Ha empezado a moverse por las redes, e incluso ha aparecido en la versión española de la revista especializada Architectural Digest, la espectacular transformación que el estudio jerezano Iniesta Nowell Arquitectos ha llevado a cabo en una vieja bodega abandonada de la antigua calle Quintos en Jerez —frente a la que fuera sede de la Cátedra de Flamencología—.
“Espacios de aroma inolvidable, sombríos, cruzados eventualmente por un fino rayo de luz”, definen desde el estudio de arquitectura la rehabilitación llevada a cabo en un pequeño casco de bodega que antiguamente usaba como almacén Muebles La Fábrica.
Hay promociones inmobiliarias en la ciudad que derriban inmuebles y fincas con especial interés histórico, caso de las agresiones al patrimonio inmobiliario local que se han acometido recientemente —ambas por el sevillano Grupo Q— en el Paseo de Las Delicias (Laboratorios Luque) o en la calle Pizarro (antiguas bodegas Zoilo Ruiz-Mateos).
Sin embargo, hay otras inversiones en ladrillo que no solo sostienen lo que existe, sino que lo embellecen. Este es el caso de la inversión que, al parecer, unos belgas han encargado cerca de la plaza Silos, en pleno centro de Jerez. Eso sí, que nadie espere una nueva vivienda unifamiliar para repoblar el centro. Se trata de una inversión pura y dura en un nuevo (y espectacular, todo hay que decirlo) alojamiento turístico.
De hecho, dicho alojamiento singular ya está disponible en ‘Booking’, central de reservas online, bajo la denominación de La Bodega Flamenca. Los precios superan los 500 euros la noche para una casa con capacidad para doce personas.
Con 400 metros, tiene piscina privada, terraza, 4 dormitorios, 3 baños, ropa de cama, toallas, TV de pantalla plana, zona de comedor, cocina totalmente equipada y patio con vistas a la piscina.
“Encontramos una bodega muy compacta, donde las calles de servicio originales habían sido ocupadas, y no había apenas patios o espacios exteriores por los que iluminar y ventilar. No era un edificio catalogado, por lo que perfectamente se podría haber demolido. Sin embargo, se adquirió con la idea de recuperarlo para una única vivienda, algo no muy común”, recuerdan desde la oficina de Iniesta Nowell, en declaraciones recogidas por AD España.
Entre los materiales para su espectacular rehabilitación se encuentran los más característicos de la arquitectura bodeguera: caliza de la zona, cal, hierro y madera de pino. Como cuentan desde el estudio en la mencionada revista sobre diseño y arquitectura, el mobiliario se mezcla entre muchas piezas creadas por los propietarios de la finca, “combinando tableros de madera natural barnizados con piezas modulares de Ikea o Leroy Merlin”, cuentan desde Iniesta Nowell.
“Recuperar esta bodega era, sin duda, una oportunidad para encontrar una parte de la ciudad histórica, de esa trama de callejuelas de servicio que conforman la ‘ciudad B’, vinculada al mundo del vino de Jerez. Una ciudad dentro de la ciudad”, culminan desde el estudio.
Como ha podido saber lavozdelsur.es, la inversión, cuyo coste total se desconoce, ha partido de una empresa belga denominada B&S Inmo Consult, domiciliada en Hasselt y dedicada a la promoción de apartamentos vacacionales.
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