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El próximo sábado 29 de julio las ilegales tomarán de nuevo la calle, en el denominado Carnaval de Verano. Un evento que celebra su tercer año consecutivo en la ciudad, tras el exilio por la falta de entendiemiento con el anterior Gobierno.

Cádiz es distinto. Cádiz es especial. Cádiz es así. Este fin de semana las agrupaciones, coros y minigrupos de Carnaval algunos creados para la ocasión, derrocharán arte e ingenio por las calles y plazas de la capital. Un “atractivo turístico más”, según indica la edil de Fiestas, María Romay, desde el Consistorio gaditano que pretende poner en valor “ese carnaval irreverente, menos comercial y menos conocido también fuera".

Este será el tercer año consecutivo que el Ayuntamiento apoye este evento, aunque, como matiza Romay, “tiene un gran componente anárquico”. Fue precisamente esta “anarquía”, la responsable de que en el origen del Carnaval de Verano no tuviera la acogida que tiene ahora, máxime desde los estamentos públicos.

No solo el Ayuntamiento en tiempos de Teófila Martínez como alcaldesa “negó el pan” en sus inicios a este evento, sino que entidades como la Asociación de Autores se mostraban claramente contrarias a través de su entonces presidente Miguel Villanueva. Otros autores influyentes de la fiesta también mostraban su negativa bajo el argumento de “ser cosa del pasado”. Es decir, de la dictadura franquista cuando tras varios años de supresión del Carnaval por la Guerra Civil, se decidió crear las Fiestas Típicas Gaditanas que se celebrarían en el mes de verano.

Hay que remontarse a 2012 cuando a través de una página de Facebook, Luis Lázaro y un grupo de aficionadas empezaran a plantear la posibilidad de repetir el Carnaval en las fechas veraniegas. La idea tenía como punto de partida las condiciones meteorológicas y, como expone la propia concejala de Fiestas en la actualidad, en el verano es cuando más visitantes recibe la ciudad. Toda vez que prosperara la idea y celebrarse el primer año, ya se vio con otros ojos máxime desde el punto de vista económico. No para los grupos en sí, sino para empresarios y comerciantes que obtuvieron unas cifras nada desdeñables, según apuntaba en su momento el presidente de la patronal hostelera (HORECA), Antonio de María.

Exilio callejero

Ese carnaval autogestionado contó con un periplo de dos años exiliado, provocado por unos altercados en el denominado Carnaval Chiquito del año 2013. En la madrugada del 25 de febrero, unas agrupaciones continuaban cantando en la calle cuando fueron sorprendidos por las fuerzas del orden público, que procedieron a disolver la multitud.  Trajo consigo dos detenciones, que fueron condenados a un año de cárcel por desobediencia y resistencia a la autoridad.

Este acontecimiento fue la punta de lanza empleada por las callejeras y romanceros para negarse a celebrar el Carnaval de Verano, que ya sí era apoyado por el Consistorio, “sin las garantías adecuadas”, como exponían desde la Plataforma Por un Carnaval libre, creado para defender los intereses de la fiesta en su más primitivo escenario: la calle. Ante las reuniones infructuosas con el Consistorio, la plataforma tomó la iniciativa de exiliarse en un lugar cercano, siendo Puerto Real el municipio que acogió la propuesta con los brazos abiertos. Todo esto unido a que las entidades vinculadas a la fiesta ya sí estaban por la labor e hicieron lo posible por obtener el control del evento.

Entendimiento consistorial  

Así hasta que, ya con el gobierno de José María González, se retomaron las conversaciones y ese carnaval sin organización aparente pasó a estar respaldado pero, como apunta María Romay, sin programar por su carácter “de improvisación que hace imposible crear un itinerario de hora y lugar en la que cantarán las agrupaciones”. “Esto es también parte de su encanto, ir caminando por las calles de Cádiz buscando las distintas agrupaciones", sostiene la edil gaditana.

El próximo sábado hay una cita con las callejeras, que harán las delicias del vecinos y visitantes por las arterias del casco histórico de la ciudad, sin prisas y con ganas de disfrutar. El Carnaval de Verano, a día de hoy, es un evento más del amplio abanico de oportunidades para escuchar carnaval que hay en Cádiz. Desde los Martes de Carnaval en el Baluarte, impulsado por Autores, hasta el nuevo proyecto de Carnaval en el Trofeo, pasando por la tradicional Semana Cultura de La Salle-Viña o los distintos festivales organizados durante estos meses. El aprovechamiento de este recurso durante todo el año, no solo en febrero, da más argumentos a la solicitud de declarar el Carnaval de Cádiz, como Patrimonio Inmaterial dela Humanidad por parte de la Unesco. 

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Luis Rossi

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