Bornos es el segundo pueblo de la ruta de los pueblos blancos con mayor riqueza patrimonial, por delante de El Bosque o Grazalema y solo superado por Arcos. Precisamente por eso este municipio fue considerado cuna del Renacimiento en la Baja Andalucía, destacando entre sus monumentos el Castillo-Palacio de los Ribera.
Rocío Sánchez Marchán, responsable de Pueblantur, una empresa de turismo activo que organiza visitas patrimoniales por los 19 pueblos blancos de la sierra, desvela los secretos y curiosidades de uno de los lugares con más historia de la Sierra de Cádiz.
Fue construido en el Castillo de Fontanar, una fortaleza árabe de la que hoy en día solo quedan varios lienzos y la torre del homenaje. En 1398 lo compró Per Afán Primero de Ribera el viejo —porque vivió 105 años—, Adelantado mayor de Andalucía, básicamente un notario del rey en Sevilla.
Sus descendientes, Don Fadrique y Per Afán Tercero de Ribera, virrey de Nápoles, le dieron ese toque renacentista que hoy en día todavía mantiene. Como curiosidad, tras un viaje de dos años a Jerusalén partiendo desde el monasterio de los Jerónimos, Don Fadrique remodeló todo el castillo de Fontanar y lo convirtió en casa-palacio a modo renacentista basándose en el estilismo de los palacios que encontró a su paso por Italia.
Esto lo trasladó también a su otra gran posesión, la Casa Pilatos de Sevilla, donde organizó el primer vía crucis de la cristiandad, que sería seguido por el que poco después llevaría a cabo en Bornos y del que todavía quedan algunos vestigios.
Un colegio o una cárcel entre sus muchos usos
Pero volviendo al Palacio de los Ribera, su patio de armas ha sido punto de confluencia tanto de personalidades como de la ciudadanía durante sus más de 800 años de historia. Mezclando el estilo gótico y el renacentista, y rodeado por grandes galerías arcadas con una fuente de mármol traída desde Italia en el centro, este espacio ha acogido innumerables actos sociales y privados de la más diversa índole.
A su alrededor se levanta un edificio de dos plantas provisto de una entreplanta que se utilizó para alojar al servicio y donde se ubicaban las cocinas y en el que actualmente se ubica el museo del Carnaval. Los señores itineraban entre las plantas superior y posterior, dependiendo de la época del año por una mera cuestión de comodidad climatológica.
En la actualidad las instalaciones de la planta baja se utilizan como salas itinerantes de interpretación y de exposición. También se han reservado varias dependencias para ubicar sedes del Ayuntamiento, tales como la oficina de Turismo, Urbanismo o el Hogar del Pensionista. Y es que a mediados del siglo XX el Ayuntamiento de Bornos compró el palacio a sus dueños, los duques de Medinaceli, para evitar que su estado de abandono pudiera afectar a la estructura.
"Si una casa vieja se cierra, se cae", remarca Rocío Sánchez, recordando que durante muchos años este espacio quedó como una simple casa de verano, por lo que fue necesario una intervención municipal para asegurar su conservación.
A partir de aquí fue utilizado para todos los fines imaginables. Fue un colegio, sirvió de alojamiento a policías municipales y maestros, se utilizó para dar clases de seguridad vial a los más pequeños e incluso antes de todo esto fue una prisión municipal, ya que en Bornos no existía una cárcel. De hecho en una de las habitaciones de la segunda planta pueden observarse las marcas que un recluso fue dejando para contar los días que le faltaban para cumplir su condena.
Por supuesto, las distintas intervenciones que se fueron llevando a cabo para adaptar estas instalaciones fueron sufragadas con subvenciones procedentes de varios organismos con el objetivo de mantener en constante funcionamiento ese núcleo cultural del pueblo.
Un jardín para presumir y una logia rescatada por el pueblo
En el centro de este enclave se encuentran los imponentes jardines construidos por orden de Per Afán Tercero con la intención de dejar constancia de su paso por esta casa palaciega al igual que lo había hecho su tío.
Copiando el estilo de los Jardines de Belvedere en Roma levantaron este espacio a pequeña escala pero que destaca tanto en una población que ronda los 8.000 habitantes como es Bornos. En este espacio se encuentran varias especies de árboles que fueron traídos de otros puntos del mundo expresamente para ser plantados a modo de exposición en este lugar.
Uno de los que tiene una historia más curiosa es el fresno blanco, cuya procedencia y año de llegada es desconocida pero que fue literalmente partido por un rayo hace muchos años. Se pensó que estaba muerto y se taló por la copa, pero continuó creciendo y acabó dejándose tal y como había quedado. También hay ejemplares muy raros en la zona como los magnolios gigantes o la jacaranda regalada por el mismísimo duque de Windsor, que lo envió desde el Palacio de Buckingham.
El resto del jardín está adornado por grandes setos que crean formas laberínticas, un merendero ubicado en el centro y canales por todos lados que desembocan en pequeños estanques y que servían para utilizar la propia naturaleza como elemento de decoración.
Al fondo se ubica una de las grandes joyas del complejo, la logia renacentista de estilo pompeyano que data de entre 1569 y 1571 y que, básicamente, era un museo al aire libre donde el virrey podía presumir de sus poderío y sus posesiones.
