En el primer pueblo de Cádiz con cortes por sequía y riego sin control: "Las vacas comen verde y nosotros sin agua"

El Valle tiene desde el lunes cortes de suministro porque depende del manantial de Tempul, cuyo caudal está bajo mínimos por la falta de lluvias y por las fincas ganaderas aledañas que sobreexplotan el acuífero

Una vecina de San José del Valle llevándose agua, en el primer pueblo de Cádiz con cortes por sequía.
Una vecina de San José del Valle llevándose agua, en el primer pueblo de Cádiz con cortes por sequía. JUAN CARLOS TORO

Mónica estaba duchándose en su casa cuando, de repente, el agua empezó a salir “como un hilito”, y tuvo que terminar de asearse rápido. Nada más salir del baño, cogió botellas vacías y garrafas, las montó en un carrito y se fue a rellenarlas al CEIP Ernesto Olivares de San José del Valle, el primer municipio de la provincia de Cádiz que está sufriendo restricciones en el suministro por la sequía.

En el colegio se encuentra uno de los puntos del pueblo donde hay camiones cisterna a disposición de los vecinos. Los otros están en la calle Cuesta de San Antonio —junto al centro de barrio—, en la calle Parada Baja y en la barriada de Alcornocalejos. Desde mediodía hasta las 23.00 horas, están habilitados por Aqualia, la empresa encargada del suministro, con operarios de la compañía apuntando los litros que se lleva cada vecino.

Poco más de 30 litros se lleva Mónica, que utilizará el agua para fregar los platos, para el inodoro y, llegado el caso, para ducharse. “Habrá que hacerle un agujero a la garrafa y ponerla como si estuviera en un camping”, dice. Ella este miércoles, cuando lavozdelsur.es visita el pueblo, ha podido hacerlo en la ducha. Su pareja tendrá que optar por el modo camping, cuando llegue de trabajar.

Ella es de las que no se cree que la obra que viene a solucionar los problemas de suministro vaya a durar diez días. Otros vecinos del pueblo tienen la misma impresión. Se refiere a los trabajos anunciados por el alcalde vallense, Antonio González Carretero, un ramal de 16 kilómetros que unirá el pozo de La Zorra con el de Valdeinfierno, y éste con La Peruela, que suministra agua a San José del Valle, que depende exclusivamente del manantial de Tempul.

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Mónica, con garrafas y botellas de agua.   JUAN CARLOS TORO

En San José del Valle, a pesar de las restricciones, cuesta encontrar a quien hable de la falta de agua. Muchos vecinos o “no entienden” o no quieren señalarse. Una vecina que prefiere no dar su nombre critica la “falta de claridad” en torno a este asunto, ya que se encontraron con cortes de agua “de un día para otro”, poco después de que el alcalde desmintiera que fueran a producirse. 

La empresa que gestiona el servicio en la localidad, Aqualia, dispone cada día unos 1.200 metros cúbicos, que es la media de consumo que se venía produciendo antes de los cortes. Cuando se agota el agua, en los grifos de las casas empieza a escasear. El martes fue en torno a las cuatro y media o cinco de la tarde, dependiendo de la zona, este miércoles a las dos ya no había agua en las casas.

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Palés de agua en el supermercado Alsara.   JUAN CARLOS TORO

El Ayuntamiento, y también Aqualia, piden a los vecinos que hagan un uso responsable del agua. Que no hagan acopio en barreños o bañeras, para que así pueda haber suministro durante más horas cada día. “El caudal del Tempul ha disminuido y estamos viendo que se está haciendo un consumo elevado del agua disponible, por lo que hacemos un llamamiento a la responsabilidad”, insiste Leticia García, jefa del servicio municipal de aguas del pueblo, en un vídeo compartido por el Ayuntamiento. 

Mientras a San José del Valle llega un caudal de 12 litros por segundo, en las fincas ganaderas que rodean al pueblo se está regando con una potencia de más de 30 litros por segundo, denuncia el alcalde, Antonio González Carretero, en declaraciones a lavozdelsur.es. “Las vacas comen verde y fresquito y los vallenses no tenemos agua”, critica. En un vídeo compartido en sus redes sociales, señala directamente a las parcelas colindantes, que cuentan con autorización para servirse del mismo acuífero que alimenta al pueblo a través de diversos pozos.

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El manantial de Tempul, con un escaso caudal de agua.   JUAN CARLOS TORO

La obra que pretende restablecer el servicio, llevada a cabo por el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana (CAZG), que es quien tiene las competencias, viene a abrir un “afluente alternativo” para que San José del Valle no dependa en exclusiva del manantial y tire del Charco de los Hurones. “Llevamos tiempo solicitando este proyecto y nos decían que el Tempul no se iba a secar nunca”, se queja el alcalde. “Ahora mismo nos llega poca agua y la mitad se pierde en el riego de los campos”, insiste.

Mientras, los supermercados del pueblo están multiplicando por mucho sus ventas de agua embotellada. En Alsara, uno de ellos, tienen normalmente dos palés con agua. Ahora hay repartidos más de diez por todo el establecimiento, unos cuantos en cada pasillo, e incluso en la puerta, porque no caben. A 1,35 euros el paquete de seis botellas de litro y medio. A 0,99 euros la garrafa de ocho litros. Raro es el vecino que no se lleva alguna.

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Vacas, pastando en fincas colindantes a San José del Valle.  JUAN CARLOS TORO

Para lo que no sea consumo humano, pueden acudir a los camiones cisterna, cada uno con 25.000 litros procedentes de la red. “Volvemos a recordar que no acumulen agua y sigan las recomendaciones del edicto”, insiste el Ayuntamiento, que lamenta que “en diez días tenemos que resolver aquello que no se ha hecho en 30 años.  Mientras tanto pongamos todos una gota de compromiso, responsabilidad y sentido común”.

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La piscina municipal, vacía.  JUAN CARLOS TORO

La falta de agua está provocando escenas pintorescas. Cada vecino, según sus circunstancias, busca la manera de tener la necesaria para las tareas domésticas o para su aseo personal. Hasta el punto de que por el pueblo está circulando un vídeo en el que se ve a trabajadores de fincas cercanas duchándose en el lavadero de coches de una gasolinera del pueblo. Y solo hace un par de días que falta el agua.

En la piscina municipal, la camarera del bar colindante friega el suelo. A la hora en la que lo hace, aún sale agua del grifo. Al lado, la instalación permanece sin agua, esperando que la obra anunciada permita llenarla en breve. Donde lo normal en esta época del año es que estuviera casi a punto para acoger a bañistas refrescándose, ahora solo hay una piscina seca, esperando tiempos mejores. El Tempul, construido en época romana, nunca se ha secado. O al menos no hay constancia de ello. Ahora se encuentra en un momento crítico.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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Comentarios (1)

No a la agenda 2030 Hace 10 meses
Mientras tanto están vaciando el embalse de Zahara de la sierra. NO ES SEQUÍA ES SAQUEO.
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