El quinto aniversario del 15-M se celebra con una jornada festiva en la plaza del Arenal, enclave donde se fraguó el movimiento en Jerez. Aunque de manera simbólica, las tiendas de campaña volvieron al Arenal.
Por un día, y aunque de manera simbólica, las tiendas de campaña volvieron al Arenal. Cinco años después de la gran movilización de los llamados indignados, que llenó las plazas de centenares de ciudades por toda España en las semanas previas a las elecciones generales de 2011, el centro de Jerez volvió a impregnarse de ese espíritu que, lejos de ser un recuerdo, pervive y sigue creciendo poco a poco. Así lo creen y así lo piensan los que a eso del mediodía se reúnen en la plaza mayor jerezana para pasar una jornada de convivencia y recordar el germen de lo que ha acabado llegando después.
“Si te pones a mirar lo que pasa a nuestro alrededor, nosotros siempre esbozamos una sonrisa, porque es mucho más de lo que imaginábamos. Todos los cambios a nivel social que hemos ocasionado como llevar los debates a la calle, los cambios a nivel político… Yo creo que todo es producto de la movilización que fue el 15-M”, considera Elena Rodríguez, de 36 años, que tiene gratos recuerdos de cómo se fue fraguando todo hace un lustro. “Era una energía que te arrastraba con el único objetivo de querer cambiar las cosas. Ver que un montón de gente pensaba como tú te animaba a hacerlo y estábamos ya en una corriente de querer hacer una revolución como ya hemos hecho”.
Al igual que Elena, afirma que en un principio vivió el movimiento con incredulidad, pero enseguida cambió esa percepción. “Viendo la cantidad de gente que nos acercábamos era una energía que fluía y que aumentaba. Y luego la ilusión con la que se decían las cosas, desde el corazón pero siempre pensando. Eso es inigualable”.
Más veterano que Elena y Francisco es José Pérez, de 65 años. En su juventud en Madrid luchó contra el franquismo “en vanguardia” y cuando surgió el movimiento de los indignados lo vivió intensamente. “Esto ha sido extraordinario, algo de rebeldía, de ilusión y de revolución”. A pesar de estar recién salido de una operación, José no ha querido faltar al Arenal, como hace cinco años hizo, en principio, por curiosidad. “Al principio venía y escuchaba. Luego vi que era algo serio que había que aprovechar y explotarlo, había que hacer lo que hemos hecho, decirle a los golfos y a los ladrones basta ya. Eso es lo que había que hacer y lo que hay que seguir haciendo”.
“El 15-M no es pasado, es presente”. Así lo piensa Patri de la Calle, que recuerda que hace cinco años estaba a punto de irse de vacaciones y que al final se quedó un mes acampada en la plaza del Arenal. “El 15-M fue un antes y un después en mi vida. No pensaba que pudiera haber tanta gente en desacuerdo con lo que estaban haciendo con nuestras vidas. Fue muy emocionante y un aprendizaje bárbaro ese mes de acampada”.
A raíz del desahucio de Caulina se creó la comisión de Stop Desahucios, en la que participa. Desde entonces reconoce que “he pasado momentos muy buenos y muy malos. Es una lucha muy bonita, pero ver que una familia por desconocimiento o por la avaricia de los bancos se quede sin casa es tremendo”. De otro lado, Patri es de las que sigue pensando que “otro mundo es posible. Si no lo creyera me daría un chocazo” y piensa que “en cuatro o cinco años estaremos recogiendo los frutos”. “Cada vez más creo en esta sociedad, educamos a nuestros hijos en la lucha y los estamos haciendo menos cómodos. Otro mundo es posible, pero necesitamos implicación”.