Fundamentos del Paccekismo Esotérico

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Estudió filosofía, estética e indología en las universidades de Sevilla, París y Leiden. Autor de 'Malas hierbas: historia del rock experimental' (2014), 'La prisión evanescente' (2014), 'El dios sin nombre: símbolos y leyendas del Camino de Santiago' (2018), 'El Palmar de Troya: historia del cisma español' (2019), 'Mitología humana' (2019) y la novela 'Los ecos de la luz' (2020). oscar.carrera@hotmail.es

Torreón de la Ciudad del Flamenco, con fotomural de Juan Carlos Toro. FOTO: JUAN CARLOS TORO
Torreón de la Ciudad del Flamenco, con fotomural de Juan Carlos Toro. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Al principio era el Uno, al que los hombres han otorgado a lo largo de los siglos los títulos más variados: el Espíritu (Geist), el Puruṣa, el Ser (Sein) o un ambiguo Dios (deus). Nosotros lo llamaremos el Pacceko.

El Pacceko es inconcebible, invisible, completamente inmaterial. Sin embargo, de algún modo misterioso, que la tradición occidental ha denominado Emanación, se hipostasia, dando origen al mundo. El Pacceko emana “Jerez”, que podemos también llamar lo múltiple, el Ente (Seiende), la Naturaleza, la materia, el cosmos, Prakṛti, el ecosistema: en otras palabras, la Creación. Por qué se produce esta Emanación, y cuál es la relación exacta entre el Espíritu y la Materia, ha sido objeto de especulación para escuelas tan diversas como el gnosticismo, el plotinismo, el maniqueísmo o el sāṃkhya. Nosotros nos contentamos con contrastar que el Flujo se produce: la existencia del mundo (“Jerez”) es prueba suficiente de ello.

La Creación, lo múltiple, tiene muchas cualidades, diferentes compartimentos ónticos de diverso grado de pureza o aproximación al Pacceko. Uno de los más puros (sátvicos) es conocido desde hace siglos con los nombres de intelecto agente, buddhi, nous o incluso eón. Cuando el buddhi, la inteligencia, se entrelaza con formas más burdas (tamásicas) de la materia, se produce la autoconciencia, el tercer y último nivel del Descenso.

A la autoconciencia la llamaremos “el Ciudadano”, es decir, el habitante de “Jerez”. Otros nombres pueden ser: el alma, el jīva, la Representación (Vorstellung); en otras palabras: el Hombre (νθρωπος). La Creación, la Naturaleza, se conoce a sí misma a través del individuo, el “ciudadano”.  En un sentido alegórico,“Jerez” no existe sin jerezanos que la contemplen. A las facultades de la autoconsciencia la Naturaleza se les aparece de forma inmediata, por impresión sensorial; sin embargo, el “Ciudadano” también tiene la capacidad de remontarse hasta el conocimiento del Pacceko absconditus, del Uno primordial, trascendiendo la engañosa multiplicidad de māyā.

El “Ciudadano”, tercera hipóstasis del Flujo, siente una atracción irresistible hacia la Fuente de la que procede. De ahí que no pueda vivir sin fe, sin religión en el sentido más amplio del término: sin animar la Creación. Pero a veces el error cognitivo inducido por la multiplicidad le conduce a adorar a ésta, en lo que denominaremos politeísmo, o mejor, “pluripartidismo”. Podemos definir el pluripartidismo, en un lenguaje mítico, como la adoración de “Jerez” sin adoración del Pacceko. Es la absolutización de la materia, de lo contingente, es decir, de la segunda hipóstasis, que al frenarse ahí se agota, se consume, cae en la ruina. Al atribuir la sacralidad a la creatura sin atribuirla al Creador, surgen la discordia, el caos, la descomposición. En términos cristianos, diríamos que se pierde la vida eterna, la posibilidad de la resurrección. En términos cosmogónicos, esta putrefacción se relaciona con el estancamiento universal que sucedió al Destierro del Pacceko, del que hablaremos posteriormente. Al cabecilla del panteón pluripartidista, los gnósticos lo bautizaron con la imagen del Demiurgo, el dios maligno que controla el mundo de la materia.

