Un nuevo trabajo publicado por investigadores del IEO, SOCIB e ICM en la revista Frontiers in Marine Science, basado en datos de temperatura y salinidad de los últimos 24 años, demuestra que el ritmo al que aumenta la temperatura y salinidad del Mediterráneo Occidental se ha acelerado desde mediados de los años 90.
Con el objetivo de conocer el impacto que el cambio climático está teniendo en las aguas que rodean a las Islas Baleares, investigadores Grupo Mediterráneo de Cambio Climático del Instituto Español de Oceanografía (IEO), en colaboración con investigadores del Sistema de Observación Costero de las Islas Baleares (Socib) y del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC), han presentado un estudio que analiza datos de temperatura y salinidad obtenidos durante los últimos 24 años.
Este estudio, publicado en la revista Frontiers in Marine Sciences, evidencia que las aguas del Mediterráneo Occidental se han calentado y aumentado su salinidad desde la década de los 90 en todos los niveles de profundidad. Es decir, estos cambios han afectado tanto a las aguas superficiales que tienen su origen en el océano Atlántico y fluyen hacia el interior del Mediterráneo, como a las aguas profundas y a aquellas situadas en profundidades intermedias.
De acuerdo con otros trabajos publicados anteriormente, los científicos sabían con seguridad que este proceso estaba afectando a las aguas mediterráneas desde mediados del pasado siglo y, posiblemente, desde principios del mismo. La principal novedad de este nuevo trabajo es que muestra que el ritmo al que está aumentando la temperatura y salinidad del Mediterráneo podría haberse acelerado desde mediados de los años 90.
Según el estudio, la temperatura de la superficie del mar podría estar subiendo a un ritmo de hasta 2 ºC por siglo y la columna de agua (es decir, todo el volumen de agua desde la superficie hasta el fondo del mar) está absorbiendo calor a una velocidad mayor que la que revelaban trabajos anteriores.
El nivel del mar en el Mediterráneo Occidental también está subiendo —según apuntan los resultados— a una velocidad similar a la de otras partes del planeta (unos 3 mm/año), lo que igualmente supone una aceleración de esta subida desde finales del siglo XX. “Este estudio pone de manifiesto la importancia de los sistemas de observación y vigilancia de nuestros mares para la correcta detección de las alteraciones que pudieran producirse en el medio marino, ya sean debidas al cambio climático o a cualesquiera otra causa”, explica Manuel Vargas, investigador del Centro Oceanográfico de Málaga del IEO y primer autor del trabajo.
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