Carmen Moreno, escritora y directora de la editorial 'Cazador de Ratas', es este año la encargada de coordinar la XXXII Feria del Libro de la capital gaditana. 

No es difícil encontrar la fortificación de las letras de mayo en el plano úrbano de la ciudad. Bajo la constelación de Géminis, tan cerca como la sombra mía, tan pura que parece un asfalto bíblico. En aquel baluarte no queda ni un solo libro sin habitación propia y muchos de los que entran con mala sangre salen de allí tocando el cielo. Porque, más que morir en la guillotina, la tregua de la piel del papel bajo tus dedos te despierta como el agua a tu cuerpo. La escritora gaditana Carmen Moreno, también directora de la editorial Cazador de ratas, es la encargada de coordinar la XXXII Feria del Libro de Cádiz, que estará dedicada a la Literatura Infantil y Juvenil y tendrá lugar del 4 al 13 de mayo en el Baluarte de la Candelaria. Este año es la primera vez que alguien externo al ámbito institucional organiza la feria. Aunque aún se mantienen en secreto muchas de las novedades y nombres de los participantes de este año, hablamos con ella sobre cómo ha sido el proceso organizativo y las peculiaridades de este evento en la capital gaditana.  

¿Cómo ha sido el proceso de organizar la Feria? 

Pues desde el principio mi primera idea fue que había que cambiar la Feria del Libro de Cádiz. No podía seguir siendo lo que ha venido siendo, que casi que se ha convertido en la Fnac de repente, en un lugar donde ir a comprar libros. Por lo que la idea que he intentado transmitir es la de hacer partícipe lo máximo posible a los ciudadanos y que la gente que acuda a la feria del libro no sólo lo haga para comprar, sino que vaya como a una fiesta, que es lo que realmente es una feria. Como Cádiz vive de cara a la calle, porque tenemos muy buen clima y porque somos como somos, creo que debemos aprovechar al máximo el patio del Baluarte para el intercambio de ideas como algo primordial. Este año dedicamos la Feria del Libro a los niños y a los jóvenes, y pretendemos que ellos sean partícipes en primera persona de la misma.  

Habiendo sido partícipe durante tantos años, ya no sólo de la propia Feria sino de todo lo relacionado con el mundo editorial, seguro que has jugado con una gran ventaja, sobre todo en las cosas que se podían mejorar.  

Es muy diferente verlo desde un lado de la barrera y desde el otro. Participando como simple vendedora desde un stand ves que hay cosas que fallan en la feria y piensas que son fáciles de solucionar. Cuando te metes en la otra parte te das cuenta de que no es así por muchas razones. Y eso está muy bien porque te permite valorar el trabajo de la gente que ha estado antes que tú, y de repente consigues empatizar mucho con Ramón de la Rosa, Fernando Osuna o Carmen Montes, que han llevado la Feria del Libro antes que yo de una forma asombrosa. Porque cuando tú no estás en esa parte sólo ves las deficiencias, y cuando entras te das cuenta de que algunas sí son solucionables -porque a lo mejor tú tienes otras ideas o vienes del mundo literario y te das cuenta de que algo puede hacerse de otra manera- pero hay otras que tú piensas que son fácilmente solucionables y no lo son.  

Te das cuenta de cómo funciona la Feria del Libro de Cádiz, que además de ser una de las más bonitas de España -para mí la que más-, puede que sea la más particular. Porque Cádiz vive de cara al mar, para lo bueno y para lo malo. Vivir de cara al mar es algo muy bonito y que te da mucha apertura mental, pero también tiene su lado malo, porque todo lo que sea una concentración de personas en un determinado tiempo es difícil de realizar por el clima. Porque si hace mucho calor nos vamos a la playa y si llueve no salimos. ¿Por qué se hace la Feria en el Baluarte y no en San Antonio? Pues precisamente porque si fuera en la plaza y nos pillara unos días de levante o de lluvia, pues los libreros, las editoriales y el público se quejarían. Es una Feria del Libro difícil de solventar en ese sentido. Y por otra parte, Cádiz es muy pequeño. Desde Plaza de España, que es donde desembocan casi todos los autobuses en Cádiz, hasta el Baluarte de la Candelaria, que es donde se celebra, hay menos de diez minutos andando. Y hay gente que dice "es que la Feria del Libro de Cádiz está muy lejos". Me gustaría ver, si se hiciera Carnaval allí, seguirían diciendo que está lejos.  

