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Flight Training Europe, que cambió los parajes grises de Escocia por el sol de Jerez hace más de 15 años, se ha convertido en una de las escuelas de pilotos más prestigiosas de Europa.

Tiene la imagen grabada del avión en pleno viraje, trazando un dibujo perfecto en el aire. Con seis años, rumbo a Lanzarote, sobrevolaba el mar azul oscuro de las Canarias. En ese instante, el gerundés Oriol Belisario decidió que tenía que hacer de la aviación su modo de vida. Hoy tiene 20 años y ha pasado 64 semanas consecutivas (salvo por un parón de 15 días en Navidad) en la Flight Training Europe Jerez, el mayor campus aeronáutico de Europa. Un recinto casi desconocido en la provincia en el que además de formar a pilotos también se desarrollan futuros controladores aéreos y operadores de drones.

Como Oriol, otros 179 cadetes procedentes de todo el mundo, en su mayoría británicos, conviven en los 45.000 metros cuadrados de los antiguos terrenos de la base aérea de La Parra. De aquel destacamento militar apenas quedan algunas huellas en el vetusto edificio que alberga en sus bajos al club social de la escuela, reconvertido ahora en un rincón de esparcimiento con aire de british pub, decorado con aviones comerciales hechos con latas de refresco y cerveza, una vieja máquina recreativa arcade, y pósters de pelis como El aviador y La terminal. Por estos salones pasan a diario, especialmente con dirección a la enorme piscina, quienes serán algunos de los futuros comandantes y oficiales de gigantes de la aviación comercial como British Airways, Emirates, Thomas Cook, Qatar Airways y otras muchas aerolíneas internacionales.

"La comida nos encargamos de que sea halal y hay una sala de oración, pero muy poco más. No hay diferencia entre los alumnos, ni choque cultural".

Frente a Rodger Lee, uno de los instructores más veteranos -todos han sido pilotos profesionales y suman entre ellos más de 80.000 horas de vuelo-, hay un grupo de quince alumnos de uniforme. Con una media de edad de 22 a 24 años, atienden a las explicaciones con evidente interés. Todo se habla y todo está escrito en inglés aunque el alumnado sea multicultural y proceda de Gran Bretaña, Emiratos Árabes, Grecia, Francia, España... Ni las férreas tradiciones de quienes proceden de remotos países chirrían en esta ONU de la aeronavegación. "La comida nos encargamos de que sea con certificado halal y tenemos una sala de oración, pero muy poco más. No hay diferencia entre los alumnos, ni choque cultural. Realmente aquí solo entendemos un idioma: el de la aviación", comenta Alex Padina, brand manager de FTE Jerez, portuense de padre inglés y madre española.

Le dan la razón cadetes como Oriol, que tras salir de la escuela ha entrado en el programa Flight student de Vueling: "He aprendido a trabajar en equipo, comunicarme y desarrollarme como persona. Ha sido un placer conocer a compañeros e instructores de muchos países y culturas diferentes y, sobre todo, he corroborado que ser piloto, más que un trabajo, es un estilo de vida en el que prima la responsabilidad y el compañerismo". Tras su paso por el campus jerezano, el joven piloto gerundés no tiene dudas de que acertó al elegir este espacio para su formación: "Se respira aviación las 24 horas del día". "Todo el mundo vive por y para la aviación; es una carrera que tiene mucha pasión detrás", apostilla Padina.

La escuela tiene un cuarto de siglo de historia pero hace ya más de década y media que se trasladó de su ubicación original en Prestwick (Escocia) al perímetro del aeropuerto jerezano. El enclave estratégico y la bonanza climática decantaron la balanza. Hoy figura entre las tres mejores escuelas de pilotos europeas, junto a Oxford y CTC. El campus, en el que trabajan unas 140 personas de manera permanente, dispone de 14 aulas, 8 simuladores, 29 aeronaves y 222 habitaciones. En ellas residen dos perfiles de alumnos -cada vez más chicas, por cierto- que "reciben exactamente la misma formación": unos cadetes que vienen esponsorizados por determinadas aerolíneas -British, Emirates, Qatar, BA Cityflyer, Aer Lingus, Astana...- y aquellos que se autofinancian su curso. Esto supone una inversión "importante": 114.000 euros, concretamente. Eso sí, puntualizan: "Lo tienen todo incluido".

