El prestigioso pianista Javier Perianes (Nerva, Huelva, 1978) fue el protagonista del concierto de clausura de la temporada Lírico-Musical de este año en el Teatro Villamarta, sin duda con una velada que alcanzó el alto nivel que hasta no hace mucho era habitual en el coliseo jerezano. Por ello se renuevan los deseos de recuperación del ritmo que hace un lustro tuvo el teatro.

Sobre Perianes pesa aún la idea de que se trata de un “joven prometedor”. Esto se repite con frecuencia en distintos medios, pero lo cierto es que estamos ante un intérprete ya consagrado, dueño de un sobresaliente talento. Galardonado con el Premio Nacional de Música en 2012, hoy es el pianista español de mayor proyección internacional. Ha logrado desarrollar una importante carrera de amplio repertorio, en la que ha aplicado los consejos de maestros como Richard Goode, Alicia de Larrocha y Daniel Barenboim. Sus logros como intérprete lo han llevado a la mayor parte de los festivales internacionales españoles (Santander, Granada, Perelada o San Sebastián), al prestigioso Ciclo Scherzo de Jóvenes Pianistas del siglo XXI y a un amplio circuito mundial que se extiende por los cinco continentes y que incluye, entre otros lugares, Moscú, Shanghái, Tokio, Hong-Kong, Vancouver, Boston, Washington, Nueva York, San Francisco, Los Ángeles, Cleveland, Montreal, Buenos Aires, Santiago de Chile, Bogotá, Quito, Lima, Berlín, Hamburgo, Viena, Varsovia, Bruselas, Amsterdam, Londres, París o Toulouse. Por otra parte, ha participado en Chicago en el proyecto Barenboim on Beethoven, con la grabación para televisión y DVD de unas clases magistrales del propio Daniel Barenboim. En definitiva, como antes señalaba, ya no podemos referirnos a él como una “joven promesa” sino como un reconocido pianista internacional que ha tocado, junto a algunas de las mejores orquestas del mundo, bajo la dirección de Lorin Maazel, Zubin Mehta, Charles Dutoit, Rafael Frühbeck de Burgos, Josep Pons, Michael Tilson Thomas, Jesús López Cobos o Pablo Heras-Casado, entre otros.

El concierto se abrió con la breve Sonata para Piano nº 13 D. 664 de Franz Schubert, una obra compuesta en el verano de 1819 que es habitual en los programas de concierto de Perianes y que ha grabado recientemente en disco. La inteligencia musical con la que el intérprete aborda este repertorio lo hace ser preciso y adecuado desde el punto de vista estilístico, sin superficiales extravagancias, sensible pero no sensiblero, poniendo de relieve los rasgos que singularizan el fascinante corpus creativo de Schubert y demostrando que lo tiene bien interiorizado. Estas mismas virtudes son aplicables a las tres obras ofrecidas a continuación (las Drei Klavierstücke D. 946), compuestas por Schubert pocos meses antes de su muerte y que quedaron sin nombre. Posiblemente su destino fuese un tercer juego de Impromptus, pero su dudosa datación y la estructura de la tercera hacen que su denominación más aceptada sea la de Tres piezas para piano.

La primera parte del concierto se ha propuesto con el título de Viena, al estar dedicada por completo a Schubert. La segunda se organizó bajo el de Granada, al sumar obras que tienen alguna relación, más o menos directa, con esta ciudad.

El Homenaje Le Tombeau de Claude Debussy (1920), de Manuel de Falla, fue compuesto inicialmente para guitarra, destinado a Miguel Llobet, uno de los discípulos más destacados de Francisco Tárrega, que había estado presionando al compositor para que le dedicara una obra. La ocasión, además, fue aprovechada para rendir homenaje a Claude Debussy, fallecido en 1918 y uno de los “padres espirituales” de Falla. En una entrevista con Henri Pruniéres, editor de la Revue Musicales, se comprometió a escribir un artículo y un homenaje musical destinado al número especial que esa revista estaba preparando en recuerdo de Debussy, en el que también participaron Stravinsky, Ravel, Dukas, Satie, Schmitt, Roussel, Bartók, Goossens y Malipiero. El 24 de enero de 1921 fue interpretada por vez primera en París en una versión de laud-arpa por Marie-Louise Casadesus. La versión original fue ofrecida poco después en Burgos, el 13 de febrero siguiente, por Miguel Llobet, el intérprete destinatario de la pieza. La transcripción para piano que se escuchó en el concierto fue realizada por el propio Falla, quien más adelante también la orquestó para incluirla en el segundo movimiento de su suite Homenajes (1939). Javier Perianes, que grabó la pieza para Harmonia Mundi en 2011, enfocó su interpretación de modo ortodoxo, haciendo hincapié en el sombrío ritmo de habanera, marcado mesto e calmo, que indica la partitura. Por otra parte, subrayó aquellos elementos que recuerdan su originaria concepción para guitarra en las escalas rápidas y en determinados acordes. Asimismo, expuso de modo elocuente las reminiscencias de la Iberia de Debussy que la obra contiene y que es el rasgo más explícito del homenaje al compositor francés.

