Cáliz confirma una reunión del gobierno en la que salieron nombres a incluir en el ERE

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El edil de Impulso Económico se reafirma en que no quiso despedir a su director, Manuel Barcell, pero que "compañeros con más experiencia" en política que él abogaron por cambios en su delegación.

Miradas esquivas para no cruzarse con la de afectados por el ERE, caras largas junto a su compañera Felisa Rosado, inseguridad ante la jueza... ¿Le ha merecido la pena a Francisco Cáliz entrar en política? Esa es la pregunta que quizás se haya hecho más de una vez en los último tiempos el propio delegado de Impulso Económico, que a lo mejor, por lealtad a los que le dieron la oportunidad de formar parte del gobierno del Ayuntamiento, está viendo cómo su imagen se pueda estar viendo empañada entre el halo de mentiras y reproches que parece envolver todo lo que rodea al ERE municipal.

Cáliz volvía a comparecer en la mañana del miércoles en calidad de testigo en los juicios individuales por el ERE municipal. Lo hacía con el recuerdo de que no hacía ni un mes que había tenido que ratificar ante la jueza unas grabaciones filtradas en diciembre de 2013, admitidas a trámite por ésta, en las que poco menos que se probaba esa arbitrariedad que ya citó el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), pero que luego el Supremo se encargaría de considerarlo ajustado a derecho.  

En una mañana en la que también tuvieron juicios algunos exempleados municipales mediáticos, como el que fuera presidente de la Unión de Hermandades, Manuel Muñoz Natera, el morbo llegaba a las doce menos cuarto. Le tocaba defender sus derechos al que fuera precisamente director de Impulso Económico, Manuel Barcell, que además, como recordó su letrado, y a pesar de haber sido incluido en el ERE aquel Viernes de Dolores de 2012, siguió ejerciendo funciones de gerente hasta el 16 de diciembre de 2013, hasta el punto de elaborar durante ese tiempo un presupuesto para la sociedad municipal Jerez 21 Speed Festival e incluso acudir a un acto de conciliación laboral representando al Ayuntamiento.

Así y todo, desde el Consistorio se decidió prescindir de él por su "mala gestión" algo que su letrado consideró "kafkiano" a la vista de que siguió trabajando para el Ayuntamiento. "Lo lógico, si tan malas eran sus gestiones, y más en una empresa pública, es que no hubiera tocado ni un papel en el momento de haber sido despedido", afirmó su abogado después de que la letrada de Deloitte justificara que Barcell no realizó gestiones de gerente, sino "gestiones de representación en casos puntuales".

Así y todo, lo más jugoso llegaría con la declaración de Francisco Cáliz, quien se mostró bastante inseguro y hasta cierto punto superado por las preguntas de la parte demandante y de la propia jueza. El edil ratificó lo que ya dijo ante el TSJA, esto es, que si por él hubiera sido, Barcell seguiría estando en nómina en el Consistorio. ¿Entonces? Cáliz no pudo más que poner en la picota a sus compañeros de gobierno al confirmar que, reunidos al completo en el Ayuntamiento meses antes del anuncio del ERE, trataron este tema en el que algunos delegados pidieron la cabeza de diferentes empleados, entre ellos la de Barcell "por su gestión en los últimos años".

Desmontando a Saldaña

Y entonces llovieron las preguntas, centradas sobre todo en conocer por qué acabó Barcell despedido si Cáliz era el responsable de Impulso Económico y estaba en contra de su inclusión en el ERE. ¿Fue una decisión de políticos y no de técnicos? Cáliz, esquivando las balas como pudo, explicó que debido a su "inexperiencia política" se encontró a su llegada a Impulso Económico con una "vorágine" que "no me gustaba", por lo que fue "elaborando un proyecto de reorganización" en la que tuvieron mucho que ver "compañeros con mayor experiencia en la gestión municipal que abogaban por esos cambios que incluían el de personal". La jueza y la parte demandante insistieron otra vez. ¿La decisión última fue de técnicos o de políticos? "Hubo un debate" o  "había técnicos en Recursos Humanos que hicieron valoraciones" fueron algunas de sus respuestas, envueltas en un tono de poca convicción.

Desde luego, esas valoraciones distarían en todo caso mucho de la versión que en su día ofreció ante el TSJA el teniente de alcalde Antonio Saldaña, que llegó a decir que se eligió a los trabajadores más "vagos, quejicas y conflictivos". Lo que sí parece más claro, visto lo visto, es que la tónica que van a seguir teniendo las sentencias es la de darle la razón a los trabajadores

 

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