'Hay una puerta ahí'

Un documental de Facundo y Juan Ponce de Leon que retrata el nacimiento de una amistad entre dos hombres mientras uno ayuda al otro a morir

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Profesor de la EASP. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Fotograma de 'Hay una puerta ahí'.
Fotograma de 'Hay una puerta ahí'.

Hay una puerta ahí es un documental de Facundo y Juan Ponce de Leon que retrata el nacimiento de una amistad entre dos hombres mientras uno ayuda al otro a morir. Esos dos hombres son Fernando Sureda, paciente de ELA desde Uruguay y Enric Benito (al que conozco desde hace muchos años), médico paliativista desde Mallorca. 

Hay una puerta ahí trata de la aceptación del dolor, del sentido del humor, de la familia y los amigos, de las ideas y las creencias, de la vida y el final, que atraviesan el tiempo que, conversaron a través de zoom, separados por un océano, en mitad de una pandemia que nunca permitió que se pudieran encontrar. Parte de una frase de Fernando, “la muerte lenta no es para mi”.

Hay una puerta ahí trata más que de la muerte, trata de una inesperada amistad que nace para despedirse.

'Hay una puerta ahí'.

Hay una puerta ahí es una historia potente, una historia de amistad, de conexión, de acompañamiento, de ternura, no tiene nada que ver con la muerte, ni con la eutanasia, ni con los paliativos. No es un documental, no es una película, no se sabe qué es, nos cuenta Enric, pero a la gente que lo ha visto, nos dice, le cambia la vida, la mirada, sale llorando, pero no por tristeza, sino por ternura.

Hay una puerta ahí, que se estrenó en el Festival de cine de Málaga, es una relación entre dos “cabezotas”, uno que quería morir y otro que le guiaba sobre cómo afrontar el proceso lo mejor posible en un país, como Uruguay, donde no existe una normativa que regule la eutanasia. Fernando Sureda, de origen mallorquín, gerente de la Federación Uruguaya de Fútbol, hombre con poder y que planteó al congreso de uruguayo la necesidad de que regular la eutanasia porque él, paciente diagnosticado de ELA, no quería vivir ese proceso de muerte. 

Hay una puerta ahí permite aprender de la importancia de tener buenas conversaciones porque no estamos acostumbrados a hablar de lo que nos incomoda y hablar de la muerte seguramente incomoda a mucha gente.

Hay una puerta ahí es la historia de un viaje en el que me cuenta Enric en una conversación de hace unos días, “yo le ayudo a transformar su relato, el relato de que la enfermedad era una mierda”. Y cuenta más: “Hablábamos de todo, de los hijos, de la vida, de la muerte, de la enfermedad, del sufrimiento...”.

Hay una puerta ahí nos enseña los comentarios que añadía Enric a nuestra conversación, de la conversación con Fernando: “Él se fue muy tranquilo, en el momento en que vio que la cosa estaba muy mal, no quiso que le pusieran aparatos ni traqueotomías... El tenía claro que esto no lo quería hacer. Simplemente pidió que lo sedasen”. 

Hay una puerta ahí nos permite saber más de Fernando a través de Enric: “Estoy en paz, me habéis ayudado mucho, habéis conseguido que un ateo militante se convierta en un agnóstico esperanzado, no pidáis más, pero yo estoy feliz”. Y la mujer de Fernando añade: “Benito, le ganaste, ya no habla de la muerte”.

Hay una puerta ahí, que se ha presentado estos días en Madrid y en Palma, se terminó de grabar cuando Enric fue a Uruguay. El nos lo cuenta diciéndonos que “estuve con su viuda e hijos, hicimos un asado que es lo que habíamos prometido. Acabamos bailando, cantando con sus amigos y con médicos que lo llevaban... Es una historia que tiene un final muy bonito”.

Hay una puerta ahí tiene dos personajes: Enric Benito es médico especialista en oncología y miembro de honor de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos. Después de una época de oncólogo, decidió en una crisis cambiar por dedicarse a los cuidados paliativos, convirtiéndose a lo largo de los años en una persona clave en este campo. Fernando Sureda es la persona a la que ayuda a morir Enric Benito y es un reconocido contador uruguayo que protagonizó la lucha por la eutanasia legal en su país, junto a su familia.

