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El análisis de una chica de 24 años que utiliza compresas reutilizables.

En el pasado pleno municipal se aprobó la proposición de instar al gobierno central a reducir el IVA de los productos de higiene íntima (compresas, tampones o copa menstrual) al 4%, algo que muchos colectivos feministas llevan reivindicando desde hace tiempo. Al hilo de esta propuesta, el grupo municipal Ganemos Jerez planteó la posibilidad de llevar a cabo campañas locales que amplíen la información acerca de los métodos de recogida del sangrado menstrual disponibles, más allá de los más conocidos, con el fin de promover fórmulas más económicas y respetuosas con el cuerpo de las mujeres y el medio ambiente. Para decepción de, seguro, muchas personas que abordamos esta cuestión de manera crítica, la respuesta del gobierno municipal a través de la concejala de Igualdad y Acción Social, se compone de unos pocos prejuicios y desinformación, eludiendo toda responsabilidad municipal en un tema de radical actualidad. Pero… ¿qué conclusiones podemos sacar de tres minutos de intervención de nuestra concejala? Aquí el análisis de una chica de 24 años que utiliza compresas reutilizables.

1. Dice que el ayuntamiento no debe posicionarse, pero se posiciona… a favor del miedo

Los ayuntamientos tienen competencia para llevar a cabo campañas educativas, entre ellas campañas en materia de salud sexual, y no olvidemos que la menstruación forma parte de la sexualidad femenina. A la vanguardia de la educación sexual están los enfoques positivos y de promoción de la salud, desplazando a aquellas propuestas planteadas exclusivamente desde el riesgo, que refuerzan el miedo y prejuicios hacia la sexualidad. Como profesionales, como feministas, y cada vez más como ciudadanía, apostamos por el derecho a la información de calidad y el desarrollo del pensamiento crítico como garantía para tomar decisiones más libres. Sin embargo, la concejala plantea informar de los supuestos peligros para la salud de métodos que desconoce, sin hacer alusión a sus beneficios, lo que, en última instancia, tendría un efecto de alarma social.

2. No conoce mucho las “alternativas” pero las critica

Cada vez son más conocidos otros métodos distintos a compresas y tampones desechables, como son la copa menstrual o las compresas lavables. Al mismo tiempo, asistimos a la paradoja de la era de la información: tenemos más información disponible a un click que tiempo para acceder a ella. Además de los métodos ya nombrados, contamos con otros como las esponjas o las bragas menstruales. Pero la cosa no se queda ahí, y es que existe una variedad importante en cada método. Tenemos, además de los comunes, tampones y compresas de algodón orgánico sin blanqueadores potencialmente tóxicos o tampones con o sin aplicador (y este puede ser de plástico o de cartón). También esponjas menstruales naturales o sintéticas. Las copas menstruales pueden ser de silicona médica, látex o plástico quirúrgico, las hay de colores y transparentes, ¡y todo de distintas tallas! Por cierto, la silicona médica es la misma que se utiliza en sondas, catéteres, guantes y otro material médico, se ha sometido a numerosos ensayos clínicos y existen organismos que certifican la calidad del material. Sin olvidar que estos métodos se comercializan de forma legal. Después de esta retahíla de alternativas… ¿Aún creemos que tenemos toda la información?

3. ¿Esterilizar es algo muy complicado?

A lo largo de su discurso, se dice y desdice acerca de la capacidad de las mujeres para elegir y usar estos métodos “alternativos”. Primero argumenta que hay que asegurarse de que estamos “preparadas y formadas” para usarlos, que entrañan dificultades tan desafiantes como esterilizar la copa menstrual, ya que es un objeto que “se introduce dentro del cuerpo” (en la vagina, quiere decir). Esto me recuerda a los biberones que… también se esterilizan, y también se introducen dentro del cuerpo (en la boca, quiero decir), lo que no parece plantear tantos inconvenientes. Poco después añade que las mujeres de hoy sabemos muy bien lo que tenemos que hacer y lo que más nos conviene, para terminar concluyendo que, en todo caso, hay que informar de los riesgos y contraindicaciones de “esos métodos” (no de todos los demás). Pero entonces, tenemos información suficiente y sabemos lo que nos conviene… ¿o no? Para adaptarse a los distintos casos, ¿no debería el Ayuntamiento promover campañas informativas y educativas sobre todos los métodos y sobre todas las ventajas e inconvenientes en todos sus aspectos, de salud, económicos, medioambientales, éticos, sociales, etc.?

4. Otros criterios, además de la salud

A la hora de decidir es importante tener herramientas y criterios diversos que nos ayuden a encontrar la información que necesitamos para decantarnos. En su intervención, la concejala de Igualdad y Acción Social solo hace referencia al criterio de salud, uno de los principales, pero lo hace a medias, pues solo plantea inconvenientes para las “alternativas” sin nombrar sus beneficios, obviando las contraindicaciones de compresas y tampones desechables (por ejemplo, el Síndrome de Shock Tóxico o la irritación genital). Pero además de la salud, es necesario incorporar otros criterios. Económicamente, los métodos reutilizables son más baratos a medio y largo plazo, aunque requieren de una inversión inicial mayor. También se pueden incorporar criterios sociales y éticos, por ejemplo, si la marca promueve valores de igualdad en su publicidad, qué filosofía de negocio hay detrás, si se trata de una sociedad cooperativa, si es un negocio creado e impulsado por mujeres o si se respetan los derechos laborales. Los criterios medioambientales son especialmente importantes, pues la crisis ecológica que atravesamos nos exige buscar nuevas (o viejas) formas de hacer las cosas. Es interesante preguntarse de qué materiales están fabricados, de dónde proceden y cómo se producen, cuál es su impacto… Por ejemplo, los métodos reutilizables tienen menor impacto ambiental en comparación con los desechables, en términos de cantidad de recursos o energía que se invierte tanto en su fabricación como en su eliminación al final de su vida útil. Y por supuesto, los factores individuales son esenciales, de forma que cada persona, teniendo en cuenta los criterios que considere relevantes, elegirá el método que mejor se ajuste a sus necesidades y deseos.

En vista de todo lo expuesto, parece que la concejala de Igualdad y Acción Social, y por ende el gobierno municipal, tendría que ser algo más rigurosa a la hora de tratar los temas, estar a la altura de la concejalía que dirige y recordar que no solo la representa a ella, sino al conjunto de la ciudadanía. Las mujeres que utilizamos compresas reutilizables no creemos que esto sea un retroceso, sino una apuesta por la sostenibilidad medioambiental, pero a pesar de nuestras ideas, o precisamente por ellas, no queremos limitar el derecho a decidir de las demás, sino ampliar la mirada.


Paula Mejías Rosa es psicóloga, máster en Sexología y Género. Feminista.

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