¿Cómo son los nuevos agricultores y ganaderos del siglo XXI? COAG organiza este martes 25 en Madrid la presentación del estudio #AgroMillennials, en un intento de explicar la Agricultura 4.0 o lo que es lo mismo, la aplicación de Big Data al sector agrícola, lo que permite la captación y transmisión de datos sobre nuestro campo, cultivo, explotación en tiempo real.
Son la generación a la que se acercan las marcas agroalimentarias, los que nacieron entre 1981 y 1995, y se hicieron adultos con el cambio de milenio. Son los que sacarán partido a sistemas digitales de apoyo a la toma de decisiones mediante sensores en el campo y diversas fuentes de información, recopilando datos complejos de manera continua, por ejemplo de todos los aspectos del viñedo en comarcas como el Marco de Jerez y los trata, proporcionando alertas en tiempo real y un claro asesoramiento operativo sobre intervenciones a realizar en campo.
Los nuevos agricultores, sin duda, están familiarizados con las nuevas tecnologías y herramientas que forman parte de la agricultura 4.0 y para ellos, ya es común oír hablar de drones o tractores autónomos.
En Camposcopio, un espacio web que recopila los artículos más interesantes sobre la actualidad del campo, se ofrecen algunas pistas, opiniones y perfiles de expertos -absolutamente entusiasmados- sobre los agromillennials que este lunes serán noticia gracias al estudio de la COAG.
El profesor Enrique Dans, uno de los grandes referentes en internet, experto en transformación tecnológica y profesor de Innovación en EAE Business School, se pregunta: "¿Llegará la automatización de maquinaria agrícola a la agricultura? Y reflexiona. “Pero ¿qué ocurre si un tractor deja de ser un simple vehículo mecánico, y pasa a ser un dispositivo conectado a internet, capaz de interactuar con sensores en el propio campo, y de llevar a cabo una gama progresiva de tareas prácticamente sin intervención de su propietario? Ahí pasamos a hablar de unos niveles de escalabilidad y de costes que intervienen en gran medida en la productividad de la actividad, y que, de hecho, cambian su dimensión”.
Y sentencia: “Debemos tener en cuenta que las tecnologías digitales se asientan sobre un elemento fundamental: los datos”. La agricultura como actividad es susceptible de generar una gran cantidad de datos accionables, desde los referidos a las variables de contexto (clima, características del terreno o de las especies cultivadas, plagas, etc.) hasta las del propio mercado.
El valor del conocimiento en la agricultura
Rubén Villanueva, periodista especializado en comunicación agroalimentaria, responsable de comunicación de COAG y jefe de prensa del Foro DATAGRI, parte de “una premisa básica: hay más conocimiento fuera de nuestra finca y comarca que dentro. Es recomendable detectar quién sabe qué y quién está haciendo cosas nuevas. Traducir en valor los conocimientos desperdigados por el mundo será una forma muy productiva de transformarse. Para ello, participa en foros, seminarios, jornadas técnicas, acude a ferias de referencia. Enriquece las conversaciones de barra de bar con la información en la red”. Se dirige a los agromillennials: “A partir de ahora, el aprendizaje constante es parte de tu trabajo como agricultor profesional”.
“Que hayamos tenido éxito hasta ahora no garantiza que lo tengamos en el futuro. Hay que poner sistemáticamente en cuestión nuestro modelo agronómico de gestión. No se trata de menospreciar el conocimiento y la sabiduría de nuestros padres y abuelos sino de combinar de forma creativa intuición, experiencia e inteligencia artificial. Puedes tener la tierra llena de sensores pero, si tienes a tus espaldas unas cuantas campañitas, tocarla con la mano suele ser un indicador bastante fiable para saber cuál es el momento óptimo para la siembra. Conjugar ambas cosas reducirá la incertidumbre”. Y lanza un aviso para navegantes: “volar un dron y hacer fotos aéreas muy chulas para compartir en redes y en grupos de Whatsapp con tus colegas no supone digitalizar la gestión de tu explotación”.
Los nuevos agricultores y ganaderos
Víctor Martínez Jorge (@victor19mj), es técnico de Sagredo, empresa agrícola que ofrece servicios de distribución, comercialización y asesoramiento agronómico a los agricultores, y cree que “el futuro es la tecnología implantada en el mundo agrario: desde los sistemas de GPS, hasta las conexiones isobus. La inteligencia artificial está ya implantada en los tractores y aperos. De esta manera, se pueden mandar órdenes entre ambos elementos, generando numerosos beneficios siendo más eficientes con los recursos”.
Jessica Foix (@jessi_foix), joven agricultora de Castellón, afirma: “Nosotros seguimos en la agricultura convencional, en la tradicional y manual. Pero hemos actualizado el sistema de riego por goteo y ahora tenemos todo automatizado, lo que nos ahorra mucho tiempo de trabajo y menor gasto de agua”.
Oriol Cantó (@oriol_cantó), tiene las ideas muy claras sobre su futuro: “La agricultura de precisión supone un gran avance en la forma de trabajar, porque nos permite optimizar todos los recursos: primero el tiempo, luego los insumos: ya sea el gasoil, las semillas… Los fitosanitarios los puedes aplicar sólo donde sean necesarios, además te da la oportunidad de aplicarlos cuando es el momento óptimo. No cuando tú puedes, sino cuando el cultivo lo necesita. Todo esto es gracias a las herramientas tecnológicas, que nos ayudan a predecir el momento exacto para hacer el tratamiento”. Oriol y su familia trabajan con sistemas GPS, “hacemos análisis de vegetación por satélite, aplicación de abono variable”.
Ángel Caralt (@angelocromatto), agricultor catalán, también lo tiene claro: “En mi opinión la inserción de la tecnología punta al sector agro, ha sido vital al ser un factor clave para alcanzar producciones y tareas a su debido momento, aumentando a su vez incrementando muchísima superficie comparada con la antigüedad”. Cree que hay herramientas fáciles, de rápida aplicación, a pesar de ser grandes inversiones económicas, que podría utilizar un productor para obtener beneficios reales y prácticos a corto y medio plazo.
Comenzando por la sensorización de explotaciones, automatización que almacena los datos conocidos como Big Data. La recopilación de estos datos, puede ampliarse mediante la colocación de instrumentos de grabación o escaneo en tiempo real (drones), conocido como teledetección. Esto es capaz de ofrecer más información y agilizar la toma de decisiones sobre los trabajos y explotaciones. Le siguen los servicios basados en localización (SBL), son servicios personalizados para cada usuario, basándose en la información de la ubicación de las explotaciones. Algunos ejemplos de estos servicios son los servicios de mapas, enrutamiento o páginas amarillas geográficas.
Y luego está el regadío de precisión que utiliza las tecnologías disponibles para realizar una programación óptima del riego: estableciendo el momento, la frecuencia y el tiempo de riego adecuados según las características del cultivo, la configuración de la red de riego, el clima y suelo de la finca, dando de esta forma el agua que necesita la planta en el momento adecuado.
