidad y la bondad de las mujeres. Una sociedad no puede avanzar a la mitad de su rendimiento”. Por ello, ha abogado por reforzar las redes para que las mujeres universitarias puedan ampliar sus capacidades técnicas y tengan más presencia en las carreras STEM.

El profesor emérito, catedrático de Química Orgánica y rector de la UCA desde 1995 a 2003, Guillermo Martínez Massanet, como padrino de Laura Lechuga, ha leído su laudatio tomando como referencia el centro académico que ha acogido este acto solemne: la Facultad de Ciencias del Campus de Puerto Real. Un espacio común para ambos, donde los dos emprendieron su camino docente y estudiantil, respectivamente, en los años 80. Fue su alumna, de la que recuerda su curiosidad, madurez e involucración con la Universidad como representante de los estudiantes. Esta relación continuó a lo largo de los años de vida profesional, en paralelo cuando fue rector y ella ya investigadora del CSIC.

Pionera en transferir ciencia desde la empresa

Martínez Massanet ha realizado un recorrido por la larga e intensa trayectoria científica y laboral de la egresada (licenciada en Ciencias Químicas) de la UCA que le ha llevado a trabajar en diversos y relevantes centros de investigación nacionales e internacionales y a transferir sus conocimientos al ámbito empresarial desde contratos de colaboración y a través de la creación de dos empresas de base tecnológica y la puesta en marcha de ocho familias de patentes. En los 14 años que lleva en el Instituto Catalán de Nanociencias y Nanotecnología (ICN2) ha desarrollado “una ingente labor científica que la ha colocado a la vanguardia de la investigación sobre biosensores fotónicos, campo en el que se han convertido en un referente mundial”.

Entre sus logros, ha detallado 245 trabajos de investigación, de los que un buen número se han publicado en revistas “con un índice H de promedio de 53 y más de 10.000 citas”, 90 proyectos competitivos, de los que 56 fue coordinadora o investigadora principal, de gran importancia y repercusión social como los biomarcadores para el diagnóstico y pronóstico de cáncer de ovario o la nanodetección para diagnóstico y vigilancia en el COVID-2019. Por ello, ha enumerado que es desde 2014 “felow member” por la Optical Society of América, seleccionada en 2016 como la mejor investigadora española por la revista Quo y Premio Física, Innovación y Tecnología que concede la Real Sociedad Española de Física y la Fundación BBVA o Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva, Jaume I en Nuevas Tecnologías en 2020 y Premio Implicación Social del Consejo Social de la UCA en 2021.

La recién investida doctora Honoris Causa ha agradecido al “Claustro, Rector y Junta de Gobierno por otorgarme esta máxima distinción de la Universidad de Cádiz, mi Universidad”. Hoy es “un día muy feliz en mi vida”, ha confesado con emoción; puesto que aquí inició su formación académica y científica. “Fueron años felices y de considerable aprendizaje”, de los que ha puesto en valor las amistades que cultivó para toda la vida y la inspiración y ayuda que encontró en su profesorado.

En concreto, ha personalizado esta gratitud en el doctor Rafael García Roja por su guía para realizar la tesis doctoral hacia el CSIC y el Centro Nacional de Microelectrónica. Allí llevó a cabo una novedosa línea de estudio sobre dispositivos sensores y biosensores que pronto obtuvo el interés del sector productivo, con Tabacalera SA: “fue en aquel preciso momento cuando descubrí la relevancia de poder hacer ciencia básica-aplicada y trasladarla a un dispositivo real que fuera de utilidad real para una empresa y, por la tanto, para la sociedad”.

Ha relatado las experiencias en su estancia postdoctoral en Holanda, como ese tiempo le abrió la mente a abordar la investigación científica desde la innovación y la transferencia, y el trabajo multidisciplinar, y su posterior incursión en el mundo de la empresa, la relevancia de la financiación pública y privada para poder realizar sus investigaciones. Y, el inicio de su actual trabajo en el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), que supuso “un cambio importante en el modelo de hacer nuestra investigación, accediendo a un sistema más ágil, donde prima la excelencia y la investigación de calidad en un entorno más competitivo”.

Con respecto a su línea de estudio, Lechuga ha reseñado, con lenguaje accesible para los profanos en la materia, que “los dispositivos biosensores que diseñamos nos permiten el análisis precoz de cualquier tipo de enfermedad utilizando tan solo unas gotas de nuestros fluidos corporales, como pueden ser unas gotas de orina, sangre, suero, lágrimas o saliva”. En el caso de la pandemia, han trabajo de forma intensiva para dotarnos de herramientas: con un biosensor serológico, incluida su validación clínica completa, que con tan solo unas gotas de sangre y pocos minutos, que no solo da una respuesta si/no sino que además indica cuántas inmunoglobulinas ha desarrollado cada persona y “estamos también finalizando un biosensor para la medida directa del virus en las muestras de los pacientes que, además de un sí/no, nos informa de la carga viral desde el primer día de la infección, uno de los parámetros más relevantes y que no es posible obtener con los tests rápidos existentes. Ambos desarrollos pueden constituir la primera tecnología de diagnóstico made in Spain”.

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