Si no la traen de Israel o Egipto, la diferencia entre el precio de la patata en el campo y en el super llega al 630%

La organización agraria COAG alerta de una situación "insostenible" para los productores y acusa a la gran distribución de especular con un alimento básico mientras los agricultores pierden rentabilidad

Papas de Sanlúcar, en una imagen de la cooperativa Virgen del Rocío.
Papas de Sanlúcar, en una imagen de la cooperativa Virgen del Rocío. MANU GARCÍA
09 de octubre de 2025 a las 07:49h

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía ha denunciado el “escandaloso diferencial del 630%” entre el precio que perciben los agricultores por sus patatas en el campo y el que pagan los consumidores en el punto de venta.

Según el Índice de Precios Origen-Destino (IPOD) correspondiente al mes de septiembre, el precio medio en origen se situó en 0,27 euros por kilo, mientras que en los supermercados y grandes superficies la misma patata alcanzó los 1,97 euros por kilo.

COAG considera que este margen es “brutal e insostenible” y refleja una cadena alimentaria injusta, donde el agricultor asume todos los costes mientras “otros eslabones aumentan sus márgenes sin control”.

“La especulación pone en peligro el futuro del cultivo”

La organización agraria acusa a la gran distribución y los intermediarios de “especular con un producto básico”, presionando los precios a la baja en origen y elevándolos artificialmente para el consumidor.

COAG advierte de que esta situación no solo amenaza la viabilidad del cultivo de la patata en Andalucía, sino que también destruye empleo rural, expulsa a pequeños productores y encarece la cesta de la compra de las familias.

En Andalucía, el cultivo ocupa unas 9.500 hectáreas, lo que la sitúa como una de las principales regiones productoras de patata temprana en España. Sin embargo, en los últimos 25 años la superficie cultivada ha caído drásticamente, con muchas explotaciones abandonando el cultivo por falta de rentabilidad.

Costes disparados y precios hundidos

COAG recuerda que los costes de producción han aumentado en los últimos años: fertilizantes (+74%), gasóleo (+68%) y electricidad (+53,8%), mientras que los precios en origen no cubren los costes reales.

Ante esta situación, la organización reclama al Ministerio de Agricultura una aplicación efectiva de la Ley de la Cadena Alimentaria, que prohíbe la venta a pérdidas, así como la puesta en marcha del Observatorio de la Cadena Alimentaria “con datos públicos, actualizados y transparentes”.

Además, COAG pide reforzar los controles e inspecciones tanto a nivel estatal como autonómico para garantizar el cumplimiento de la ley y frenar la especulación con productos esenciales.

Las importaciones, otro golpe al sector

Otro de los grandes problemas que denuncia COAG son las importaciones masivas de patata, que este verano “han inundado los lineales” de los supermercados españoles con producto procedente de Egipto, Israel y Francia.

Según la organización, este “comportamiento calculado” de las grandes cadenas deprime los precios en origen y confunde al consumidor, que a menudo cree comprar producto fresco nacional cuando en realidad procede del extranjero o ha estado meses almacenado en cámaras frigoríficas.

En 2024, las importaciones superaron las 80.000 toneladas, mientras miles de toneladas de patata andaluza permanecían sin salida comercial. Todo ello, a pesar de que la producción nacional es suficiente para abastecer al mercado con un producto “fresco, de calidad y sostenible”.

Un sector clave que sobrevive con dificultad

El cultivo de la patata en Andalucía se concentra principalmente en las provincias de Sevilla y Cádiz, y es un sector estratégico que lidera la producción nacional de patata temprana y de media estación, gracias al clima favorable que permite sembrar casi todo el año.

Andalucía es la tercera productora nacional, tras Castilla y León y Galicia, y la primera en patata temprana, recolectada entre abril y junio. La variedad “Spunta”, especialmente en la zona de Sanlúcar de Barrameda, es una de las más reconocidas.

Aun así, el sector se enfrenta a sequías recurrentes, altos costes y una sobreproducción europea que presiona a la baja los precios. “No es razonable que, con miles de hectáreas sembradas, los supermercados ofrezcan patatas de Israel o Egipto”, denuncia COAG.

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F. Jiménez

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