Hay una puerta ahí ahí es una historia del acompañamiento a distancia que hace Enric con Fernando por videoconferencia. Es hablar de eutanasia y cuidados paliativos entre un paciente de ELA y un paliativista.

Hay una puerta ahíes fruto de un diálogo rico y conmovedor, a partir de una visión de la vida de Fernando que Enric cree que es errónea. Y a lo largo de las horas de conversaciones, se consigue pasar de un ateo militante a un agnóstico esperanzado. Y todo se construye en una historia de vida, una historia de amistad, con mucho humor que construye un ambiente de la película a destacar. 

Hay una puerta ahí construye una amistad muy profunda, en donde como afirma Enric, “no hay distancia cuando hay una conexión profunda y sincera”. Es una película muy íntima, muy fresca. Es una experiencia personal que une con una mirada diferente de cómo ver la vida, la amistad, la muerte.… Es una película que abre una puerta a la esperanza. 

Hay una puerta ahíes un conjunto de grabaciones de las conversaciones entre Fernando Sureda y Enric Benito que dan lugar a un emocionante y espontáneo documental acerca del último tramo de la vida. Sus carismáticas personalidades atrapan a la audiencia. Frases de Enric como “Te quiero mucho”, “Te veo más triste”. 

Hay una puerta ahí nos enseña a lo largo de 80 minutos, el nacimiento de una maravillosa amistad, que se va consolidando con cada videoconferencia que pasa. Entre las conversaciones, se supera la temática de la eutanasia para enfocarse, entre otras cuestiones, en la relación entre los personajes, el proceso de morir, la dignidad, el protagonismo de una enfermedad terminal o el papel de los seres queridos. Y poco a poco se transmite la importancia del acompañamiento y la aceptación en el tramo final de la vida.

Hay una puerta ahí muestra que a pesar de su materia principal, la película hace reír en numerosos momentos e invita a reflexionar sobre importantes asuntos a la vez que pone de relieve la necesidad de una legislación en torno a los cuidados paliativos. En definitiva, es una propuesta conmovedora que se vuelve imprescindible en alguna de sus conversaciones.

Hay una puerta ahí Y terminamos entrando en la visión de Enric Benito sobre la muerte. “Morir es normal”, nos dice Enric Benito, lo que no quita que “morir bien sea de vital importancia”. Y es que morir no es una enfermedad que se pueda tratar, sino un proceso en el que nuestra habitual perspectiva de la realidad se disuelve y se abre la oportunidad de atisbar lo trascendente, lo numinoso y lo sagrado. Haber acompañado a muchas personas en su tránsito a la muerte le permite a Enric Benito a afirmar que cada uno muere como ha vivido y, por tanto, una vida plena propicia una buena muerte. Con todo, el proceso de morir suele atravesar una primera fase caótica de resistencia, a la que siguen otras de aceptación y trascendencia. Quien se va necesita aceptar lo vivido, conectar con lo querido y abandonarse a lo pertenecido. Y a todo esto, que no siempre resulta fácil, los que acompañan al muriente pueden ayudar con su hospitalidad, presencia y compasión.

Hay una puerta ahí tiene a Enric Benito como protagonista, un profesional que ha despedido a 250 personas anualmente durante 10 años. Y nos dice: “cada experiencia es sagrada”. Junto a ello:  “Los cuidados paliativos no llegan ni a la mitad de los enfermos, eso genera un extraordinario sufrimiento; la gente muere muy mal”. “La eutanasia o el suicidio asistido solo van a evitar sufrimiento al 1% o el 2% de ciudadanos; me parece empezar la casa por el tejado”. “La dimensión trascendente de las personas no es patrimonio de ninguna organización”. “El 70% de los enfermos en los países desarrollados morimos en hospitales, que son casi seguro de los peores sitios donde morir”. “Hay que acompañar el proceso de morir, no alargar la vida como si no fuera a pasar”. “A un familiar que se muere hay que respetarle, acompañarle y no retenerle”. “El miedo a fallecer es natural, pero debemos domesticarlo para pasar por encima de él”.

Hay una puerta ahí nos enseña a Enric Benito que es un referente internacional. Es conocido por el interés que demuestra por el bienestar emocional y los cuidados espirituales al final de la vida. Además, imparte clases y conferencias en universidades por todos los rincones del planeta. Pertenece a redes nacionales e internacionales de profesionales que promueven la integración de lo espiritual en la práctica clínica. 

Gracias Enric.

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