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Natural de España, país de Europa. Hoy la españolidad de los que hasta ahora así se consideraban parece en crisis. Me reconozco poco patriota en el sentido exacerbado del término, ya que la consideración de pueblo, popular, siempre me ha erizado un poco hasta el punto de desconfiar del término. Sin embargo, ahora que vivo fuera de España, me llama la atención que lo normal en los países es que no haya ningún reparo a la hora de mover una banderita cuando llega el momento, o de saberse de memoria el himno cuando el equipo nacional salta al campo.

¿Por qué en España no se ha dado ese consenso con la identidad colectiva de sus símbolos? Es una pregunta que se relaciona totalmente con la crisis territorial del país, o del país de países, da igual el término identitario que queramos usar, con tal de no levantar ampollas entre mayorías y minorías. La nación tiene que ver con sentimientos y emociones exaltadas: el héroe, el libertador.

Quizás lo que pase, es que en nuestra España la guerra más reciente ha sido entre nosotros, entre dos banderas y dos himnos diferentes, que los ganadores se encargaron de perpetuar como la imagen de “esa España”. La izquierda es racionalista, nunca nacionalista y su acción es reflexiva y científica, y debe estar encaminada a una sociedad que antes decíamos sin clases, y ahora nos conformamos con que sea, al menos, igualitaria. Importan las personas naturales de España, lo demás poco importa.

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