Pero el hombre que no se deje tentar por la Naturaleza, por lo que aparece ante sus sentidos, tiene la posibilidad de venerar directamente al Uno, al Pacceko anicónico, a través del Sacrificio, que redirige el flujo descendente de la Emanación y le permite ascender hasta la Fuente. “Jerez”, la Naturaleza, puede servir de intercesora en el Sacrificio al Pacceko, pero nunca como fin en sí misma, pues entonces la corriente energética se detendría ahí y volvería a estancarse.

Hay numerosos relatos mitológicos sobre la naturaleza y el recorrido de esta penosa y difícil Ascensión. Recopilando algunos de ellos, nos queda el siguiente periplo. El alma en ascensión circunvala siete esferas celestiales (“rotondas”), divididas en tres grupos bajo la advocación de tres dioses: el grupo de Neptuno (toro, minotauro), el grupo de Pegaso (caballo, motorista alado) y el grupo de Dionisos (caballos de colores, catavinos). El grupo de Neptuno se asocia al hombre, está relacionado con el Sacrificio y nos remonta a los ritos taurinos de la Atlántida, de donde procede la estirpe de los hombres [1]. El grupo de Pegaso se asocia a los ángeles y los arcángeles y en sus esferas habitarían seres sutiles (tronos, potencias, etcétera), manifestaciones superiores de lo Creado. El grupo de (San) Dionisos, Anima Mundi, Patrón de “Jerez”, se relaciona con la eucaristía del vino y la ebriedad sinestésica, donde, según la Tradición, se adquiere la visio beatifica que permite divisar al Pacceko. La séptima “rotonda” es secreta. Según algunos, se relaciona con la “esfera interior” (sirr) de los derviches.

Las seis primeras “rotondas” se corresponden con puntos de la geografía de “Jerez” donde los representantes del Pacceko hicieron construir monumentos ambulatorios, para conseguir que el pueblo loara a la divinidad representada al girar, consciente o inconscientemente, en torno a ellos. Es probable que su ubicación responda a la de los primeros templos de los atlantes en la ciudad.

Me gustaría extenderme brevemente sobre estos representantes del Pacceko, pues constituyen el panteón de dioses personales (iṣṭa-devatā) del Paccekismo Esotérico. Ya ofrecimos una óptica histórica sobre el particular en otro sitio. Es suficiente con recordar algunos datos.

  • El primer alcalde de Jerez de la Primera República fue don José Barberán Pacheco (1873).
  • El primer alcalde de Jerez de la democracia fue don Pedro Pacheco Herrera (1979).
  • La primera constitución de la historia española fue la Constitución liberal de Cádiz (1812), conocida popularmente como "la Pepa". El primer alcalde en la provincia de Cádiz bajo la constitución actual fue, como decíamos, don Pedro Pacheco: Pe-Pa.
  • Otros alcaldes memorables de la historia de Jerez han sido son Pedro Pacheco Zúñiga (1675) y Juan Fernández Pacheco (1458). Para más información, véase nuestra Historia no oficial de Jerez de la Frontera.

Hablábamos del Destierro metafísico del Pacceko, el cual, a través del Pluripartidismo, esto es, la adoración politeísta a lo Creado, condujo al Estancamiento Universal, cortando el acceso a la Fuente. A nivel mitológico, se corresponde con la caída del eón Sophia del gnosticismo o el deicidio del Christós en el cristianismo. A nivel histórico, algunos lo han relacionado con la caída del último eslabón de la saga atlante de los Pachecos-silenciosos. Sólo unos datos esquemáticos:

  • En mayo de 2007 don Pedro Pacheco Herrera pierde las elecciones y abandona el Ayuntamiento de Jerez después de casi treinta años.
  • En agosto de 2007 los mercados fluctúan de forma inusual.
  • En octubre de 2007 se destapa la crisis de las hipotecas subprime.
  • En diciembre de 2007 se inicia la recesión económica que dará lugar a la actual crisis financiera internacional (2008-¿∞?). Comienza el Estancamiento Universal.