Así, en cada uno de los arcos que presenta se encontraban esculturas traídas desde la misma Italia o bien hechas por artistas italianos en el castillo que los Duques de Medinaceli se llevaron cuando lo vendieron. Todos están divididos por un friso que contiene en su interior unas rosetas de quita y pon. Con el paso del tiempo ya solo se conservan dos de ellas que se encuentran custodiadas en el Ayuntamiento, si bien se ha trabajado para replicarlas y mantenerlas a la vista del público.
Otras se vendieron para recaudar fondos, porque esta logia fue rescatada y rehabilitada por los vecinos de Bornos gracias a un crowfounding impulsado por el Ayuntamiento. Recibieron una subvención y recurrieron al micromecenazgo para poder llevar a buen puerto estas obras.
Cuando los actuales gobernantes tomaron las riendas en 2015 recibieron la resolución provisional de la concesión de subvenciones que había solicitado el anterior equipo de gobierno. Pese a que se hablaba de una financiación municipal revisadas las cuentas no encontraron ninguna financiación presupuestaria, por lo que tuvieron que buscar una alternativa para abonar los cerca de 30.000 euros que debía pagar la administración solicitante de estas ayudas por ley.
El actual alcalde, Hugo Palomares, es historiador de profesión y tanto él como su cúpula de gobierno han estado muy comprometidos con la preservación y divulgación de la historia y de los grandes monumentos del pueblo desde el inicio de su primer mandato, por lo que se las ingeniaron para no dejar pasar la gran oportunidad que se les había ofrecido.
La idea fue hacer un crowfounding que recibió una increíble aportación principalmente de los vecinos de Bornos, pero también de muchas personas de todos los rincones de España e incluso del extranjero. Gracias a esta aportación ciudadana en septiembre de 2015 pudieron iniciarse las obras para salvar esta maravillosa logia, un emblema del pueblo y un importante aliciente cultural e histórico de la provincia.
Obras para mejorar la movilidad en los alrededores
Paralelamente a los trabajos de mantenimiento que se están llevando a cabo en los jardines del Palacio de los Ribera las calles que lo rodean están siendo sometidas a profundas remodelaciones a bien de mejorar el tráfico y facilitar el paso de los vecinos.
Hugo Palomares, alcalde de Bornos, explica a lavozdelsur.es que "estas obras están financiadas por la Junta de Andalucía con cargo a los fondos ITI y tienen como objetivo la regeneración del entorno urbano, del Castillo-Palacio de los Ribera".
La tramitación comenzó en el año 2018 pero por diferentes trabas burocráticas con la administración finalmente los trabajos comenzaron en junio de 2022. Fundamentalmente la idea es "ampliar las aceras del entorno, haciendo que se haga un trazado semi peatonal en el que los coches circulen por el centro de la vía". Además, esta actuación trae aparejada la bajada del nivel de la plaza Primero de Mayo para situarla a la altura del resto de la calle, "obteniendo una gran terraza".
Las mencionadas obras se extienden también por la calle Jardín y por la avenida San Jerónimo, "una de las principales arterias del pueblo donde vamos a ubicar una zona comercial semipeatonal para el uso y disfrute de los vecinos, dándole muchísimo más protagonismo al peatón que al coche".
A este respecto, el regidor de Bornos quiere destacar que "a pesar de que todavía siguen las obras se están instalando nuevas tiendas. En los últimos días han abierto varias y algunos locales se están transformando en establecimientos de hostelería". La creación de esta zona comercial servirá "para dinamizar todo su entorno, para que quien venga a Bornos vaya a conocer el casco antiguo y luego se acerque a la parte comercial".
Hugo Palomares recuerda que "somos el único municipio de menos de 20.000 habitantes que ha conseguido esta subvención gracias a la buena ejecución y participación ciudadana, porque estas propuestas pueden traer polémicas pero aquí los vecinos han apoyado este proyecto para eliminar barreras arquitectónicas en pos de alcanzar una ciudad accesible".
Como es lógico el hecho de que una zona tan concurrida del pueblo esté completamente levantada ha generado algún inconveniente en materia de transporte y movilidad pero, como señala el alcalde, "todos esperamos que el resultado final sea positivo. Estamos seguros de que será así".
Una vez se completen estos trabajos lo único que faltará será realizar los últimos arreglos en los entronques de las diferentes calles para que los alrededores del castillo queden en un estado inmejorable.
Al final el objetivo es poner a Bornos en el mapa, que se conozca el potencial que posee y que se lo valore como lo que es, uno de los municipios de los pueblos blancos con mayor riqueza patrimonial. "Aquí vienen una media de 1.400-1.500 visitantes al mes, cifras muy modestas si las comparamos con pueblos como Grazalema, El Bosque o Arcos, pero para nosotros son muy importantes porque ellos son nuestro espejo y queremos estar a su nivel. Sabemos que nos va a costar tiempo, pero no paramos de trabajar", asegura el alcalde.
Ya en clave electoral Hugo Palomares señala que "respeto profundamente los procesos electorales como ejercicio de participación democrática de los ciudadanos" y afirma que se siente "respaldado por los vecinos. Ellos han visto de primera mano todo lo que hemos hecho por el pueblo y creemos que lo van a valorar en las urnas".
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