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Víctor Guerrero, joven jerezano consultor de SAP, un programa informático de gestión empresarial, se mudó hace unos tres años a Cataluña para trabajar en una multinacional.

Después de un año echando currículos, esperando "que cayese la breva", y de acumular trabajos precarios y temporales como teleoperador, el jerezano Víctor Guerrero, con 33 años recién cumplidos y graduado en Administración y Dirección de Empresas, hizo hace tres años las maletas y se marchó a Cataluña. Como tantos andaluces décadas antes, como su hermana once años atrás y como su hermano menor ahora, el joven consultor no ha tenido más remedio que buscar oportunidades laborales fuera de su tierra. En su caso, llevaba empleo bajo el brazo gracias al máster de consultor SAP en finanzas que había hecho un tiempo antes. Seidor, una consultora multinacional que ofrece soluciones integrales a grandes empresas, le entrevistó y finalmente le contrató para su sede de Barcelona. Como consultor SAP (que es el nombre de la compañía alemana que creó este producto informático de gestión empresarial integral), Víctor hace de todo: comercial, formador  y gestor. "No me costó nada tomar la decisión cuando me contrataron. En Jerez no hay opciones. Se tiene asumido que hay que salir porque después te quedas allí y tampoco tienes nada que hacer, esperar a que caiga una breva que sabes que no va a caer", explica al otro lado del móvil.

No hay prácticamente ninguna gran empresa nacional o multinacional, e incluso muchos de los organismos públicos, que no utilicen el producto en el que este jerezano está especializado, por lo que el trabajo a veces le desborda. Aunque no se queja: "Das una formación y analizas qué tienen mal para arreglárselo o para venderle el programa; y al final acabas haciendo un poco de todo, incluidas reuniones de seguimiento con los clientes. Está bien porque tienes mucho contacto directo con los usuarios, no es un trabajo de oficina puro y duro". El giro radical que ha dado su vida llega hasta el punto de haber encontrado el amor en Cataluña, lo que sin duda le ha ayudado a hundir aún más las raíces y hacer feliz su exilio laboral. "No me puedo quejar de mi vida aquí, me he enamorado y todo (sonríe). La verdad que se vive muy bien. Al final es una gran ciudad pero cada barrio son como pequeños pueblecitos. Ahora me he mudado al pueblo con mi novia, en Sant Andreu de La Barca, a 20 minutos de Barcelona, pero las conexiones de tren y Metro son fantásticas, así que muy bien".

Viviendo en Cataluña, trabajando en Barcelona, es normal que llegue la pregunta: ¿y qué tal con los catalanes? "Muy bien, lo que hay son muchos tópicos porque la realidad es que son fantásticos. Se habla desde el desconocimiento porque al final cada uno tiene sus ideales políticos y, por ejemplo, no me he encontrado con nadie que no me responda en castellano; no es cierto que si no sabes catalán no te contraten y cosas así. Mira que mi empresa tiene sedes en Valencia, Sevilla… pero nació aquí, en Vic, un pueblo super catalán, pero no te demandan para nada el idioma como algunos podrían pensar". ¿Se siente la cuestión independentista en el día a día? "Es algo más de la prensa, tanto de la de allí como de la de aquí", relata el joven administrador de empresas. Y añade: "Es algo así como no tengo otra cosa de la que hablar, pues hablo de eso para tapar noticias más importantes. Aquí los que gobiernan llevan años sin tampoco mejorar nada pero tienen el recurso fácil de hablar del independentismo, y así no se exigen mejorar la situación del pueblo. De todos modos, creo que Rajoy ha hecho muchísimo más por fomentar el independentismo que los propios catalanes".

Aficionado al Real Madrid —"ha ganado dos Champions desde que estoy aquí"—, al basket y a montar en bicicleta, Víctor comprueba día tras día la diferencia sociocultural que existe entre Cataluña y Andalucía. "Aquí la gente es muy emprendedora, rápidamente montan sus propios negocios. Quizás en Jerez se estén ahora viendo abocados a eso porque no hay otra cosa pero aquí es cultural, el objetivo es trabajar para uno mismo, todo el mundo es más inquieto y lanzado, y culturalmente ofrece muchísimas más cosas que ahí abajo". Aun así, no oculta que desde la distancia las cosas se ven de otra manera y que, pese a todo, hay muchas cosas que se echan de menos. "Se echa de menos la tierra, la familia, los amigos, sobre todo eso, y las tostaítas en La Moderna, porque aunque aquí haya pan tumaca, vives con el estrés y los bares no tienen nada que ver con los de allí. También se echa de menos la tasca San Pablo… Aquí hay muchas cosas pero no hay tabancos", resume con esa risa que deja aflorar la morriña. 

En 1930 había 40.000 andaluces en Cataluña. 40 años más tarde, en 1970, eran 840.000. Hoy dicen que es la novena provincia andaluza con más de 630.000. Uno de ellos es Víctor Guerrero, jerezano que ya no piensa en volver a su tierra. "Volver es imposible. Además estoy muy bien aquí con mi novia. Ella trabaja en Ferrocarriles de la Generalitat, es funcionaria, y yo con mi experiencia ahora quizás podría encontrar algo en Sevilla pero poco más". Aparte del trabajo, explica que también vive allí su hermana, "que lleva 11 años, y mi hermano pequeño también se ha venido, así que solo queda en Jerez mi hermana mayor". "Es complicado pensar en regresar porque haces tu vida aquí, tienes tu trabajo, estás asentado... al final todo va haciéndose para no volver. Y la tristeza es que al final todos acabamos yéndonos de Jerez porque no hay opciones".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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