La cooperativa sin ánimo de lucro Conservas Contigo nació en 2016 con el objetivo de crear empleo en la provincia de Cádiz y contratar a personas en riesgo de exclusión social. Lo que ahora tienen entre manos Susana Espinosa y Damien Labrunie, sus fundadores, es la evolución de ese proyecto: se trata de una incubadora vegana para acompañar a pequeñas empresas y pequeños productores a 'testar' la viabilidad de sus negocios.
Todo nace de una cocina compartida que ya está en funcionamiento. Es el propio obrador donde se fabrican las conservas de Contigo, que ofrecen a otras marcas para que puedan cocinar y envasar allí sus productos. "Comenzamos lanzando nuestra línea de conservas propia, nuestra marca. El siguiente paso fue hacer maquila y envasado para otras marcas, y casi al mismo tiempo empezamos a envasar excedentes de productores de la zona, lo que 'sobraba' del campo y podía aprovecharse para conservas", explica Susana Espinosa.
Algunos de esos productores tenían ganas de sacar cada vez más líneas, porque veían que sus productos funcionaban bastante bien en el mercado. "Ahí nos dimos cuenta de que no solamente necesitaban tener el producto, sino que además necesitaban también ver cómo comercializarlo, cómo organizarse, cómo ser capaces de sacarlo adelante, calcular el coste para saber a qué precio venderlo, si era rentable, cuántas unidades sacar... Por esas cosas hemos visto caer algún proyecto con ideas buenísimas", aclara Espinosa.
Así que el siguiente paso fue el obrador compartido. El año pasado, presentaron el proyecto a la Fundación Daniel Nina Carasso y quedaron entre los ocho seleccionados en la convocatoria de alimentación sostenible. "Esta función de la cocina compartida venía a cubrir esa problemática de algunos proyectos, de no encontrar instalaciones, pero no cubría la parte de la gestión", señala la emprendedora.
Tanto Susana como Damien proceden del mundo empresarial; ambos estudiaron Administración y Dirección de Empresa y tienen experiencia en ese ámbito. Por eso, detectaron pronto esa necesidad de acompañamiento que tenían algunos proyectos. "O bien se caían por no encontrar un sitio donde producir las cantidades que necesitaban, o por una problemática empresarial, de gestión", aclara Damien.
De la cocina compartida, han pasado a acompañar empresas y proyectos para testar la viabilidad de sus negocios
Por eso, y porque muchos de quienes se embarcan en estos proyectos no tienen esa experiencia empresarial, se decidieron a lanzar una aceleradora o incubadora de empresas veganas y ecológicas. "La mayor parte de los proyectos no vienen del mundo de la empresa, tienen detrás a cocineros, productores... Personas que tienen una muy buena receta o una muy buena idea de producto, pero que no han estudiado gestión ni marketing ni venta, y por ahí se nos ocurrió", detalla Espinosa.
Para ello, se han aliado con la aceleradora de 'startups' Espacio RES, en Sevilla, para lanzar el programa Amphora, esta incubadora o vivero de pequeñas empresas.
"La idea es que, gracias a este programa de seis meses, la empresa que participe se beneficie de lo que son las instalaciones, que es lo que ya teníamos con la cocina compartida, pero también se verá acompañada con formación y 'mentorización' de profesionales del sector en lo que es su desarrollo como empresa, para ir desde la receta y el primer lote de productos hasta cómo convertir eso en una empresa viable", explica Labrunie.
El programa comenzará el próximo mes de septiembre y actualmente están seleccionando los proyectos que formarán parte de esta primera tanda. A raíz de su experiencia con la cocina compartida, han detectado que existe una necesidad en el sector. "Hay una empresa de trufas, por ejemplo, que viene de Huesca a producir en nuestras instalaciones. Es bonito ver cómo una iniciativa que al principio era muy local, porque empezamos con productores pequeños de la provincia, al final es una propuesta que parece que responde a una necesidad de gente no solamente en Cádiz, sino también en otras provincias y otras comunidades autónomas", apunta el gerente.
Como aclaran, no todo el mundo puede acceder a unas instalaciones certificadas como las que tienen en Contigo; no todo el mundo puede sacar una línea de producto ecológico certificado, en unas instalaciones adecuadas, sin tener que realizar una inversión ingente o esperar meses para ello. "Al final, lo que atrae es la especialización", señala Labrunie.
Los proyectos que empiecen con la incubadora tendrán un número de horas dedicadas en la cocina compartida, para que puedan sacar sus productos adelante. Los proyectos que salgan adelante, según explican ambos, probablemente no puedan afrontar la instalación de una cocina propia en el primer o el segundo año de vida. Así continuarán también con la cocina compartida, como algo habitual. Eso permitirá a estas empresas "lanzarse hasta que alcancen un volumen que les permita tener sus propias instalaciones", detalla Susana Espinosa.
Además, en estos meses Conservas Contigo se mudará a otras instalaciones, y su idea es optar por un espacio que les permita tener dos cocinas en lugar de una, con lo que podrán incluir el doble de proyectos en este programa: de cinco, en esta primera convocatoria, a diez.
Esta iniciativa es, al final, una evolución natural de la idea con la que nació la cooperativa Conservas Contigo: de crear empleo a atraer talento y fomentar la creación de empresas, todo ecológico y sostenible y sin salir de la provincia de Cádiz.
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