Un curso de piloto en FTE Jerez es una inversión "importante", 114.000 euros, pero la inserción laboral posterior roza el 100%

FTE aleja de la exclusividad de las élites la formación como piloto aéreo. "No todo el que accede a esta carrera viene de familia con dinero, hay muchas personas que han dedicado mucho esfuerzo para conseguir el dinero para formarse, se han hipotecado o rehipotecado para financiar la totalidad o parte del curso. Aquí hay de todo, e incluso los alumnos que vienen patrocinados, si no fuera por dicho patrocinio no podrían acceder a la formación de piloto". "Muchas aerolíneas, algunas de ellas de las consideradas cinco estrellas, mandan cadetes a FTE Jerez; y está claro que las conexiones con estas erolíneas ofrecen muy buenas oportunidades laborales para quienes vienen patrocinados -que superan fases de preselección "titánicas"-, pero las compañías saben que todos aquí reciben el mismo nivel formativo, de ahí que luego tiren de nosotros".

En lo que va de 2015, argumenta Padina, ha habido un pleno de inserción laboral: "Hemos colocado a los 60 alumnos privados que han ido graduándose". "El porcentaje de inserción varía, se gradúan alumnos todos los meses, pero el año pasado tuvimos aproximadamente unos 60 privados y este año ya hemos colocado a 60. No hablo siempre del 100% de inserción laboral pero hablamos de unos porcentajes muy altos". En el caso de los cursos de controladores sí se alcanza la inserción. "Son cursos muy exclusivos de 4 o 6 alumnos que vienen todos preseleccionados y pasan a la bolsa de trabajo de Ferronats, el principal proveedor privado de servicios de control aéreo de España". En este caso, la inversión en formación es menor que para ser piloto: unos 35.000 euros.
¿Cualquiera puede ser piloto? La respuesta es no. Hay que tener conocimientos académicos necesarios -preferentemente relacionados con Ciencias-, superar una prueba de habilidad con simuladores 2D y 3D, y una entrevista psicotécnica, que mide la personalidad, la capacidad comunicativa... Esto último es fundamental. "No puedes tener en una cabina a un copiloto que no interactúe con el comandante, hay que tener habilidad para que la tripulación sepa coordinarse y evitar tensiones que surjan en ese entorno". El jefe de formación, Miguel Caparrós, con una larga experiencia en la aviación civil y militar, supervisa todo el proceso de aprendizaje y gestiona la inserción laboral. También dentro del curso de controlador aéreo, una especialidad que se viene desarrollando desde hace cuatro años, justo cuando Aena privatizó las torres de control de los aeródromos españoles.

Mucho aire pese a la crisis 

Tanto la incorporación de este curso como los acuerdos transnacionales, como el rubricado como Emiratos en 2009, han ayudado a FTE Jerez a resistir la crisis. "La crisis se ha notado -reconoce Padina-, pero hemos hecho un esfuerzo importante para seguir al pie del cañón y logramos contratos que escapan a la crisis nacional. La presencia internacional nos ha salvado". Con más de un cuarto de millón de horas de vuelo desde el desembarco en La Parra en 1999, el campus del aire no ha registrado incidente relacionado con el mantenimiento y la seguridad de sus aeronaves. Sus mecánicos e ingenieros trabajan en exclusiva para FTE y en los hangares se encargan de tener en impecable estado de revista a la flota de 29 avionetas.

Un controlador aéreo puede ser de tres tipos, tanto en el despegue como en el aterrizaje: de torre (con la aeronave en pista), de aproximación (en un radio de 50 kilómetros), y de área (lleva el avión en ruta). FTE Jerez se convirtió en la primera escuela de controladores aéreos de España al ser la primera en ser aprobada por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), y es la única que existe en Andalucía, explica Caparrós, mientras observa en el simulador como Miguel Hidalgo, uno de los instructores, que apunta varias explicaciones a uno de los jóvenes alumnos que en el futuro controlará una de las 9 torres de Ferronats en España, ya sea en Sevilla o en Ibiza. "Formamos alumnos desde cero pero también damos formación continua a controladores en activo, La formación de pilotos es un mercado más recurrente y en control tenemos una formación más específica", apostilla. El curso de controlador aéreo tiene una duración de 22 semanas y se divide en dos fases, la primera de ellas de 11 semanas en la que se abordan conocimientos teóricos fundamentales distribuidos en 14 asignaturas, todas ellas impartidas en inglés. 

En 2011, en plena recesión, el director general de FTE Jerez, Óscar Sordo, aseguraba que las escuelas de aeronavegación trabajan con la previsión de que en los próximos años sean necesarios alrededor de medio millón de pilotos, mientras que en paralelo se ha producido una gran "salida laboral" en la formación como controlador aéreo. Por no hablar del contagioso boom del pilotaje de drones, que merece capítulo aparte y que empieza también a abrirse hueco en el campus aunque por ahora solo siga siendo "el plato de aceitunas en la facturación mensual de un bar". En los últimos 25 años se han formado en el campus de Jerez más de 2.000 pilotos que se han distribuido por medio centenar de aerolíneas de todo el mundo. Y lo mejor es que, pese a la que ha caído, siguen soplando buenos vientos en un pujante sector aeronáutico que avanza con velocidad de crucero. 

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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