"Y hay gente que dice "es que la Feria del Libro de Cádiz está muy lejos". Me gustaría ver, si se hiciera Carnaval allí, seguirían diciendo que está lejos".  

¿Por qué no lee la gente en Cádiz? ¿Es un problema cultural o económico? 

Es un problema cultural, obviamente. Porque la gente en Cádiz sí que gasta en entradas para el COAC o en el abono del Cádiz CF. Que no lo critico, me parece estupendo y totalmente respetable, porque cada uno consume lo que le gusta. Pero existe el problema de que la gente no tiene ese apego por los libros ni se preocupan en acercarse a la Feria. Así que sí, es un problema mucho más cultural que de infraestructura. Voy hasta allí por el Carnaval pero no lo hago por los libros. Es un problema de los gaditanos. Y además está en la base. Por políticas que llevan muchos años en la Junta de Andalucía, los niños no leen o no se les incentiva a que lo hagan. Una serie de cosas que hacen que la gente de Cádiz termine estando al final muy lejos de los libros. 

También se da una imagen del libro como algo aburrido, para gente casposa o gente que nos dedicamos todo el día a hablar de Dostoievski... y es todo lo contrario. El libro es un divertimento, que nació como tal y sigue siendo eso. Lo que pasa que es un divertimento un poquito más difícil que la tele.  

Pero Cádiz no siempre fue así... 

Claro. En el siglo XIX nosotros éramos un referente mundial en cultura, y cuando digo referente mundial quiero decir que Oscar Wilde vino a Cádiz y fue rechazado por la tertulia de Doña Frasquita. Ese Cádiz del siglo XIX cosmopolita, cultural y pobre, porque Cádiz siempre ha sido muy pobre, tenía inquietudes. Nos gustaría recuperar un poco eso, el espíritu crítico del gaditano. Si fuimos la cuna de la Constitución fue por ese espíritu crítico, por el que teníamos y ya no tenemos. Por eso tenemos en mente recuperar ese Cádiz que lea y se permita pensar, porque la lectura es un hábito de pensamiento y de imaginación. 

¿Crees que ese movimiento fue impulsado por el gran trasiego de gente de otras culturas que ha pasado por Cádiz en siglos anteriores o que lo fue realmente por la gente de aquí? 

La gente de Cádiz tiene algo muy bueno y es la acogida que le da al extranjero. Eso es algo que ha pasado siempre. Pero yo creo que lo que pasa es que hemos sido como carne de cañón de muchos gobiernos nacionales que acabaron con el movimiento en la zona, con los astilleros y demás. Y Andalucía en general ha sido tratada como mano de obra barata, con la alerta de 'no inviertas ahí. porque nos interesa tener a esta gente así, sin que se plantee nada y que trabaje por dos duros'. Desde fuera, a los andaluces, se nos ve como 'esa gente amable que no trabaja'. Y hay gente en Cádiz que no da un palo al agua, pero también la hay en Madrid. España ha hecho ese corte en el que de Despeñaperros para abajo todos son vagos. Pero es que resulta que Europa piensa que, de los Pirineos para abajo todos somos unos vagos. Creo que el gaditano sigue teniendo cierto espíritu crítico, aunque dormido por las instituciones. Y creo que hay recuperar ese espíritu del no conformarse. Y pienso que eso es lo que hay que recuperar del gaditano.  

