Un vivero de Jerez vende 4.000 kilos de leña al día: madera ante un invierno de luz disparada

Viveros Hermosín, que comercializa este producto desde hace unos pocos años, espera un repunte de las ventas por el alto precio de la energía, que lleva a muchas familias a optar por otras vías para combatir el frío

María José e Isabel, dueñas de Viveros Hermosín, con leña en las manos.
María José e Isabel, dueñas de Viveros Hermosín, con leña en las manos. MANU GARCÍA

Nada más entrar en Viveros Hermosín son bien visibles los distintos tipos de leña que ofrecen a sus clientes. La hay de olivo, de eucalipto y mezcla de distintos tipos de madera, la más económica y también la más vendida. En formatos de 70, 140 o 220 kilos, pero también en sacos más pequeños, comercializan troncos que, sobre todo, van a calentar viviendas. Aunque también a algunos negocios de restauración.

Desde hace unos años, este negocio familiar, situado en la carretera A-2104 que conecta Jerez con Guadalcacín —el acceso por la rotonda del Michelin—, también se dedica a la venta de leña. Y están deseando que lleguen días de frío para que despunten las ventas. Con el precio de la luz por las nubes, esperan que sea un invierno especialmente fructífero.

“Este año esperamos vender más”, confiesa Isabel Hermosín, una de las hermanas, la pequeña, que está al frente del negocio. De los cuatro que son, tres trabajan en el vivero, María José, la mayor, e Israel, el segundo en discordia. Solo José Luis, el tercero, no está en la empresa familiar… aunque es jardinero. Una familia entera dedicada a las flores y al cuidado de las plantas.

En días buenos de invierno, en Viveros Hermosín venden miles de kilos de leña. La media durante la campaña, que dura de noviembre a febrero, aproximadamente, está en unos 4.000 kilos diarios, al menos 120.000 kilos al mes. “Cuando empieza el calor, empezamos a almacenar para la temporada siguiente”, relata Isabel.

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María José, cargando leña en un recipiente.  MANU GARCÍA

En los laterales de la nave de 5.000 metros cuadrados de Viveros Hermosín se almacena la leña que han ido guardando durante todo el año. Enormes estanterías acumulan kilos y kilos de leña de olivo, eucalipto y mezcla, que se va reponiendo conforme se vende. En unas naves traseras, con 8.000 metros en total, que están situadas a espaldas de la zona de venta, tienen más leña, preparada para ser vendida.

“No sé cuantos kilos tendremos, no nos da tiempo ni de contarlos”, confiesa Isabel Hermosín. "Conforme se van vendiendo los vamos reponiendo", dice. En cuatro meses dan salida a la leña que han ido cortando y almacenando durante los ocho meses restantes del año. La madera procede de trabajos de podas o limpiezas que realiza la empresa, o de piezas que compran a proveedores, que luego cortan en el vivero para adaptar al tamaño estándar de las chimeneas.

"Hay poca gente que se dedique a esto legalmente", comenta Isabel Hermosín, la pequeña de una saga familiar que va por la tercera generación de propietarios de un vivero que tiene casi un siglo de historia. Fue el abuelo de Isabel quien inició un negocio que prosiguió su padre y que con ella y sus hermanos prosigue una historia de éxito empresarial que solo tiene un secreto: "Trabajo, trabajo y trabajo". En cuanto a la competencia desleal, le quita hierro. "Mi padre siempre decía que nos fijemos en nosotros, en nuestros errores, para corregirlos y seguir creciendo". Y eso hacen. 

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María José Hermosín, junto a la leña almacenada en el vivero.  MANU GARCÍA

En un principio, hace unos años ofrecían unos pocos kilos de leña, procedentes de los árboles que podaban, lo que despertó el interés de muchos clientes. Por ello, fueron profesionalizando la venta, hasta el punto de "vivir de la leña" durante los duros meses de invierno. "Con el frío, el vivero no se mueve. Ahora tenemos esto y las flores de Pascua, luego enlazamos con el día de los enamorados, después con el Día de la Madre, las ferias...", enumera Isabel, aunque también prestan servicio en bodas y comuniones para "estar siempre activos". 

Viveros Hermosín es gestionado ahora por María José, Isabel e Israel Hermosín, éste último sexto clasificado de toda España en el certamen Mejor Artesano Florista, un reconocimiento que les llena de "orgullo", y que da un empujón a la promoción del señero negocio, en una familia en la que quien más, quien menos, entiende de flores y plantas. Además de los cuatro —José Luis no está en el vivero, pero es jardinero—, un primo y un tío de los hermanos Hermosín también se dedican al cuidado de jardines. 

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Troncos de leña de Viveros Hermosín.  MANU GARCÍA

"Nosotras no sabemos lo que es trabajar en otro negocio, solo sabemos levantarnos, regar, abonar, cortar leña, atender a clientes...", enumera Isabel, quien asegura que a pesar de las muchas horas que le dedican al vivero —"solo descansamos dos días al mes"— es un oficio "muy gratificante". El estrés los visita de manera puntual en un entorno en el que la tranquilidad es casi absoluta. 

Los hermanos Hermosín, que se han criado correteando entre plantas y haciendo los deberes o jugando en los pasillos del vivero, que en su actual ubicación lleva unas dos décadas, porque antes estuvo donde se sitúa ahora mismo la Ciudad de los Niños, esperan que el alto precio de la luz les ayude a dar salida a la leña, una alternativa más económica para combatir el frío los meses de invierno. La familia ya tiene cuarta generación, dos sobrinos de Isabel, todavía muy pequeños, de cuatro y cinco años, que "ojalá" tomen el testigo, ellos o algún hermano o primo que llegue en el futuro, para seguir prolongando la saga. 

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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