Hasta 83 muertes de militares expuestos al amianto reconoce el Ministerio de Defensa, que lidera Margarita Robles, a lo largo de las dos últimas décadas. La amplia mayoría, el 98,8%, pertenecen a la Armada. Solo hay un militar del Ejército de Aire y ninguno de Tierra. Este material cancerígeno produce asbestosis (fibrosis pulmonar), mesotelioma pleural y cáncer de pulmón, entre otras afecciones mortales.
El amianto era muy utilizado en la construcción de buques, especialmente en calderas, turbinas, tuberías e incluso en conductos de aire acondicionado y camarotes. Los barcos que se empezaron a construir en la antigua Bazán, en San Fernando, copiando el modelo de EEUU, estaban plagados de amianto. En España se prohibió su comercialización en 2002, pero las enfermedades derivadas del contacto con el amianto tienen décadas de latencia y pueden aflorar muchos años después de estar expuesto al material.
Los familiares reconocidos por su exposición al amianto han cobrado entre 100.000 y 120.000 euros, en el caso de las viudas, y 10.000 euros por hijo, muy lejos de las indemnizaciones millonarias que la Navy ha pagado por los marineros estadounidenses que se envenenaron con este material.
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