Es curioso, porque cada año por Carnaval renace ese espíritu que pretende ser crítico, pero parece que a la gente cuando pasa febrero se le olvida. 

Sí, pero el Carnaval poco a poco también se ha convertido en una industria en detrimento de la crítica. Además, fíjate en que llega un momento determinado en el que el Ayuntamiento de Cádiz impone una norma a las agrupaciones que es que el primer fin de semana, si ganas en el COAC, tienes que estar en la ciudad. Porque había una estampida de todas las agrupaciones que ganaban porque ya tenían contratos fuera de aquí que les daba mucho dinero. Pero ¿quién está contratando a esas agrupaciones? Pues el resto de España, y sigue siendo el Norte el que decide llevarse el Carnaval y acallarnos con dinero. Eso es lo que ha empobrecido cierta parte de la fiesta y también de la ciudadanía.  

"La literatura es un juego, y eso es lo que hay que enseñar a los jóvenes".

¿Esta apropiación del Norte ocurre también con la literatura?  

Pues sí. En Cádiz existen dos editoriales, Cerbero y Cazador de ratas que están siendo consideradas a nivel nacional y nos invita a participar en eventos por todo el país. Y es porque todavía sigue existiendo ese espíritu crítico en determinadas personas. No digo con esto que seamos ejemplo de nada, pero sí que intentamos mantener el espíritu crítico y peleamos por no ser lo que quieren que seamos.  

¿Qué debería ser la Feria del Libro? 

Yo creo que la Feria del Libro de Cádiz tiene que ser un acto de reflexión crítica, y eso es lo que vamos a intentar este año. Que sobre todo lo hagan los chavales, que digan 'estoy de acuerdo por eso o no estoy de acuerdo por esto'. Y que ellos sean la parte activa y no pasiva.  

¿De qué forma se pretende incluir en esta Feria a esa voz joven? 

Pues con talleres, con exposiciones de los propios chavales que vayan pasando por allí y, sobre todo, vamos a intentar escuchar qué es lo que quieren y qué no. Queremos que en torno al patio del Baluarte se cree un espacio lúdico, porque la literatura es un juego, y eso es lo que hay que enseñar a los jóvenes. Que sepan que detrás de esos videojuegos a los que juegan hay una historia escrita por un escritor, y que todo lo que les rodea es literatura.  

¿Dónde recae la culpa de que nuestros jóvenes no lean? 

El sistema educativo tiene mucha culpa y no es cuestión de colores políticos, ya que no se salva ninguno. Pero pienso que igual de responsables son los padres que no saben transmitir a sus hijos la importancia que tiene leer. Yo no provengo de una familia lectora, porque mis padres han sido trabajadores que no tuvieron acceso a ello. Pero mi madre nos inculcó, tanto a mi hermano como a mí, ese amor por los libros. Quizás porque para ella no fue tan fácil.  

Otra cosa que también influye mucho es el ritmo de vida. Trabajamos mucho, tenemos poco tiempo realmente para educar a nuestros hijos, por triste que suene. Muchas veces llegamos a casa tarde y cansados y no les dedicamos el tiempo necesario. Y a mí misma me pasa, tengo una hija de cinco meses y la veo mucho menos de lo que me gustaría. Pero el tiempo que estoy con ella me encanta contarle historias, aunque aún no me entienda. Y quiero seguir haciéndolo durante su crecimiento. 

¿Cómo alentarías a la gente para que se levante de delante del televisor, acuda a la Feria del Libro y empiece a consumir literatura? 

La gente que piensa que la Feria del Libro sólo es para vender libros, queremos que piensen que, cuando ponen la televisión, lo que consumen no es gratis porque están pagando unos impuestos. Y cuando van a consumir literatura, se les propone que salgan del sueño en el que están y reaccionen. Desde que éramos pequeños y leíamos La isla del tesoro, o cualquier otra cosa, lo que nos hacía era soñar, pensar, imaginar y desear. Y todas esas cosas implican movimiento.

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Estefanía Escoriza

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