Con un Sábado Santo a medias en Jerez, se despide una Semana Santa que ha dejado a 32 cofradías en 'casa'

No pudo ser un Sábado Santo completo. Dos salieron y dos se quedaron en sus templos en una jornada que amaneció lloviendo y así siguió hasta primeras horas de la tarde. Esa tregua hasta la medianoche provocó que Santa Marta y la Mortaja salieran mientras que el Santo Entierro y Cristo de las Almas decidieran lo contrario.

La Semana Santa de este año pasa ya a la historia como la más lluviosa que se recuerda. El precedente más inmediato fue en 2011 cuando se quedaron sin salir 16 cofradías. En este 2024 la cuenta va por 32 que o no pisaron la calle o hicieron un tímido intento de salir como el Perdón. La única que hizo su recorrido completo y sin incidencias de lluvia fue la de La Paz el Lunes Santo. Estos son algunos datos que ponen de manifiesto lo tremendo que han sido estos días desde el Domingo de Ramos en adelante.

La del Traslado al Sepulcro se reencontró con su Sábado Santo. Fue en 1980 cuando salió en esta jornada por última vez, por lo que 44 años después empezó a reescribir su historia en Semana Santa en el día en el que por primera vez procesionó como hermandad.

Para enaltecer este acontecimiento, la hermandad contrató a la banda del Rosario de Cádiz, que dio buena muestra de su calidad una vez más en Jerez, después de haber abierto la Semana Santa de Jerez el pasado Sábado de Pasión con la Entrega. No hace falta señalar que el efecto llamada de esta formación surtió su efecto con un seguimiento masivo de este paso. Con tanto correr y acelerar el paso, se producjeron grandes cortes en el cortejo. 

Ante la ‘sequía’ cofrade, que no meteorológica, que se ha vivido, la gente se echó a la calle a disfrutar de lo que había. La cofradía de San Mateo ofreció un precioso recorrido de ida que la llevó hasta las puertas del convento de las Hermanas de la Cruz, religiosas que le cantaron a los titulares de la hermandad. Durante su paso por Carpintería, abarrotada, ofrecido momentos de pericia costalera acompañada por las cornetas del Rosario.

En el cielo seguían alternando nubes y celestes. Todo tranquilidad en lo tocante a lluvia. Llegó el tiempo de disfrutar de la cofradía, de la música, de una hermandad transitando por las calles añejas de la ciudad hasta alcanzar la Carrera Oficial. Tal vez ahora que la cofradía inicia una nueva etapa podría ir pensando qué hacer con el bordado a medias, que aún saca a la calle, en el manto del Patrocinio desde que fue estrenado así en la década de los 80.

El sonido de la campana del muñidor anunciaba el transitar silente de la Hermandad de la Mortaja a la que se le concedieron 25 minutos más ante los retrasos en las salidas provocados por la toma de decisiones. La cofradía de Capuchinos no tuvo dudas más allá de las razonables a la hora de decir sí a estar en las calles.

Este año han subido un escalón más en ese carácter que poco a poco afianzan en la hermandad en todos sus aspectos, entre ellos el musical. La capilla música habitual fue sustituida por una coral, la de Virgen de la Escalera de Rota, que acumula un notorio y reconocido recorrido en este género.

Las voces del orfeón precedieron al grandioso misterio aún en talla y decorado con clavel rojo perfilando la crestería del canasto. También hubo cambio en el llamador, que este año lo ha cogido Eduardo Biedma. El cortejo corto, pero bien ordenado como corresponde a las hermandades de silencio y negro.

Al menos el epílogo nos dejó sensaciones de una Semana Santa  normal con gente en las calles viendo hermandades y con los palcos, si no llenos al menos con una aceptable presencia de abonados. Llega el momento de ir evaluando lo vivido, que por lo poco que ha habido, las conclusiones irán más allá de lo meramente cofrade para entrar en las otras cuestiones ‘colaterales’ que han sucedido.

Entre estas si se ha tenido más corazón que cabeza a la hora de decidir si salir o quedarse en casa. Ha habido más de lo segundo, que ha vencido a las ganas en favor de la prudencia. Una buena muestra de madurez. No en vano han sido, como señalábamos, 32 cofradías sin salir o pisaron la calle unos pocos metros. Una Semana Santa en la que, que se sepa ahora mismo, se ha cobrado una ‘víctima’ con la dimisión del hermano mayor de la Clemencia por los episodios que sufrió el Martes Santo.

Renuncia que ha dejado una oscura estela en cuanto al trato recibido en la Catedral y la sentencia que aseguró haber recibido: ’las hermandades no son bien recibidas en la Catedral’. Hay hermanos mayores que están dispuestos a pedir que se profundice en el asunto y se aclare todo “con todas sus consecuencias”.