El Mercado de la Encarnación, situado en las famosas ‘Setas de Sevilla’, es uno de los mercados tradicionales, junto a otros como el de Triana, el del Arenal o el de San Bernardo. En estos días festivos, el bullicio es incesante y la mayoría de puestos apenas encuentran un respiro entre cliente y cliente, pero aun así, la tónica generaliza en estas fiestas es la de "compras más relajadas y una venta más bien bajita".
Los comerciantes de los puestos no paran de atender a un numeroso público que en estos días se abastece de todo tipo de productos, aunque en estas fiestas no se termina de normalizar el sector volviendo a las compras de antaño.

Este es el segundo año con unas Navidades envueltas en pandemia, y la hostelería (en especial el ocio nocturno) no termina de recuperar la normalidad. El sector de la alimentación, a su manera, también se resiente.

Hay varias hipótesis entre los comerciantes del mercado, algunas apuntan al miedo a salir a la calle, otros a la falta de ganas de organizar grandes comilonas y otros, por supuesto, también lo relacionan con las continuas cancelaciones de reuniones entre amigos o comidas de empresa.
"Hay movimiento pero menos de lo que se esperaba"
Gonzalo Ruiz y Rafa García están al frente de Jamonerías José Luis Romero, y ambos coinciden en que este año es peor, incluso, que el año pasado: “Hay movimiento pero menos de lo que se esperaba. Claro que tenemos ventas, pero no demasiadas. No creo que sea una cuestión de miedo, creo que el año pasado hubo más gente que lo celebró en casa y se abasteció más de productos, este año ya ha habido más gente celebrando en bares y restaurantes. Me esperaba que iba a ser más fuerte, y está bien, pero no al nivel que pensábamos". En este puesto, lo que más sale es el jamón ibérico, pero también salen mucho las anchoas, el salmón y los quesos, el clásico de la Navidad.

"Ya no hay compras tan exageradas"
En Pescados y mariscos Angelito la sensación se repite. "En las compras ha habido un descenso bastante grande, no hay compras tan exageradas. ¿Se está vendiendo? Sí, pero bastante menos. Con la nueva cepa del ómicron la gente tiene más miedo a las reuniones", cuenta Ángel Gago, que acompañado por Ana María Delgado, no paran de vender los productos típicos de estas fechas, como gambas, langostinos, cigalas. Eso sí, "el pescado de horno ha bajado un poco".

En la frutería de José Posadas, una de las más ambientadas del mercado, preparan un encargo para las monjas del convento de Sor Ángela de la Cruz (llevan años comprando sus frutas y verduras aquí), al mismo tiempo que preparan las uvas para Nochevieja. José Posadas es uno de los más optimistas: "Hay más libertad este año, aunque la cosa sigue estando complicada, pero aun así hay buena venta", cuenta el propietario más veterano de este comecio, tercera generación de un negocio que estuvo 37 años en el antiguo mercado, antes de la remodelación.
"En esta época se compra mucho la piña, alcachofas y escarolas. La Navidad es más de carne y pescado, pero sobre Año Nuevo se empieza a tirar más de verdura, por aquello de compensar", añade el frutero.
Juan Vázquez y Rosa Vázquez regentan la famosa carnicería y pollería del mercado. Ellos, sumados a la tónica general, reconocen que la Navidad está más cortita y que se han cancelado muchos encargos. Aun así, largas colas esperan las compras de cordero, pavo y carnes de caza, los clásicos de estas fiestas.

Entre tanto, Rosa no pierde la simpatía que la caracteriza, y entre pechuga y pinchito de pollo, exclama que "todos sus clientes son guapos". Un señor le pregunta si existe un tipo de corte que quiere (unas pechugas abiertas como un libro para rellenar), a lo que ella responde: "Eso existe, pero si no, yo te lo fabrico". Y así, con esta actitud, las segundas navidades pandémicas siguen su curso, con la ilusión puesta en recuperar la normalidad para 2022. ¿A la tercera irá la vencida?
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