David Monthiel: "El Carnaval es un arte marcial que aprovecha cualquier tipo de música y siempre gana"

El escritor gaditano presenta su nuevo libro 'Historia General del Carnaval del Cádiz', el próximo 15 de abril, en el Espacio de Cultura Contemporánea de Cádiz (ECCO)

El escritor gaditano David Monthiel, autor de 'Historia General del Carnaval del Cádiz'.
El escritor gaditano David Monthiel, autor de 'Historia General del Carnaval del Cádiz'. Jaime MdC

David Monthiel cambia la ficción por la historia, sin cambiarse el tipo carnavalero, en su nuevo trabajo para la editorial El Paseo. El creador de la gaditana trilogía del detective Bechiarelli repasa la historia del Carnaval de Cádiz desde sus orígenes clásicos hasta la actualidad, con un toque ensayístico y su particular escritura "marca de la casa". Destacan temas como la negritud y el pasado esclavista del puerto de Cádiz o la importante aportación del carnaval al flamenco. El reconocimiento y la integración de la mujer en el Carnaval sigue siendo una asignatura pendiente, a pesar de participar desde sus inicios, apunta. Además, "lo mismo te hablo del Tío de la Tiza que de Walter Benjamin, que de Gramsci, que de Cañamaque", dice Monthiel, que presentará el libro el próximo 15 de abril, a las 19.00 horas, en el Espacio de Cultura Contemporánea de Cádiz (ECCO) acompañado por el investigador y periodista Javier Osuna. 

Recoges en el libro una cita de Fernando Quiñones que afirma que "la geografía carnavalesca es eminentemente portuaria".

Esta no es la cita que abre el libro. Son otras dos: la del Noli y la letra de los Autómatas Maggin —que es ya un cante por alegría muy famoso—, pero confirma la teoría de Javier Osuna de que el Carnaval ha aportado muchísimo al flamenco. La cita de Quiñones está sacada del prólogo de un disco que editó, curiosamente, la Caja de Ahorros de Jerez: Carnaval de 1875 a 1975. Quiñones hace una introducción en la que expone la tesis de que los carnavales más importantes se celebran en puertos, ya que son lugares fronterizos donde nace, crece y se reproduce el pensamiento avanzado, la novedad, la distancia irónica con todo. Algo que afecta a las músicas que se producen. Cádiz tiene a los ilustrados y la gente que contrató a Haydn, pero a la vez tuvo un montón de majos, tuvo flamencos, y un poderío popular muy profundo caracterizado por una frescura de pensamiento. En definitiva es una cita que defiende que los puertos son lugares de intercambio y de progresía e incluso hasta de burguesía progresiva. Y en Cádiz se da destacadamente.

¿De dónde le viene a Cádiz ese pitorreo crítico-creativo trimilenario?

Ese pitorreo trimilenario es un mito que forma parte de nuestra reconstrucción memorialista en relación a la antigüedad de esta ciudad. Objetivamente creo que no es sostenible, aunque en el libro hago un repaso de los hitos musicales de la ciudad, desde el testimonio de Heródoto sobre las leyes en verso de hace 6000 años de los pobladores de las Gadeiras. Recuerdo a las puellae, de las musicae escolastikae del Periplo de Hanon… Es cierto que Cádiz siempre ha sido una ciudad muy musical, siempre ha estado jalonada por una serie de cuestiones musicales que han quedado en la historia tanto antigua como moderna. Creo que el Carnaval es eminentemente moderno, entendiendo la modernidad, como hablan los decoloniales, desde 1492, es decir, desde el descubrimiento del Atlántico, la invasión de América y la acumulación originaria de riqueza y saberes y un montón de cosas más.