En natural prolongación con la obra anterior, el bloque dedicado a Claude Debussy incluyó tres obras en las que el compositor francés, que nunca visitó Granada, capturó con notable instinto una evocación climática de esta ciudad tan ligada a Falla, en un concepto más relacionable con los imaginarios creados por los viajeros románticos tan difundidos en París que con la realidad. La soirée dans Grenade, incluida en el tríptico Estampes (1903), fue estrenada en 1904 por el pianista catalán Ricard Viñes en París y en la interpretación de Perianes se pone claramente de manifiesto el parentesco de esta pieza con algunas de las que más delante firmaría Manuel de Falla. La puerta del vino surge del envío de una postal coloreada por parte de Falla a Debussy en la que se ilustraba esta parte arquitectónica del conjunto de la Alhambra de Granada. Se trata de la tercera pieza del segundo libro de sus Preludios (1909-1913), aunque el compositor siempre consideró que cada una de ellas tenía entidad propia como obra independiente. La sérénade interrompue es la novena pieza del primer libro de la misma colección. En ellas, el estilo impresionista de su autor llega a su máximo desarrollo, como se pone en evidencia en la complejidad armónica de las dos escogidas por Perianes, interpretadas de un modo introspectivo que conviene a la obra.

De la extraordinaria 'Suite Iberia' (1905-1909) de Isaac Albéniz, Perianes ha elegido, siguiendo el hilo conductor de la segunda parte del programa, 'El Albaicín' (1906)

De la extraordinaria Suite Iberia (1905-1909) de Isaac Albéniz, Perianes ha elegido, siguiendo el hilo conductor de la segunda parte del programa, El Albaicín (1906). Es bien sabido, que las doce composiciones que la integran, agrupadas en cuatro cuadernos, son una de las cimas del nacionalismo musical español, una de las cumbres del repertorio pianístico clásico, además de la obra maestra de su autor. El suntuoso colorido de las piezas, la riqueza formal, la complejidad armónica y la variedad rítmica casi no tiene precedentes; y exigen del intérprete una depurada técnica llena de trampas, que demandan gran concentración y una musicalidad sólida. El Albaicín no es, precisamente, una de las más sencillas. Es la primera de las piezas del tercer cuaderno, en el que se alcanzan las cimas más inaccesibles, que se llegará a publicar después del cuarto, en 1907. Perianes superó con soltura las múltiples dificultades de la obra, resaltando la sorprendente escritura pianística que evoca el sonido de guitarras en el primer tema basado en una bulería, la exposición de una copla recreando sonoridades de instrumentos de púa, un posterior tema de seguidilla muy sutil y la brillante recopilación de los dos temas iniciales. Un pequeño accidente en el acorde final vino a recordar al oyente que el pianista es humano, ya que su interpretación fue extraordinaria, casi inalcanzable. Tanto que su prestación no se empequeñece ante las gigantescas interpretaciones, por otra parte muy diversas, de Alicia de Larrocha, Esteban Sánchez o Joaquín Achúcarro.

La suite para piano basada en 'El Amor Brujo' de Manuel de Falla también es frecuente en los programas de concierto de Perianes

La suite para piano basada en El Amor Brujo de Manuel de Falla también es frecuente en los programas de concierto de Perianes. El origen de El Amor Brujo, obra emblemática de la primera etapa del compositor gaditano, estuvo en un encargo de la cantaora y bailaora Pastora Imperio para un espectáculo en el que pudiese mostrar su triple faceta de actriz, bailarina y cantante. De ahí nació la primera versión para una voz flamenca y un reducido grupo de quince instrumentos el 15 de abril de 1915, en el Teatro Lara de Madrid, que fue bautizada por su autor como "gitanería". Casi un año más tarde, la versión de concierto, sin canciones ni texto, fue interpretada por vez primera en el Hotel Ritz de Madrid el 28 de marzo de 1916. Tras varias y sucesivas versiones, Antonia Mercé 'La Argentina' estrenaría la transformación de Falla en un ballet para orquesta sinfónica el 22 de mayo de 1925, en el Teatro Trianon-Lyrique de París, con las partes cantadas asignadas a una voz lírica de mezzo-soprano y eliminando el diálogo hablado. Con este nuevo formato, la obra triunfó y tuvo su versión más conocida y difundida. En este concierto se escuchó, obviamente, la transcripción para piano de algunos de los fragmentos de la composición (Introducción, Pantomima, El Aparecido, Danza del Terror, El círculo mágico, A medianoche y Danza Ritual del Fuego), una especie de suite que ha sido vehículo de expresión de prestigiosos pianistas como Esteban Sánchez o Alicia de Larrocha, y de la que Perianes ofreció una idiomática versión que no palidece ante la de sus ilustres precedentes. Digitación limpia, atención absoluta a las dinámicas, expresividad y una notable capacidad de comunicación con el oyente.

Como mencionaba al principio, con este precioso y ambicioso programa, magistralmente interpretado por Javier Perianes, se clausura la Temporada Lírico-Musical 2016-2017 del Teatro Villamarta.

Teatro Villamarta, Jerez, 26 de abril de 2017. Javier Perianes. Schubert: Sonata para piano D. 664; Schubert: Tres piezas para piano; Falla: El Homenaje Le Tombeau de Claude Debussy; Falla: El amor brujo; Debussy: La soirée dans Grenade;  Debussy: La puerta del vino; Debussy: La sérénade interrompue; Albéniz: El Albaicín.

Sobre el autor:

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Joaquín Piñeiro Blanca

Profesor Titular de la Universidad de Cádiz. Departamento de Historia Moderna, Contemporánea, de América y del Arte.

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