Los extraños movimientos del aceite de oliva español

Las cifras de producción y venta no coinciden con una diferencia amplia, lo que hace pensar que están saliendo al mercado 'stocks' de campañas anteriores a precios actuales, que duplican campañas anteriores

Aceite de oliva, un producto emblemático de Andalucía
Aceite de oliva, un producto emblemático de Andalucía

Fue una de las noticias del mes de agosto: la botella de litro de aceite de oliva virgen extra (desde ahora AOVE) se situó en los diez euros, si bien hoy en día alguna de esas marcas estándar, las que no están sujetas a algún tipo de política de fidelización por parte de la cadena de distribución, está en once e incluso doce euros. El aceite de oliva, oro líquido, ahora nunca mejor dicho.

Cuando el precio del aceite de máxima calidad pasó a doble dígito, se produjo una especie de toque de arrebato en la alimentación, ya que el aceite se considera -es- un pilar fundamental de la dieta mediterránea, ya que se interpretó, por un lado, que no había novedades que justificaran el incremento de dos o tres euros que se produjo en un par de meses, pero no se pensó en relacionar directamente esos movimientos de precios con el hecho de que estamos ante una nueva cosecha corta de aceituna y, en consecuencia, una campaña de aceite que se prevé similar a la que ahora termina, unas 660.000 toneladas, muy lejos de las 1.500.000 toneladas del 2021-22 y, en consecuencia, muy lejos también del AOVE a unos 4 euros la botella en que se traducían esas cifras para los consumidores.

Claro, una subida como la que estamos hablando, de 4 a 10 euros (números redondos) en poco más de un año y hablando solo de AOVE, tiene que tener inevitablemente consecuencias no deseadas. Los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación son claros al respecto: el negocio se ha hundido un 35% por volumen contando la exportación e incluso llega al 40% por lo que se refiere al mercado interior, es decir, en España se produce hoy en día un 40% menos de aceite de oliva (atendiendo a todas sus calidades) que hace un año.

Pero es que esos datos no concuerdan con el descenso de ventas. Según la fuente a la que se atienda, el descenso de ventas (que tampoco es exactamente el dato de consumo, pero se acerca más) de aceite de oliva en España estaría entre un 14% y un 20% respecto a la campaña anterior.

Con estos datos en la mano, lo ocurrido parece evidente. Mientras que los agricultores y cooperativas niegan cualquier tipo de movimiento especulativo con los precios debido a que simplemente no hay producto, no puede decirse lo mismo a otra escala, ya que es evidente que ese desfase entre producción y venta forzosamente significa que están aflorando stocks que solo pueden provenir de campañas anteriores y que se están vendiendo a precios actuales, cuando hace poco más de un año hubieran valido la mitad. Así de simple. Y el consumidor español pagando el aceite de oliva un 27% más caro que en Portugal o un 6% que Italia, pese a que España es el principal productor del mundo.

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