¿Por qué se da aquí el tema de la palabra, la ironía y la música? Creo que tiene que ver con una especificidad que va con la mezcla y el mangazo que se hace de todo: de lo negro se manga el ritmo, los tambores, el baile, el cachondeo a la hora de hablar, el desparpajo y la poca vergüenza, pero de lo italiano (burgués), las melodías y las máscaras. Como sabemos, Cádiz es una ciudad interclasista, actualmente incluso, y permite que haya zonas de encuentro entre el pueblo y los burgueses; los ricos y los pobres; los ilustrados y los supuestamente ignorantes. También está la ironía política debido a lo política que ha sido esta ciudad en relación a muchas cuestiones y a cómo se tratan los temas. Es una ciudad americana en Europa, desarrolló la distancia irónica con las cosas y lo que decíamos antes de la novedad. El Carnaval es una forma de estar y vivir con música y con arte. 

"El proceso de pérdida de lo local identitario fluctuará en función de las propias dinámicas del Carnaval"

¿Cómo ha sido el proceso de documentación? Es la primera vez que haces un trabajo de estas características, ¿no?

Todo surge por el encargo de la editorial El Paseo. Aproveché la documención de mis novelas de Bechiarelli para dar comienzo al tremendo viaje por épocas, murgas, comparsas y autores. He intentando aplicar mi estilo y mi forma de encarar un texto de forma amena y divulgativa y con el bilingüismo que yo utilizo, que es un poco la marca de la casa. Lo mismo te hablo del Tío de la Tiza que de Walter Benjamin, que de Gramsci, que de Cañamaque. El proceso de documentación consistió en leer muy atentamente a los que yo llamo cariñosamente los súpertacañones. Recogiendo su relato y adobándolo con una serie de tesis que creo se deben aposentar en la historia carnavalesca, como la de la negritud y su influencia. Que ya apuntaron Ramón Solís y Javi Osuna. Me lo he pasado muy bien en todo el proceso, he escuchado mucho Carnaval y he repasado mi memoria sentimental. Un placer, vamos.

Las carnestolendas... 

Es una forma de referirse al tiempo antes de la Cuaresma. Julio Caro Baroja afirma que el Carnaval es una fiesta hija del catolicismo. En carnestolendas se permiten tres días de locura, de carnalidad, de ebriedad antes del recogimiento cuaresmal. Esto tiene que ver con ritos antiguos que el cristianismo adaptó a su norma y al calendario, los santos, fiestas y estas cosas… Por tanto, las carnestolendas sería la definición del Carnaval antiguo o del Carnaval supuestamente medieval. Aunque en la Baja Andalucía no hubo medievo, sino hubo una civilización que no tiene nada que ver con la Edad Media y se llamaba Al-Ándalus. 

Hablas de los villancicos negros. ¿Guarda esto relación con el pasado esclavista y la negritud de Cádiz?

Esto del pasado esclavista y la negritud tiene mucho que ver con la historia borrada de la diáspora afroatlántica, que es como se llama técnicamente, y a la que Cádiz pertenece, como pertenecen Sevilla y Lisboa. Son los puertos esclavistas de Europa. Aquí es conocido que salió un coro llamado El callejón de los negros y aún existe una calle. Todo procede de la Compañía de Negros de Cádiz. La compañía gaditana de negros iba directamente a comprar a África. Por eso el mercado de esclavos en Cádiz era bastante importante. Es Arturo Morgado quien afirma que, aproximadamente en el siglo XVII, hay un 15% de la población negra tanto en Cádiz como en Sevilla. También hubo algunos libertos ricos como Manuel Machuca. El rastro de la negritud gaditana se pierde en la segunda generación que siempre se ansiaba blanquear, por ejemplo, con matrimonios mixtos para que desaparecieran los problemas de racismo. Los vestigios que nos quedan son volátiles. Es lo que decía Walter Benjamin, que ni los muertos están a salvo de los vencedores. Porque no queda nada. Queda la caja y el bombo, los ritmos de doce tiempos, el baile. La memoria inmaterial. Este pasado borrado tiene vital importancia para entender la música de Cádiz. La negritud está ahí, como la metáfora de Benjamin del enano que juega al ajedrez y que está dentro del autómata y que es el que siempre gana la partida.

"El Carnaval es una música porosa, popular y mangante que ha aportado muchísimo al flamenco"

Carnaval y flamenco. ¿Qué pasa ahí?

