Tirado en el césped,
pensando en la melodía.
Suaves notas hacían de la tarde
un lugar de segundos perennes.
Tras ello, árboles de un rojizo espeso
y hojas bailarinas.
Nunca una tarde fue tan complaciente
puesto que la eternidad no tenia prisa.
Tirado en el césped,
pensando en la melodía.
Suaves notas hacían de la tarde
un lugar de segundos perennes.
Tras ello, árboles de un rojizo espeso
y hojas bailarinas.
Nunca una tarde fue tan complaciente
puesto que la eternidad no tenia prisa.
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