El 'cincho' y la 'chasca', la curiosa manera de cargar los pasos de la Semana Santa de Sanlúcar

Son los nombres de dos elementos peculiares y exclusivos de esta ciudad. El cincho, como método de carga, casi ha desaparecido mientras que la chasca, que sirve para avisar a los nazarenos, sigue usándose

Parihuela preparada con los cinchos en Sanlúcar.
Parihuela preparada con los cinchos en Sanlúcar. Victor Gañán

Si algo tiene de peculiar la Semana Santa es que en cada pueblo o ciudad perviven tradiciones o elementos ancestrales que en su mayoría apenas se conservan, quedando su uso casi de forma residual. Esas formas y estilos o ‘rarezas’ han sido las que han dado identidad a estas semanas santas, que la han ido perdiendo conforme las 'modas' o estilos importados han venicdo ocupando mel protagonismo.  Si miramos en la provincia y se escarba en esas costumbres o tradiciones, nos encontramos con muchos detalles que tiene su origen en las costumbres, la sociedad o en la forma de vida de sus habitantes.

Nos detenemos en Sanlúcar de Barrameda donde existe la carga al cincho, una correa de cuero con hebilla y una lengüeta que se utilizaba para cargar sobre un hombro. Los pasos no tenían trabajaderas, se dividían, de forma longitudinal, en cuatro calles. En esos espacios se colocaban los cinchos atados al cuerpo del cargador.

Habitualmente estos estilos de carga se relacionan con las faenas o trabajos habituales en las poblaciones. Sanlúcar, además de su relación con el mar, tiene en la viña, la bodega y la agricultura otros sectores que son importantes e históricas fuentes de empleo. Según explican los que conocen esa forma, la gente del campo y de la bodega aprovechaba las herramientas propias, como usar el cincho con el que sujetan la montura de la cabalgadura de caballos y mulas.

Un nazareno usando la chasca durante la salda procesional en Sanlúcar.
Un nazareno usando la chasca durante la salda procesional en Sanlúcar.   Álvaro Vegazo

De ahí a trasladarlo debajo de los pasos fue algo casi natural dado que los hombres que los portaban venían principalmente del campo y las bodegas. Obviamente, eran cargadores asalariados. Cuenta Onda Pasión en su web que era muy habitual ver mulos y caballos amarrados, en los alrededores de las diferentes iglesias y capillas, desde donde salían procesiones y a los que a los que previamente se les habían quitado los cinchos, que en ese momento eran usados por sus dueños.

En la actualidad una sola hermandad sigue usando este método de carga. Las modas se imponen y en Sanlúcar se ha estandarizado el uso del costal sevillano, que al fin y la cabo es otra forma de cargar pasos heredada de un oficio, el de los estibadores del puerto de Sevilla.

Otra singularidad sanluqueña: la chasca. Las hermandades en su salida procesional suelen usar en diferentes tramos o al inicio del cortejo una campana para señalar a los nazarenos que reinicia la marcha o se para.  En cofradías de ‘negro’, como se denominan a las que van de estricta penitencia, los responsables de tramo suelen usar un pequeño chascador que sirve para avisar a los penitentes.

Entrando en las cosas propias de cada lugar, en Sanlúcar se ha venido usando la chasca, un instrumento semejante a una castañuela. Tiene la misma función para los diputados de tramo, los cuales se ocupan de mantener el orden y atienden al grupos de nazarenos que se les asigna.  A diferencia del cincho, la chasca se sigue usando de forma general en la Semana Santa sanluqueña para avisar de que se pase o que se siga andando.

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KIKO ABUIN 1

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