El Carnaval es una música porosa, popular y mangante –o reapropiadora de músicas de allende el Atlántico– que ha aportado muchísimo al flamenco. Y el flamenco, como dice Faustino Núñez, es una forma artística del folclore. Ambas son músicas nacidas de aquello que llamaba un monje muy chirigotero "El Emporio del Orbe". Cádiz, claro. Hay que aclarar que el flamenco ha estado en los teatros desde el minuto uno, es decir desde su nacimiento, a todas luces y con papeles, en Cádiz. Es la música más impura que hay. Así lo demuestran las aportaciones en letras y palos –como el tango– que le ha aportado el Carnaval. También nace influido por la música americana y por eso que debe calificarse de música de vuelta. De ida sólo llevaron la muerte, el expolio y la destrucción de la cultura indígena. El tango llega de Cuba, con tres tanguitos que descubre José Luis Ortiz. Y llegan a Cádiz y se adaptan a la ciudad, se reapropia. Eso se convierte en tango de carnaval. ¿Qué ocurre? Que Enrique Mellizo, el genio Mellizo, lo adapta a la cadencia andaluza, ralentizándolo y metiéndole jipío, melismas. Y aparece el tango flamenco. Originariamente el tango es negro. Y el flamenco es una creación de Enrique el Mellizo. La idea es que el flamenco ha sabido aprovechar con muchos tangos de Carnaval, con muchas letras como la de “San Juan con el deo tieso”. Una letra que cuenta la caída de un balcón en la salida del Nazareno en 1880. Demófilo la recoge sin nombrar que realmente es un tango de carnaval. Como digo, el Carnaval es un arte marcial que aprovecha cualquier tipo de música y siempre gana. Y le ha aportado también figuras como Palomar, Juanito Villar que salió en Los Beatles de Cádiz. Por eso Cádiz es cuna de los cantes, como dice Javier Osuna. 

La censura no logró silenciar las coplas carnavalescas del todo, aunque represión hubo...

La censura aparece desde que se considera que la gente que sale a cantar a la calle necesita presentar las letras y quiénes son los componentes, y dónde viven. Eso pasa desde finales del siglo XIX y desde antes. La censura siempre ha existido. No solo oficial sino desde la prensa burguesa que rechazaba lo que para ellos era una fiesta bajuna de expresiones brutales en las que el pueblo disfrutaba. Algo que no era representativo de una ciudad tan fina e ilustrada como era Cádiz. Paradójicamente el control de las agrupaciones ha hecho que tengamos recogidas letras de numerosas agrupaciones, por ejemplo, de Las viejas ricas o de muchas otras. Como sabemos, tras el alzamiento militar del Ejército en 1936, en Cádiz no hubo guerra sino represión sistematizada. Como los dos cuerpos que aparecen en la Plaza de las Viudas con un tiro en la cabeza. Dos hombres que tienen que ver con La murga de Puerta Tierra, casi siempre escrita por Juan Sevillano y Manolo León, una murga muy cañera y muy política. Esta ejecución tiene que ver con El frailazo y sus tragabuches, que salieron en el año 34, y tres años después los que se sintieron molestos por la chirigota se vengaron. José Ragel, que entró en la cárcel del Puerto y desapareció, el Gran Quintana, Macías Retes, al que le fusilaron a su hermano y cuñado, y muchos más sufrieron la represión. Pero sobre todo será la historia del cuñado de Paco Alba, el alcalde Manuel de la Pinta, que fue fusilado y fue la madre de Paco Alba quien retiró el cuerpo del foso de Puerta Tierra. Fletilla antes de la guerra firmaba como Ramón Ríos, y estaba afiliado a la CNT. Toda su vida fue albañil. Fue detenido y lo mandaron al frente.

En definitiva, la represión actuó sobre muchos carnavaleros. Prohibieron las coplas y el disfraz. Tras La explosión, gracias a la iniciativa de Aramburu le pidieron al gobernador civil que permitiera los coros. Ya de la resistencia estaba como se representa en El Bache, la comparsa de Rosado. Aunque se tiene constancia de una expedición al Sáhara para cantar coplas franquistas. Resistió porque permaneció en la memoria de los viejos carnavaleros. Hubo La resistencia de la piñata Gaditana, que digo yo. Hasta que ya se permite la fiesta de los coros en 1948, a partir de ahí se ve que es muy interesante para la ciudad desde el punto de vista económico que haya gente de fuera que venga a ver carnaval y se potencia la fiesta típica. Y los pobrecitos empiezan a cantar cuplecitos verdes para los gozantes del Régimen.