Por supuesto, don Pedro Pacheco Herrera sabía que esto sucedería. Por ello, desesperado y con la ayuda de su animus, conocido como Capitán Barbablanca [2], trató de evitar la ruptura del Flujo a toda costa, construyendo el más grandioso de los templos en honor del Creador. Se llamaba Ciudad del Flamenco, y sus obras sin finalizar son símbolo de una Edad de Oro indefinidamente postergada: mientras se mantenga en ruinas, entre ruinas moraremos (salvo quien sea capaz, por medio de la visio beatifica, de admirar al Pacceko a través de la ruina). La Ciudad del Flamenco es abandonada misteriosamente por el pluripartidismo y su Demiurgo en octubre de 2007, y es tras esta definitiva estocada que se hace público el Estancamiento Universal, la Gran Recesión. “Un derroche, un derroche”, repitieron los medios: más hemos derrochado en rescatar a los bancos y otras consecuencias de nuestra osadía.

¿En qué consistía aquella Ciudad del Flamenco, con su abortado Torreón de Babel? Tenía varias facetas. La primera era pública y notoria: revitalizar el centro histórico y terminar con la ruina física, que es síntoma de la ruina ontológica de nuestro tiempo. Pero también iba a ser un gran centro del saber subterráneo, una Biblioteca de Alejandría, un Archivo Akásico, una Cueva de Arias Montano en cuya Torre iba a instalarse un observatorio-altar inaccesible, que mediante grandiosos Sacrificios iba a reactivar el contacto de la humanidad con el Uno. Se ha dicho que el proyecto fue acompañado de expediciones secretas, aunque de esto no tengo certezas. Los profundos cimientos de la Ciudad del Flamenco esconderían un proyecto de localizar los túneles del Reino de Agartha, por los que los gitanos, raza de herreros proveniente del subcontinente índico, habrían llegado a Jerez desde la puerta subterránea que según la leyenda se abre bajo el peñasco de Sri Lanka que llaman “Sigiriya” (seguiriya). Pero de esto no hay, repito, ninguna prueba documental.

He dedicado muchos años a estudiar la figura de don Pedro Pacheco Herrera, el más reciente de los profetas de “Jerez”. Creo recordar que una vez se le oyó confesar: “Jerez es mi epidermis”. En efecto, diferentes testigos me han contado, a lo largo de los años, que don Pedro solía pasearse por la ciudad para investigar el estado del acerado, el asfalto, los árboles... No llevaba libreta ni bolígrafo: todas las mejoras las retenía en su prodigiosa memoria, que saltaba sin dificultades de los detalles del último gran plan turístico (pues se leía concienzudamente todos los proyectos que le llegaban, incluso los que iban a ser descartados) hasta aquella fuente del Retiro que se quedó sin agua. No encuentro mejor ilustración del complejo concepto de hipóstasis, así como no encuentro mayor falta de conciencia ecológica que la de aquel que vive en “Jerez” pero no reconoce a su Creador.  Es como quien disfruta de un parquecillo pero poluciona la Madre Tierra que sostiene todo el verdor del mundo…

Pues todo esto no son sino eso, definiciones, meros términos a ser finalmente abandonados. El Pacceko, el Único, el Solitario, ha “enviado” a infinitos Profetas, y en Él confluyen infinitas sendas que parten de todos los rincones del universo. Cada cultura, cada época, cada especie, ha de representárselo con imágenes y términos que le sean afines, a fin de poder iniciar la Ascensión, que a partir de cierto momento traspasará las barreras del espaciotiempo...

No seré yo, pues, quien contradiga aquel certero refrán de un antiguo Imperio, según el cual “todos los caminos conducen al Rincón Malillo”.

 


[1] “Después de dejar en libertad algunos toros en el templo de Neptuno, los diez reyes quedaban solos y suplicaban al dios que escogiera la víctima que fuese de su agrado” (Platón, Critias, o la Atlántida).

[2] El Capitán fue enviado al mundo el mismo día que don Pedro Pacheco, sólo que diez años después, coincidiendo su exilio terrenal con el del actual Dalai Lama, que el 31 de marzo de 1959 abandonaba su reino de los Himalayas para nunca regresar.

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