La triste imagen del centro tras el paso de las cofradías.

Es pasar la última hermandad del día por la Carrera Oficial o por cualquiera de las llamadas calles cofrades de Jerez y descubrir las miserias de la otra Semana Santa, alejada de la elegancia que transmiten sus hermandades. Basura, basura y más basura en cualquier rincón, calle, plaza o fuente. Latas, plásticos, bolsas, papeles, restos de comida, cristales rotos, alfombras de cáscaras de pipas o cacahuetes, ríos de orina...

A pesar de que el Ayuntamiento pidió el pasado Viernes de Dolores que los ciudadanos pusieran de su parte para no ensuciar en exceso la ciudad, parece claro que el incivismo se ha instalado en esta sociedad y desgraciadamente parece que para no marcharse. Pero no es sólo cosa de la juventud, que dirían quizás los que ya peinan canas. Los palcos, que suelen ser ocupados por familias enteras, no lucen mucho más limpias que otras calles del centro.

En este punto habría que destacar el encomiable trabajo de los muchas veces criticados trabajadores de Urbaser para que el centro de Jerez amanezca como una patena. Visto lo visto, parece hasta un milagro.

 

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Jorge Miró

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