'Los vendedores de agua de Cántaro del siglo XIX' (1936)
'Los vendedores de agua de Cántaro del siglo XIX' (1936).

Vamos a lo importante, ¿cuántos duros antiguos encontró mi suegra como ya dije?

Seguramente que alguien habrá contado, en más severo frikismo gaditano, los duros que se encontraron. Pero yo no sé cuántos. Lo importante de ese hecho es que se hace fedetario de un suceso de la vida cotidiana del Cádiz de la época. Y permite a un máquina como el Tío de la Tiza convertirlo en una copla perfecta del Carnaval de Cádiz, que tiene en las partes de acordes mayores la guasa de la suegra y en las partes de acordes menores las penurias y miserias de una ciudad que vive el periodo de mojón después de un periodo de esplendor relacionado con la Modernidad, el comercio con América y todo ese rollo. La genialidad del Tío de la Tiza está en coagular en una letra un momento muy concreto en base a la maestría musical.

Carnaval como fenómeno (casi) de masas vs resistencia local e identitaria.

Esto es un debate muy antiguo. Desde Las viejas ricas el Carnaval triunfa donde va. Actuaron en Uruguay, en Madrid, en Málaga, en Sevilla… La supuesta novedad de que una agrupación triunfe fuera es muy antigua. Nadie ha inventado nada y todo lo ha inventado el Tío de la Tiza, ya que sus tangos se convierten en una música popular que empapa a las clases populares y sale hasta aparecen El Árbol de la ciencia, de Pío Baroja. Esta dicotomía o dualismo local/masas tiene que ver con el efecto televisión y la normalización de los discursos para que se entiendan sin las claves rapidísimas de Cádiz. Se equivocan, y mucho, los y las que creen que el Carnaval de Cádiz es solo el concurso. E ignoran que el concurso aparece por las restricciones y censuras de las autoridades que obligan a las agrupaciones a adecentar lo más grotesco que se cantaba en las calles del siglo XIX. Luego, tras la larga noche del franquismo, se recuperó y afianzó como única posibilidad en una sociedad con miedo a las cunetas y cansada históricamente tras la represión. Luego llegó la tele y creó ese monstruo mediático de figuras y autores, de dimes y diretes, de veneno y competición salvaje. El Carnaval está en la calle y uno canta donde quiera, como quiera y a la hora que quiera. Ojo: no estoy en contra de un proyecto de industria carnavalesca y de contratos. El proceso de pérdida de lo local identitario fluctuará en función de las propias dinámicas del Carnaval. Será un proceso que algunos vamos a vivir con dolor y contradicciones y otros lo aprovecharán para ganarse la vida y crear una industria carnavalera y de turismo, como siempre ha sido.

"El libro es más 'comparsista' porque es la modalidad que ha vertebrado la época moderna por el éxito"

¿Ha cambiado tu visión del carnaval tras escribir este libro?

Más que cambiar, la ha hecho profunda, más afilada, más acerada y ser consciente que es una cultura madre y magna para mí y para mucha gente, que ha organizado muchísimas cosas que he vivido y que soy. Yo he estado vestido de piconero, he pasado frío en la cabalgata, me he cogido un moraso con 14 años por lo callejones, las bullas… Y tiene mucho que ver con mi forma de hacer narrativa. Me ha descubierto la grandeza del Tío de la Tiza, la enjundia que tenía Paco Alba, la magistralidad y la facilidad que tenía Cañamaque, la política y el compromiso que mostraban Manolo León y Juan Sevillano. Y sobre todo la falta de autoras y mujeres y cómo se relegó las mujeres a un segundo plano.

Y evitando las comparaciones odiosas, ¿qué destacarías del Carnaval antiguo y del actual?

