"El chófer me dijo que está prohibido que una silla eléctrica se suba en el autobús"

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Inmaculada Moreno, una jerezana con espina bífida, denuncia un nuevo episodio vivido en su lucha diaria contra la innacesibilidad del transporte urbano de la ciudad.

"El chófer me dijo que está terminantemente prohibido que una silla eléctrica se suba en el autobús", dice Inmaculada Moreno muy indignada. Ella, que padece de espina bífida desde que nació, lleva pegada a una silla desde muy joven. Hace unos días vivió otro episodio más en su lucha diaria contra el transporte público. "Cada vez que tengo que cogerlo le temo", decía hace unos meses cuando relató a este medio las dificultades por las que pasa cuando intenta desplazarse en autobús por la ciudad.

Viernes. Media tarde. Tras estar varios días ingresada, a la madre de Inmaculada le dieron el alta en el Hospital y volvió en ambulancia a su casa. Inmaculada, como es habitual, cogió un vehículo de la línea 10 para llegar a Vallesequillo, donde reside. Una vez dentro del autobús, no sin dificultad ya que la rampa no funcionaba, fue cuando el conductor del autobús le dijo la frase con la que comienza este artículo, amparándose en una normativa que no existe. "Me quedé muerta", confiesa Inmaculada, que no es la primera vez que se encuentra con problemas a la hora de usar el transporte urbano. “Aunque nunca me habían dicho una cosa así”, apunta.

El cabreo fue monumental y la situación bastante esperpéntica, pero Inmaculada no se plantea por el momento presentar una queja, ya que lo ha hecho en otras ocasiones y no han surtido efecto. “A la (anterior) alcaldesa le dije que las rampas de los autobuses no funcionan y no sirvió de nada, ¿para qué voy a ir al Ayuntamiento? Si no me escuchó ni la propia alcaldesa…” Mañana volverá a usar el autobús. O por lo menos lo intentará, ya que como ella misma dice: “Nunca sé lo que me voy a encontrar”.

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