Con 176 actividades y casi 38.000 participantes, el beneficio económico de la muestra no solo se refleja a nivel de impacto en la economía local, sino también en la proyección de la 'marca Jerez' en unos 45 países de todo el mundo.
El Festival de Jerez, cuya vigésima edición fue clausurada hace solo unos días, no es solo el muestrario artístico de baile flamenco y danza española más relevante del mundo. Tampoco es solo una de las cumbres formativas más prestigiosas del planeta jondo. Es, además, una enorme oportunidad de generación de riqueza y empleo en el municipio durante las dos semanas largas que dura. Como ha anunciado el responsable de Cultura del Ayuntamiento, el socialista Francisco Camas, la administración local encargará a la Universidad de Cádiz un estudio en profundidad sobre la repercusión y el impacto económico que tiene el Festival sobre Jerez.
Mientras llega dicho análisis, que partirá de encuestas entre sus casi 38.000 participantes -37.900 en 2016, un 13% más-, los datos del balance oficial de la muestra arrojan un interesante dato económico: la muestra ha empleado en su última edición a más de 600 personas, entre artistas y personal auxiliar del área formativa. Esa generación de empleo en la ciudad durante unos días redunda en todo el tejido socioeconómico jerezano: desde hoteles y restaurantes -lo más obvio- a pequeño comercio y transporte público.
El Festival ha organizado este año 176 actividades en 69 espacios con una ocupación-participación media del 95%. El Teatro Villamarta, principal escenario de la muestra, programó 15 funciones con un índice medio de ocupación del 87%, colgando el 'no hay billetes' en 6 de estas funciones. En total, la estimación de artistas contratados asciende a 218 personas. Los otros seis ciclos del certamen, programados en Sala Compañía, Sala Paúl y Bodegas González Byass, registraron una estimación de contrataciones de 198 artistas, mientras que el ciclo extraordinario 'XX Espacios, XX Artistas, XX Festivales' contrató a 88 personas para una ocupación media del 89%. En cuanto al área formativa, se contrataron 19 personas como auxiliares en los cursos, 43 maestros, 51 guitarristas y cantaores -en su mayoría locales-, y se alquilaron además 6 salas privadas para impartir los cursos.
Pero el beneficio económico directo que produce el Festival no es el único indicador. Hay otro más difícil de cuantificar que es el impacto promocional. A la muestra, con 75 medios de comunicación de todo el mundo acreditados, llegaron 1.026 cursillistas (98% de ocupación) para participar en los cursos oficiales -sería imposible medir cuántas llegan para tomar clases en la oferta privada- procedentes de 45 países de los cinco continentes. Según los datos oficiales, el top five de nacionalidades que más se repiten entre las participantes son: Japón (12,48%), Canadá (9,65%), Francia (8,28%), Alemania (7,89%) y Estados Unidos (7,22%). Sin embargo, entre las asistentes para tomar clases en Jerez, convertida en meca del flamenco, llegaron en esta edición alumnas -muchas de ellas profesionales- de Sudáfrica, Tailandia, Australia, Brasil, Taiwan, Singapur, Israel y Estonia. Una batalla promocional que también se libró en las redes sociales, puesto que solo en facebook más de medio millón de personas visualizaron en 16 días los contenidos generados por el Festival, con una audiencia diaria media de entre 40 y 90.000 personas.
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