Como decía antes, en Carnaval todo está inventado y todo es un ritornelo. Y si no se sabe es por falta de conocimiento o ignorancia. Del Carnaval antiguo destaco que era un Carnaval de trabajadores, de currantes, que salían a divertirse y a ganar algo de dinero postulando en las calles, Pero también a reírse de todo, hasta de la gente pudiente. La calle se convertía en un lugar de creatividad, cachondeo y poca vergüenza. Del Carnaval moderno destacaría la estetización de la forma comparsa con los últimos autores. Es decir, los cambios en las metáforas, en los conceptos, en la escenografía y los discursos. Es un desarrollo estético de la comparsa y de la forma Carnaval más allá de la sofisticación de Paco Alba que ha llegado a discursos muy complicados y elaborados como La eternidad, Los Peregrinos o Los Carnívales.

¿Por qué gustan tanto las comparsas y tan poco los coros en la actualidad?

Voy a hacer una declaración polémica. Pienso que el coro no es la esencia del Carnaval de Cádiz. Creo que porque es un tipo de formación que se ha dado en el Carnaval, igual que se dieron los dúos, los tríos y los cuartetos, y sobre todo la murga. Lo importante es la forma "cantar en la calle", juntos, en común y con una serie de instrumentos y un disfraz con el que se hace tipo y que se convierte en una forma de performatividad irónica. No creo que el corismo sea lo más importante del mundo. 

El libro es más "comparsista" porque es la modalidad que ha vertebrado la época moderna por el éxito. Los autores de comparsa, desde que se inventó la modalidad, han marcado época y han traspasado fronteras. Paco Alba, Antonio Martín, Antonio Martínez Ares y Juan Carlos Aragón. Desde los años 60 para acá. Cañamaque, como omnívoro que era, escribía cualquier cosa. El Tío de la Tiza escribía coros, sí, pero luego no ha habido un autor de coros que sea significativamente importante para el resto de la humanidad y a la altura del genio de Antonio. Los comparsistas son los que rompen la baraja y por eso le dedico una gran parte de esta historia. 

"Sería interesante que hubiera discursos femeninos y feministas en boca de hombres o agrupaciones de hombres escritas por mujeres, o viceversa"

¿Y las mujeres?

Desde que tenemos noticia del Carnaval de Cádiz las mujeres participan de forma muy activa. Eso es fundamental para el nacimiento y el origen del Carnaval. Pero a lo largo de la historia la mujer, por todo lo que sabemos y cada día tenemos que recordar a muchos, da pasos atrás y se convierte en un exorno, en una ninfa, en una reina de la fiesta que no participa con letra y música. El piropito, la letra de homenaje...  Es una asignatura pendiente del Carnaval. Y es una pena que el Carnaval no haya tenido y disfrutado de la expresividad femenina y se haya abusado de la mujer como protagonista de letras soeces, de las Carmeluchis y de ese chiste tan visto como el que los genitales huelen a pescao, algo insostenible. Un humor zafio muy revisable. Creo que la explosión última de mujeres autoras, sobre todo en la calle, me parece muy interesante y debe fomentarse. Pero también en el concurso. Quizá sea uno de los cambios que veamos: la incorporación de puntos de vistas femeninos en temas más que vistos que el tebeo en las letras. Sería interesante que hubiera discursos femeninos y feministas en boca de hombres o agrupaciones de hombres escritas por mujeres, o viceversa. Eso sería lo más interesante para la forma concurso. Figuras en la historia hay: La Hito, Adela del Moral… Son poquitas, pero sigue siendo una asignatura pendiente para una fiesta tan creativa y hermosa como esta.

Sobre el autor:

Carmen Marchena

Carmen Marchena

Gaditana. Periodista feminista por vocación y compromiso. Empecé en las redacciones de Ideal Granada y Granada Hoy. He pasado por eldiario.es/Andalucía. Parte de El Salto Andalucía desde sus inicios. Tengo dos ídolas: mis abuelas Carmeluchi y Anita. Defensora de los Derechos Humanos y la Memoria. Sin más dilación, papas con choco o barbarie.

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